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El sello Fairtrade certifica que se cumplen los criterios del comercio justo. Fotografía: Pablo Tosco / Intermón Oxfam
El próximo sábado, 11 de mayo, es el Día Mundial del Comercio Justo.Algo que, en verdad, me produce cierta tristeza. Los días mundiales tienen un punto de "premio de consolación". Puesto que durante todo el año pasamos olímpicamente del comercio justo, le permitimos que salga a la calle un día al año, que plante mesas plegables para vender café y chocolate, que remueva vagamente nuestras conciencias con sus informes y proclamas y adiós muy buenas, hasta el año que viene.
Me ponen triste días así porque revelan que nos importa muy poco qué consumimos. Nos importa el precio, eso sí. Y por precio entendemos lo que abonamos al pasar por caja. Pero lo aparentemente barato puede salir caro. Eso suele decirme mi madre. ¡Y cuánta razón lleva! Lo barato sale caro porque tras ese precio ajustado estamos pagando a veces sin pretenderlo relaciones comerciales injustas, explotación laboral y de mano de obra infantil, negación de derechos laborales, destrucción de recursos naturales, discriminación entre hombre y mujer... Esto por mencionar algunas lindezas. La tragedia de Bangladesh está devolviéndonos la imagen del espejo y, no es sorpresa para nadie, no salimos muy bien parados. Ojalá que de todo ello surja una revisión colectiva sobre lo que entendemos por precio.
Me gusta el comercio justo por todo lo que no es, a saber, esas lindezas citadas en el párrafo anterior, y por lo que genera en mí: me obliga a tomarme en serio como consumidora.
El año pasado tuve la suerte de conocer a una mujer de un grupo productor de café de comercio justo de Nicaragua. Eva Pineda, que es técnica de la cooperativa Aldea Global, me contó de la discriminación atávica que sufre la mujer rural en Nicaragua, de las jornadas interminables de trabajo durante la época de cosecha, pero también de cómo su cooperativa reinvierte los beneficios en la comunidad, en forma de clínicas móviles, asistencia técnica, créditos y en un programa de género que tiene por objetivo ayudar a las socias a acceder a la propiedad de la tierra que se les niega por ser mujeres, campesinas y pobres. Una triple maldición. Una tierra que les pertenece por herencia aunque no haya papel ni registro oficial de por medio. Y me dije a mí misma que a partir de entonces sólo compraría ese café, porque huele a justicia y a libertad.
Quizá tú también quieras conocer otras alternativas de consumo porque sospechas que sin pretenderlo estás colaborando con un sistema injusto, que premia al listillo y castiga al honrado. O quizá no creas que hay alternativas reales, prácticas, al alcance de tu mano y de tu bolsillo para escapar del consumismo desaforado. Si es así, estás de suerte: has encontrado tu blog. Aquí te daremos a conocer muchas opciones para pensar y practicar otro tipo de consumo, más responsable, justo, alternativo, ético, sotenible, bio, consciente, eco-nómico, orgánico, transformador, colaborativo, slow, ecológico... Por adjetivos no va a quedar. ¿Te apuntas entonces al Alterconsumismo?
Si quieres conocer más sobre el comercio justo, los criterios que lo rigen, y sobre las actividades que se celebran el sábado 11 por toda España con motivo del Día Mundial, consulta la página web de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo.
Comentarios
Creo que cada vez más va calando la idea en la sociedad de que como consumidores somos rensponsables de que modelo alimenticio queremos apoyar.Estoy seguro que a la mayoría de las personas si le explicas una a una estas reivindicaciones las apoyarían sin dudar, lo que ocurre es que muchas veces se nos olvida en el día a día nuestra parte de responsabilidad en un hecho tan cotidiano como hacer la compra.
Gracias por este blog tan necesario y oportuno! Ya me he hecho fan. Las decisiones que tomamos como consumidores (es decir todos nosotros y a diario) determina como una empresa se va a comportar, que leyes se van a aprobar, como viviran millones de personas en el mundo... Estoy de acuerdo que, como dice este primer post, es un ejercicio de democracia. Y no tenemos que esperar 4 años para ejercerlo. Lo podemos hacer cada vez que vamos de compras. O no vamos.
Gracias por este blog tan necesario y oportuno! Ya me he hecho fan. Las decisiones que tomamos como consumidores (es decir todos nosotros y a diario) determina como una empresa se va a comportar, que leyes se van a aprobar, como viviran millones de personas en el mundo... Estoy de acuerdo que, como dice este primer post, es un ejercicio de democracia. Y no tenemos que esperar 4 años para ejercerlo. Lo podemos hacer cada vez que vamos de compras. O no vamos.
Felicidades Anna por el artículo, realmente leerlo es como escucharte en vivo y en directo, para quienes tenemos la suerte de habernos cruzado en un punto del camino. Y felicidades por el blog, porque realmente, educar en el consumo, y en cómo a través de él podemos favorecer unas reglas más justas, es educar en salud y en responsabilidad. Gracias!
Hola Ana:De un tiempo a la fecha, he intentado mantener esa forma de consumo, no niego que los avatares o vicisitudes que se presentan a veces terminan desalentandote, sin embargo, la sensacion de hacer lo correcto, de pagarle directamente a quien ha elaborado o producido un bien, hace que valga la pena, el reconocer y entender que mi retribucion ayuda a sostener de manera digna a quienes ponen el teson, el trabajo y el esfuerzo me parece que es la mejor manera de recompesarles... lo que ha motivado mi decision de hacer de esto una forma de vida es el hecho de que regularmente los intermediarios son quienes contribuyen a la explotacion de seres humanos, escasez de bienes, especulacion por medio del acaparamiento de productos, etc., dificil vencer a los grandes conglomerados, sin embargo, mal haria al mantenerme pasivo y no intentarlo.
Es difícil no caer en la tentación de comprar camisetas inditex a 2 y 5 euros. Lo que nos parece un chollo, suele ser explotación al otro lado de la cadena de producción. Excelente iniciativa, gracias por este oportuno blog.
Si todos hiciésemos lo mismo llegaría el día que no tendría razón de ser esta iniciativa ya que no existiría el lo que la motivó...... pero supongo que es una utopía....
Muchas gr5acias por mostrar que el comercio justo no es cosa de unos cuantos alternativos y que es una herramienta real de lucha contra la pobreza.El año pasado conocí a unas productoras de café de comercio justo de una cooperativa de Nicaragua que contaban que gracías a la reinversión en la comunidad de los beneficios obtenidos de la venta de su café, habían puesto en marcha el programa cultivando tu salud, gracias al cual a todas las mujeres de su comunidad se les realizaban unas pruebas para detectar un tipo de cáncer que es curable si se diagnostica a tiempo. Si no hubiera existido este programa desarrollado gracias al comercio justo, muchas de ellas hubieran muerto.