Cartas al director

Racionalización del gasto

El sábado pasado EL PAÍS publicó un excelente artículo titulado Fármacos a precio de oro, solo si funcionan. Sin embargo, como profesional creo que mezclar “recortes” con “racionalización del gasto” crea confusión y desconfianza tanto a pacientes como a sanitarios.

Con dinero público (dinero que permite financiar la sanidad y beneficiarse de la misma incluso a los que eluden pagar sus impuestos), siempre debería preocuparnos que la relación entre eficacia, seguridad y coste-efectividad permita que la sanidad sea sostenible, y no solo porque la fuerte restricción presupuestaria ...

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El sábado pasado EL PAÍS publicó un excelente artículo titulado Fármacos a precio de oro, solo si funcionan. Sin embargo, como profesional creo que mezclar “recortes” con “racionalización del gasto” crea confusión y desconfianza tanto a pacientes como a sanitarios.

Con dinero público (dinero que permite financiar la sanidad y beneficiarse de la misma incluso a los que eluden pagar sus impuestos), siempre debería preocuparnos que la relación entre eficacia, seguridad y coste-efectividad permita que la sanidad sea sostenible, y no solo porque la fuerte restricción presupuestaria lo imponga.

Frente a recortes indiscriminados que no están basados en criterios clínicos ni de eficiencia y que desconocen el impacto en salud, creo que sería preciso un análisis reflexivo que permitiese establecer con transparencia pública cuáles son las prioridades en sanidad. Los técnicos en estos temas hablan de una agencia evaluadora estatal con autonomía política, similar a lo que ocurre en países próximos. Pero hasta que esto llegue —si es que llega—, en el día a día me preocupa que alguno de mis pacientes ya me mire con desconfianza y piense o incluso verbalice que no le prescribo un tratamiento “por los recortes”, y no porque el criterio clínico me indica que este es ineficaz y/o con demasiados efectos secundarios.

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Me temo que en un país “enSOBREcido” cada día es más difícil tener un debate sereno sobre lo más importante, nuestra salud.— Begoña Graña Suárez. Médica oncóloga.

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