El debate sobre el estado de la nación

Como siempre, tras el debate sobre el estado de la nación, comenzaron las especulaciones sobre quién había sido el ganador: el presidente o el líder de la oposición.

Resulta indignante que un debate, que debería servir exclusivamente para evaluar el estado de la nación, quede reducido finalmente a un duelo dialéctico entre los principales líderes, y que las encuestas estadísticas se limiten, principalmente, a recoger el número de apoyos que tiene cada uno. En esta ocasión todas las encuestas coinciden en que el ganador, por un amplio margen, ha sido el presidente. Vale. ¿Y cuál es el es...

Como siempre, tras el debate sobre el estado de la nación, comenzaron las especulaciones sobre quién había sido el ganador: el presidente o el líder de la oposición.

Resulta indignante que un debate, que debería servir exclusivamente para evaluar el estado de la nación, quede reducido finalmente a un duelo dialéctico entre los principales líderes, y que las encuestas estadísticas se limiten, principalmente, a recoger el número de apoyos que tiene cada uno. En esta ocasión todas las encuestas coinciden en que el ganador, por un amplio margen, ha sido el presidente. Vale. ¿Y cuál es el estado de la nación? Yo creo que su estado es lamentable, y que si se hiciese una gran encuesta sobre la gestión que están haciendo nuestros políticos —tanto en el Gobierno como en la oposición— todos recibirían la calificación de suspenso. Pues bien, ante una situación así, para lo único que debería haber servido este último debate era para que tanto el presidente como el líder de la oposición hubieran presentado sus respectivas dimisiones. Nadie puede sentirse ganador cuando todos perdemos.— Isidro Gordo Puertas.