Cartas al director

Las fiestas y el orgullo

Doce de octubre, día de la Hispanidad o Fiesta Nacional de España. Se celebra el descubrimiento de América, un descubrimiento por antonomasia, si tenemos en cuenta que ya había seres humanos viviendo allí y más que descubrirse algo se conquistó y explotó durante siglos. Quizás se debería llamar “día de conmemoración del descubrimiento de América por el Imperio Español”.

Tanto el día 11 de septiembre con la Diada, como el día 12 de octubre con el Día de la Hispanidad, he oído y leído a numerosos individuos que se consideran orgullosos de ser catalanes, o españoles. Al informarme sobre el...

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Doce de octubre, día de la Hispanidad o Fiesta Nacional de España. Se celebra el descubrimiento de América, un descubrimiento por antonomasia, si tenemos en cuenta que ya había seres humanos viviendo allí y más que descubrirse algo se conquistó y explotó durante siglos. Quizás se debería llamar “día de conmemoración del descubrimiento de América por el Imperio Español”.

Tanto el día 11 de septiembre con la Diada, como el día 12 de octubre con el Día de la Hispanidad, he oído y leído a numerosos individuos que se consideran orgullosos de ser catalanes, o españoles. Al informarme sobre el significado de la palabra “orgullo”, veo adjetivos como vanidad, arrogancia y la descripción que mejor se adapta a lo que estoy exponiendo; “satisfacción personal que se experimenta por algo propio o relativo a uno mismo y que se considera valioso”. Los sujetos orgullosos de ser españoles y los orgullosos de ser catalanes consideran, pues, valioso, meritorio de reconocimiento, el hecho de haber nacido en un trozo concreto de tierra.

La lotería de la vida ha decidido que yo naciese español y es algo de lo que ni me enorgullezco, ni me arrepiento. No consideraría justo asignarme el mérito de ser español por el mero hecho de serlo, ni considerarme una persona vil por las atrocidades que la nación a la que pertenezco ha llevado a cabo a lo largo de su historia. Pero sí que puedo esforzarme para hacer de este lugar en el que vivo, un lugar mejor para mí y todo el que me rodea. Y, sinceramente, el orgullo no creo que sea el camino.— Pablo Campos Mora.

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