Cartas al director

Desintoxicación

Parece que uno de los orígenes de la calamitosa situación económica que vivimos se debe a las repercusiones del estallido de la burbuja inmobiliaria. Según esto, los activos de los bancos han resultado ser “tóxicos” —sobrevalorados— debido a que muchas de las hipotecas han resultado ser incobrables y, por ello, esos mismos bancos se han resentido de falta de liquidez para poder continuar con su negocio.

Para remediarlo, el Estado está inyectando enormes cantidades de capital en los bancos, capital que, procediendo de créditos externos, el Estado está financiando —para equilibrar las cue...

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Parece que uno de los orígenes de la calamitosa situación económica que vivimos se debe a las repercusiones del estallido de la burbuja inmobiliaria. Según esto, los activos de los bancos han resultado ser “tóxicos” —sobrevalorados— debido a que muchas de las hipotecas han resultado ser incobrables y, por ello, esos mismos bancos se han resentido de falta de liquidez para poder continuar con su negocio.

Para remediarlo, el Estado está inyectando enormes cantidades de capital en los bancos, capital que, procediendo de créditos externos, el Estado está financiando —para equilibrar las cuentas— con los salvajes recortes en los servicios públicos que todos conocemos.

Y yo me pregunto: ¿no sería mejor que ese capital que el Estado —y por tanto, de todos— invierte en los bancos en dificultades se destinara a créditos blandos a esos mismos ciudadanos que se han visto en situación de insolvencia para que pudieran hacer frente a sus hipotecas y así los bancos recuperaran su dinero, los hipotecados conservaran sus casas y no fuera necesario recurrir a la destrucción efectiva del Estado del bienestar?— Luis José Herrero.

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