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Musicalmente hablando, ya puedo morir tranquilo. La noche del pasado miércoles asistí en Amsterdam (¿por qué demonios nunca se acerca a España?) a uno de los conciertos que ha ofrecido el cantante estadounidense Paul Simon como parte de su gira 25 años de Graceland. Cualquier cosa que les diga se queda corta: no solo reprodujo casi cada canción del celebérrimo disco que vio la luz en 1987, sino que lo hizo con los componentes originales de la primera gira (los que siguen vivos). Desde el maravilloso grupo vocal Ladysmith Black Mambazo a un puñado de espléndidos músicos africanos que desplegaron un sonido que ha sido calificado de “infeccioso”. Por si fuera poco, el espectáculo de Graceland fue precedido y seguido de una selección de las mejores canciones de Paul Simon y de Simon y Garfunkel, en casi tres horas memorables en las que este cantante de 70 años demostró que no ha perdido nada en el camino. (Será difícil olvidar esa interpretación de The Sound of Silence, armado únicamente de su guitarra.)
Pero Graceland es algo más que un gran disco: su lanzamiento abrió un encendido debate sobre el papel de los artistas en la lucha por los derechos humanos y la justicia en países como Sudáfrica.
Cuando Paul Simon se planteó por primera vez el proyecto, la Sudáfrica del apartheid estaba sometida a un estricto embargo internacional que afectaba también a la cultura. El régimen debía ver impedido cualquier intento de ‘normalizar’ su situación a través de la actividad exterior de sus artistas o de la acogida de profesionales extranjeros en su propio país. Paul Simon sorteó conscientemente este embargo, se plantó en Johannesburgo para conocer a los grupos que admiraba y grabó las primeras tomas de un disco que se terminaría después en estudios fuera del país. A pesar de las advertencias de amigos como Harry Belafonte, evitó consultar la idoneidad del proyecto con el Congreso Nacional Africano, que respondió promoviendo una marea de protestas contra Simon y sugiriendo que el proyecto de Graceland le hacía el caldo gordo al régimen racista de Pieter Botha.
Nadie podía poner en duda las intenciones de una estrella internacional que ensalza la música negra africana y se aúpa al primer puesto de las listas de éxitos de la mano de intérpretes abiertamente antiapartheid. Pero muchos cuestionaron la estrategia de Paul Simon, que se defendió arguyendo que los artistas no siempre tienen porqué plegarse a las estrategias de los políticos. Su música era un canto contra la intolerancia del apartheid.
Tal vez por estas razones, la gira de este año ha sido una especie de desquite para el cantante. Como señalaba el crítico de The Guardian sobre el concierto de hace unos días en Hyde Park, “esta vez estaba decidido a acertar”. Ya no habría que lidiar con incómodos manifestantes a las puertas de los estadios, o con amenazas de bombas y boicots. Toda la magia de Graceland podía ser desplegada ante un público que ha esperado este momento durante 25 largos años. Y vaya si logró conectar con nosotros.
Por si había alguna duda, el trompetista Hugh Masekela entonó en un momento dado la emocionante Bring Him Back Home, la canción dedicada a un Nelson Mandela que el miércoles cumplió 94 años. Mientras la escuchábamos, un buen amigo que ha pasado años en África me decía que Mandela es el verdadero héroe del siglo XX, y creo que no exagera. Viendo a una masa improbable de holandeses de todas las edades levantar el puño en homenaje a la causa del luchador africano, me preguntaba dónde están los héroes de nuestro tiempo, y dónde están los artistas que contarán su historia. Los necesitamos de forma desesperada.
[Si les interesa este asunto, no dejen de ver el documental de la BBCUnder African Skies, que programa en estos días Canal+. La historia contada por sus protagonistas.]
Comentarios
En esta madrugada invernal en mi Uruguay, mientras escucho algo de música y mi hijo menor se apronta para dormir al lado de la estufa a leña, decido explorar este blog que nunca me decepciona y veo la tapa de un disco que siempre tendré al lado de mi equipo de música. ¡Que gusto me da! Este músico vino a mi país hace muchos años y estuve ahí,la música que flotaba sobre el Estadio Centenario esa noche fue genial, y me quedará para siempre el sentimiento de que hay artistas que son mas importantes que los políticos, porque pueden acercarse a las masas sin estar bajo sospecha. No todos son capaces de hacerlo, pero por estos lados tenemos también algunos ejemplos.Estimado: los héroes de hoy existen, no desesperes, sólo pienso que lamentablemente las cosas aún no están lo suficientemente malas como para que se rebelen y actúen. Saludos
Muchas gracias por tu comentario, Edward. Es un placer tener lectores como tú. Saludos.
Hola Gonzalo. Creo que "infectious" se puede traducir por "CONTAGIOSO" o "PEGADIZO".
Masekela es genial.La version original de "bring him back home" decia" I want to see him walking down the street with Winnie Mandela", luego el tipo estuvo rapido y la cambio a "I want to see him walking down the street Tomorrow"
En esta madrugada invernal en mi Uruguay, mientras escucho algo de música y mi hijo menor se apronta para dormir al lado de la estufa a leña, decido explorar este blog que nunca me decepciona y veo la tapa de un disco que siempre tendré al lado de mi equipo de música. ¡Que gusto me da! Este músico vino a mi país hace muchos años y estuve ahí,la música que flotaba sobre el Estadio Centenario esa noche fue genial, y me quedará para siempre el sentimiento de que hay artistas que son mas importantes que los políticos, porque pueden acercarse a las masas sin estar bajo sospecha. No todos son capaces de hacerlo, pero por estos lados tenemos también algunos ejemplos.Estimado: los héroes de hoy existen, no desesperes, sólo pienso que lamentablemente las cosas aún no están lo suficientemente malas como para que se rebelen y actúen. Saludos
Muchas gracias por tu comentario, Edward. Es un placer tener lectores como tú. Saludos.
Hola Gonzalo. Creo que "infectious" se puede traducir por "CONTAGIOSO" o "PEGADIZO".
Masekela es genial.La version original de "bring him back home" decia" I want to see him walking down the street with Winnie Mandela", luego el tipo estuvo rapido y la cambio a "I want to see him walking down the street Tomorrow"
En esta madrugada invernal en mi Uruguay, mientras escucho algo de música y mi hijo menor se apronta para dormir al lado de la estufa a leña, decido explorar este blog que nunca me decepciona y veo la tapa de un disco que siempre tendré al lado de mi equipo de música. ¡Que gusto me da! Este músico vino a mi país hace muchos años y estuve ahí,la música que flotaba sobre el Estadio Centenario esa noche fue genial, y me quedará para siempre el sentimiento de que hay artistas que son mas importantes que los políticos, porque pueden acercarse a las masas sin estar bajo sospecha. No todos son capaces de hacerlo, pero por estos lados tenemos también algunos ejemplos.Estimado: los héroes de hoy existen, no desesperes, sólo pienso que lamentablemente las cosas aún no están lo suficientemente malas como para que se rebelen y actúen. Saludos
Muchas gracias por tu comentario, Edward. Es un placer tener lectores como tú. Saludos.
Hola Gonzalo. Creo que "infectious" se puede traducir por "CONTAGIOSO" o "PEGADIZO".
Masekela es genial.La version original de "bring him back home" decia" I want to see him walking down the street with Winnie Mandela", luego el tipo estuvo rapido y la cambio a "I want to see him walking down the street Tomorrow"