Los sueños olímpicos de las ricas herederas

Las hijas de Bill Gates, Michael Bloomberg o Bruce Springsteen han participado en la selección preolímpica de EE UU para integrar el equipo de hípica que irá a Londres

Jessica Springsteen en una competición de saltos.GETTY

Hipódromo de Palm Beach, Florida, 1 de abril de 2012. Entre el público que asiste al...

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Hipódromo de Palm Beach, Florida, 1 de abril de 2012. Entre el público que asiste al Festival Ecuestre de Invierno, una de las pruebas clasificatorias para integrar el equipo olímpico de hípica de Estados Unidos, se encuentraban Bill Gates, Bruce Springsteen o Robert Wood Johnson, el propietario de Johnson & Johnson. No es que sean aficionados a los saltos, estaban allí para animar a sus respectivas retoñas, Jennifer, de 15 años, Jessica, de 20, y Daisy, de 24, en su primer intento para obtener un billete para los Juegos Olímpicos.

Esta escena -de la que este año se ha apeado Georgina Bloomberg, la hija de 29 años del multimillonario alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, que se está recuperando de una operación en la espalda que le impide montar- se ha repetido a lo largo de toda la temporada. Las ricas herederas querían cumplir su sueño de ir a Londres este verano. Únicamente lo ha conseguido Reed Kessler, la hija de 17 años de Murray Kessler, el consejero delegado de la compañía tabaquera Lorillard. Kessler, además, ha hecho historia al convertirse en la miembro más joven que jamás haya formado parte del equipo olímpico de hípica de EE UU.

Bill Gates acaba de comprarle a su hija una granja de 20.000 metros cuadrados y ocho establos, valorada en un millón de dólares

Herederas, caballos y padres con dinero que puedan costear la afición de sus retoñas es una ecuación cada vez más habitual. Los casos de Athina Onassis, Carlota Cassiraghi o Marta Ortega, la hija del propietario de Inditex, Amancio Ortega, son claros ejemplos. Competir a nivel profesional en el circuito hípico es un lujo muy caro que, a falta de patronizadores, solo está al alcance de unos pocos muy ricos. Los caballos que participan en los Juegos Olímpicos pueden llegar a costar entre el millón (820.000 euros) y los dos millones de dólares. Jennifer, Jessica, Georgina o Reed tienen más de uno, además de imponentes establos donde poder criarlos como merecen y entrenar.

El fundador de Microsoft acaba de comprarle a su hija una granja de 20.000 metros cuadrados y ocho establos, valorada en un millón de dólares, para que pueda cumplir su sueño olímpico. ¿Qué padre no hace lo que puede por sus hijos? Si resulta que ese padre es el hombre más rico de EE UU con unas ganancias de 61.000 millones de dólares, según la revista Forbes, el sacrificio no parece tan grande. Otros progenitores con menos ceros en la cuenta corriente también se esfuerzan por satisfacer los deseos de sus hijas. Bruce Springsteen ha adquirido un afinca de más de un millón de metros cuadrados con 15 establos en Nueva Jersey para satisfacer la obsesión hípica de su única hija, que lleva 16 años montando a caballo.

Reed Kessler, la hija de 17 años del consejero delegado de la compañía tabaquera Lorillard. Kessler, será la integrante del equipo olímpico más joven de la historia

¿Capricho de niña rica de papá o verdadera pasión? George Morris, el presidente de la Federación Ecuestre de EE UU se esfuerza por resaltar el esfuerzo y dedicación que supone dedicarse a ese deporte para tratar de eliminar los prejuicios lo rodean. “No se trata de darle a un botón. Estas chicas tienen mucho talento y coraje”, explicó a la revista Town & Country. Los Gates, Bloomberg, Springsteeen o Kessler, sin embargo, no son las primeras familias con dinero que alientan el amor por los caballos de sus hijas. Robert Johnson, el multimillonario productor de televisión propietario de la cadena de cable Black Entertainment Television, organizó un torneo ecuestre en Carolina del Norte para que su hija pudiera competir. El magnate canadiense Ronald Southern, construyó un hipódromo a las afueras de Calgary, considerado uno de los más bellos del mundo, para su hija Linda que representó a Canadá en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996.

En Londres, de momento, solo habrá una rica heredera, Reed Kessler, compitiendo en Londres. Quizás dentro de cuatro años, en Río de Janeiro, además de a la pista, haya que estar atentos a las gradas. Bill Gates o Bruce Springsteen podrían estar entre el público.

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