Cartas al director

Yo no los quiero

Soy un ciudadano normal. Empecé a trabajar a los 16 años, en una ferretería, luego estuve en varias empresas constructoras y en AEG. He sido peón de la construcción, he recogido ajos en Las Pedroñeras, y he ido varias veces al día, desde Madrid a la Vera, a por cabritos. En 1984, aprobé por concurso-oposición, una plaza de personal laboral fijo, en la Administración. Llevo en ella 25 años, y en este tiempo, me he sacado una carrera universitaria. He ido ascendiendo, siempre por oposición, y ahora, tengo un grupo II, de diplomado universitario. No tengo a nadie de mi familia en la Administració...

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Soy un ciudadano normal. Empecé a trabajar a los 16 años, en una ferretería, luego estuve en varias empresas constructoras y en AEG. He sido peón de la construcción, he recogido ajos en Las Pedroñeras, y he ido varias veces al día, desde Madrid a la Vera, a por cabritos. En 1984, aprobé por concurso-oposición, una plaza de personal laboral fijo, en la Administración. Llevo en ella 25 años, y en este tiempo, me he sacado una carrera universitaria. He ido ascendiendo, siempre por oposición, y ahora, tengo un grupo II, de diplomado universitario. No tengo a nadie de mi familia en la Administración, ni nadie conocido. Mi trabajo, como firme defensor de lo público que soy, es para mí, de gran importancia. Cumplo mi horario, y cumplo con aquello para lo que me pagan.

Y ahora, el gobierno, y un montón de energúmenos, nos hacen responsables de todos los males de la economía. Mis gobernantes me insultan, me ponen en entredicho, juegan con mi futuro y el de mi familia, insultan a mis diputados en el Parlamento, y día tras día, me vacilan. Parece que están para hacer muy dura la vida de los ciudadanos, y no me dan alternativas, sino amenazas.

Yo no los quiero, y hago un llamamiento al gobierno islandés, por si me admite en su país.— Vicente Martín del Pliego.

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