Cartas al director

Hacer de la necesidad virtud

Se nos anuncia una subida de tasas sin precedentes en la Universidad pública, porque al parecer no tenemos dinero para mantener estos servicios. Aún admitiendo la lógica del Gobierno, consistente en que solo es posible reducir gastos y que no se quieren tocar las bolsas de fraude ni los impuestos de las grandes corporaciones y bancos con el fin de incrementar los ingresos, la subida se puede hacer de forma inteligente de forma que se aproveche para aumentar la eficiencia de la Universidad.

Actualmente financiamos a todos los estudiantes al 85%. Podríamos no subir las primeras matriculas...

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Se nos anuncia una subida de tasas sin precedentes en la Universidad pública, porque al parecer no tenemos dinero para mantener estos servicios. Aún admitiendo la lógica del Gobierno, consistente en que solo es posible reducir gastos y que no se quieren tocar las bolsas de fraude ni los impuestos de las grandes corporaciones y bancos con el fin de incrementar los ingresos, la subida se puede hacer de forma inteligente de forma que se aproveche para aumentar la eficiencia de la Universidad.

Actualmente financiamos a todos los estudiantes al 85%. Podríamos no subir las primeras matriculas, subir las segundas hasta el 50% de su valor real y las terceras al 100% de su valor real (es decir, no financiarlas en absoluto). No dispongo de los datos exactos, pero apoyado en mi experiencia docente de muchos años estimo que la mitad de las matriculaciones son nuevas, un 40% son segundas y un 10% son terceras o más. Haciendo los cálculos, me sale que con esta estrategia cubriríamos el 37,5% del coste real de la Universidad, es decir la recaudación actual se multiplicaría por 2,5. Para una población de 1,3 millones de estudiantes y 6.000 euros promedio de matrícula, ello supondría una recaudación adicional de 1.755 millones de euros, casi dos tercios de lo que se pretende recortar en toda la enseñanza.

Siempre me ha parecido que financiar la ineficiencia era un lujo que no nos podíamos permitir. Ahora tenemos la oportunidad de premiar el esfuerzo, penalizar la desidia, y al mismo tiempo duplicar la recaudación. Subir también las primeras matrículas es un error que nos privaría de muchos talentos potenciales que no podrían afrontar las nuevas tasas. Y eso sí que no nos lo podemos permitir.— Ricardo Peña Marí. Catedrático de la titulación de Ingeniería Informática de la Universidad Complutense de Madrid.

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