Consumo consciente para salir de la crisis

“Tenemos que incentivar el consumo para que la economía vuelva a crecer”, esta es una de las frases más manidas del pasado 2011 y resume perfectamente el gran error conceptual en el que estamos inmersos.

Vivimos en una sociedad de consumo, con una economía de crecimiento donde el objetivo no es crecer para satisfacer las necesidades sino crecer por crecer. Tanto es así que desde la crisis del 29 existe una gran cantidad de productos que poseen lo que se denomina “obsolescencia programada”, es decir que tienen una vida limitada diseñada de fábrica, para asegurar que el consumo de los mismos sigue creciendo. Esto que les puede sonar a conspiranoia es el objeto de unos de los documentales de RTVE más premiados del año pasado, “Comprar, Tirar, Comprar”, que si no han visto no deben perderse.

Pueden ver todo el documental y la información relacionada en la página de RTVE a la carta.

Cada producto que adquirimos representa una elección del modelo social y mundial en el que queremos vivir. Estamos acostumbrados a comprar mucho y barato, incluso a costa de la calidad. El problema es que es casi imposible conseguir productos baratos si se aplican los criterios medioambientales y sociales mínimos. Esto lo saben muy bien por ejemplo las grandes multinacionales textiles, que prefieren no indagar sobre sus proveedores siempre que se cumplan los criterios que les permitan tener precios irrisorios con márgenes adecuados. Sin ir más lejos, el pasado 20 de diciembre Zara cerraba con 1,4 millones de euros el conflicto con las autoridades brasileñas de Sao Paulo relacionado con las acusaciones usar trabajo esclavo en talleres proveedores.

El consumismo de productos innecesarios se hace todavía más patente en estas fechas. En nosotros está que seamos capaces de frenar o ajustar el sistema de consumismo desmedido e innecesario creando un nuevo sistema de consumo consciente que no sea dañino para el entorno, es más, que sea incluso beneficioso para el mismo.

Lo más importante es hacerse las preguntas adecuadas antes de adquirir ningún producto. Lo primero es preguntarse cómo ha sido fabricado, con qué materiales y con qué sistema. Y luego hay que pensar qué será del producto una vez que ya no lo utilicemos más. Annie Leonard se pasó 10 años investigando el origen de las cosas y su posterior descarte y el resultado se encuentra magníficamente resumido en el primer video de su saga “The Story of”. Su conclusión es que el sistema de producción mundial está en crisis y nosotros, con nuestro consumo irracional, lo estamos manteniendo de forma artificial a costa de nuestro futuro como especie.

Estas navidades, en este blog hemos habilitado un espacio para productos que sabemos de dónde vienen, cómo han sido fabricados y cuál es su efecto en el entorno, que en todos los casos es más que positivo. Son productos de comercio justo o comercializados por organizaciones que utilizan los beneficios obtenidos en actividades concretas que persiguen el bien común. Estos productos suelen también tener prevista su desaparición después de su uso, y en su mayoría son de materiales no contaminantes o reciclados y no llevan circuitos eléctricos.

No se trata de consumir más sino de consumir mejor y pagar el precio adecuado por productos de calidad propia, pero también con standares sociales y ambientales adecuados. Se trata de exigir, con nuestras decisiones de compra, un cambio a un sistema económico más durable, adaptado a un modelo sostenible de crecimiento. Se trata de salir de una crisis global, que es social y ambiental, y también económica, con acciones individuales de gran impacto que es lo que representan cada una de nuestras compras.