Un viaje a Ecuador para todos
Ricardo Jiménez, agraciado con un décimo del 'gordo' y 15 del tercero, pagará las vacaciones de sus seis empleados del bar Gari de Soria.- Los sorianos habían jugado 15 millones para este sorteo y se han llevado cien
Que toque la lotería es poco probable. Que te toque dos veces el mismo día parece un milagro. A Ricardo Jiménez García, el dueño del bar Gari, en Soria, le ha ocurrido hoy. Tenía un décimo del gordo, vendido en la administración de loterías número 1 de Soria, y 15 décimos del tercer premio, distribuido por la oficina número 2 y adquirido íntegramente por su negocio. Se calcula que, de golpe, su cuenta corriente crecerá con más de un millón de euros. Los cálculos no son suyos. Hablar de dinero, si te ha tocado un millón de euros, resulta poco elegante, así que Jiménez se refería vagament...
Que toque la lotería es poco probable. Que te toque dos veces el mismo día parece un milagro. A Ricardo Jiménez García, el dueño del bar Gari, en Soria, le ha ocurrido hoy. Tenía un décimo del gordo, vendido en la administración de loterías número 1 de Soria, y 15 décimos del tercer premio, distribuido por la oficina número 2 y adquirido íntegramente por su negocio. Se calcula que, de golpe, su cuenta corriente crecerá con más de un millón de euros. Los cálculos no son suyos. Hablar de dinero, si te ha tocado un millón de euros, resulta poco elegante, así que Jiménez se refería vagamente a que llevaba algunos décimos ante los periodistas que le asediaban a las puertas de su establecimiento, donde se concentraron buena parte de los nuevos ricos de Soria.
Sí tenía claro el primer destino que dará a su dinero: un viaje a Ecuador con sus seis trabajadores, la mitad de ellos procedentes de ese país. "Lo pagaré yo a cuenta de la lotería", ha afirmado. Jiménez, que lleva 20 años en la hostelería por cuenta propia, abrió el bar Gari hace cinco años. El negocio adquirió las 195 series del tercer premio, aunque 20 de ellas fueron a parar a la empresa Metálica Los Linajes, que hoy ha cerrado sus puertas en cuanto los niños de San Ildefonso cantaron el 80.076.
Jiménez cerró la persiana del bar para evitar aglomeraciones y financió cava masivamente. Al mediodía, la acera era una fiesta. Los de la empresa Los Linajes llegaron con su charanga, y todos los demás, con su euforia. Como la de Yunia González, una cubana de 31 años, despedida de una residencia de ancianos tras lesionarse una mano, que ahora volará a su tierra para pasar la Nochevieja con su hijo de 14 años. "¿Sabes lo primero que hice al enterarme de que nos había tocado la lotería? Llamar a la empresa para darle en los morros".