Un ‘lobby’ sionista lleva a los tribunales a cinco campus españoles por suspender su cooperación con centros israelíes
La justicia respalda la ruptura en el caso de las universidades de Burgos y Málaga, pero no en el de Granada, Valencia y la Complutense. La del País Vasco renuncia a 247 millones
Las acampadas en los campus universitarios españoles llenaron telediarios en la primavera de 2024 y, en paralelo, sus rectorados se comprometieron a romper toda relación académica y científica con aquellas universidades israelíes que no abogasen públicamente por la paz. Más de un año después, y cuando la presión sobre el Gobierno de Benjamín Netanyahu para que frene el genocidio en Gaza es mayor que nunca, la validez de la decisión tomada por al menos cinco universidades de suspender relaciones con campus israelíes se dirime en los juzgados. Un lobby pro gobierno israelí muy beligerante...
Las acampadas en los campus universitarios españoles llenaron telediarios en la primavera de 2024 y, en paralelo, sus rectorados se comprometieron a romper toda relación académica y científica con aquellas universidades israelíes que no abogasen públicamente por la paz. Más de un año después, y cuando la presión sobre el Gobierno de Benjamín Netanyahu para que frene el genocidio en Gaza es mayor que nunca, la validez de la decisión tomada por al menos cinco universidades de suspender relaciones con campus israelíes se dirime en los juzgados. Un lobby pro gobierno israelí muy beligerante, Acción y Comunicación sobre Oriente Medio (ACOM), acudió a los tribunales para impugnar la suspensión de relaciones llevada a cabo por las universidades de Burgos, Málaga, Valencia, Granada y Complutense. Las tres últimas, por el momento, no han salido bien paradas.
ACOM, que ejerce como altavoz de las políticas de Netanyahu, no para de presentar demandas en los tribunales españoles: por ejemplo, una inadmitida contra partidos de izquierda y a los organizadores de La Vuelta por “una campaña coordinada de odio, de antisemitismo y discriminación por nacionalidad” y otra contra la líder de Podemos, Ione Belarra, por incitación al odio. Antes, en 2023, ACOM aseguró en su página web haber “iniciado acciones legales” contra la Universidad Autónoma de Barcelona por un comunicado en defensa del pueblo palestino y por haber convocado un minuto de silencio. Sin embargo, los servicios de la UAB no tienen constancia de ello.
Mientras estas instituciones académicas responden ante un juez por suspender las relaciones con campus israelíes, el rector de la Universidad de País Vasco (EHU) anunció la semana pasada que su institución ha renunciado en los últimos meses a acuerdos para investigar con centros israelíes por valor de 247 millones de euros. Afecta a áreas como la biomedicina o las ciencias computacionales. En algunos casos, la ruptura ha sido “por decisión de los grupos de investigación de la propia universidad y otros del equipo rectoral”, explicó Joxerramon Bengoetxea en rueda de prensa. La EHU fue pionera y el consejo de gobierno del 24 de abril de 2024 ya acordó el boicoteo a quien no condenase “expresamente los crímenes contra la humanidad que se están cometiendo en Palestina”.
Este diario no ha logrado recabar la opinión de ACOM. En su página web no aparece el organigrama de cargos, pero está presidido por Ángel Mas, que se presenta como “directivo de multinacionales financieras”; y que es a su vez vocal del laboratorio de ideas Pie en Pared, comandado por políticos y expolíticos del PP, Ciudadanos y Vox. Entre los fundadores de ACOM se encuentra también David Hatchwell, hijo del conocido empresario Mauricio Hatchwell, que es donante de Benjamín Netanyahu.
Israel, pese a no llegar a los 10 millones de habitantes, apuesta fuertemente por el conocimiento y ello se refleja en el ranking Shanghái, que mide la producción científica: posiciona siete universidades entre las 700 primeras del mundo, tres de ellas entre las 100 mejores. Mientras que España, con 48 millones de censados y unos campus públicos infrafinanciados, ubica su primera universidad, la de Barcelona, en la franja 150-200.
La semana pasada se publicaron dos sentencias contrarias a los intereses de las universidades españolas, que abogaban por rescindir o no firmar acuerdos de colaboración con centros israelíes, por no explotar conjuntamente infraestructuras o intercambiar profesorado. Un tribunal de instancia desestimó la demanda a la Universidad de Granada (UGR), pero ahora el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ha anulado el acuerdo para suspender los convenios con la academia israelí. El TSJA cree que la decisión del campus es “discriminatoria” al “estigmatizar” y “de alguna manera responsabilizar del conflicto” a los estudiantes, personal docente, investigador y técnico afectados por la medida. La UGR estudia ahora si interpone un recurso contra este fallo.
El fallo de la Universidad de Valencia es muy parecido al de Granada. El juez considera, en una sentencia adelantada por la agencia Efe, que la ley integral para la igualdad de trato y la no discriminación “recoge expresamente que nadie podrá ser discriminado por razón de nacimiento, origen racial o étnico, sexo, religión, convicción u opinión en el ámbito educativo”. La UV “interpondrá un recurso a este fallo judicial ante el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana”, responden desde el gabinete de prensa la institución.
Por el contrario, el pasado 31 de marzo, una jueza de Burgos declaró la inadmisibilidad del recurso presentado por la ACOM contra la universidad de la ciudad, y la asociación ha recurrido. El Juzgado Contencioso-administrativo 1 considera que esta no se ve perjudicada y, por tanto, no está legitimada para demandar: “El manifiesto recurrido no repercute de manera clara y suficiente en la esfera jurídica de la actora, sin que pueda pudiera obtener un beneficio material o jurídico, o le pudiera ocasionar un perjuicio”. En su consejo de gobierno se acordó también ofrecer cooperación y asilo a científicos y profesorado del sistema de educación superior palestino y velar por que no se produzcan escenas antisemitas o islamófobas en su comunidad universitaria.
La demanda contra la Universidad de Málaga por romper relaciones con cinco campus de Israel fue desestimada en mayo y ACOM ha presentado un recurso de apelación en el Tribunal Superior de Andalucía.
Distinta suerte ha corrido la Complutense. La universidad madrileña ha interpuesto recurso contra la sentencia que anula parcialmente su plan para suspender las relaciones. “La UCM seguirá trabajando, siempre dentro del marco jurídico, para garantizar que todos los convenios y colaboraciones respeten los principios de paz, justicia y derechos humanos”, afirman desde su gabinete de prensa.
Tecnologías para la humanidad
ACOM, que publica un torrente de mensajes en su redes sociales, defiende el trabajo de las universidades de Israel: “Los israelíes no construyen islas con forma de palmera, imponentes rascacielos ni hoteles caros, y sus líderes no conducen coches con enormes carrocerías plateadas (en alusión a Dubái y los Emiratos Árabes Unidos). El orgullo de Israel reside en que sus tecnologías pueden ser utilizadas por toda la humanidad”.
El rector de la EHU aboga por presionar a Bruselas, porque grupos de investigación de ese país reciben fondos de iniciativas millonarias como Horizon Europe, “en las mismas condiciones que los investigadores europeos, aprovechando el acuerdo de asociación entre Europa y el Gobierno de Israel”. La Red Universitaria por Palestina, que coordina protestas en los campus españoles, aseguró la pasada primavera que al menos 44 proyectos de una veintena de universidades españolas habían firmado o renovado colaboraciones con instituciones israelíes después del llamamiento de la Conferencia de Rectores (CRUE) en mayo de 2024.
Pero no solo se trata de suspender pactos con campus israelíes. También se intenta dar apoyo a Palestina. Un ejemplo es el de la Universidad de Barcelona, que va a activar una campaña para recaudar fondos con los que reconstruir el sistema universitario en la Franja de Gaza, en colaboración con la agencia de las Naciones Unidas en la zona, y otro el de la EHU, está en contacto con universidades francesas para que lleguen investigadores palestinos a su campus.