Universidades asegura que la ley permitirá a los claustros debatir temas transcendentales, pero no pronunciarse

Una parte del claustro de una universidad pública podrá incluir en el orden del día un tema que considere transcendente ―si cuenta con los suficientes apoyos― y se debatirá, pero no podrá emitir un comunicado colectivo si se ...

Una parte del claustro de una universidad pública podrá incluir en el orden del día un tema que considere transcendente ―si cuenta con los suficientes apoyos― y se debatirá, pero no podrá emitir un comunicado colectivo si se aprueba la Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU) a finales de febrero, según el ministerio. Tras la polémica levantada por la publicación de una carta abierta contraria de más de 1.200 profesores universitarios ―la mayoría de Cataluña, donde los campus públicos emitieron un comunicado conjunto en favor de los presos independentistas en 2019―, el Ministerio de Universidades ha precisado que los votos de los partidos que apoyan al Gobierno evitaron el redactado original de la enmienda de Esquerra y EH Bildu, que quería que las universidades pudieran posicionarse en asuntos de trascendencia.

Entre las funciones del claustro, los dos partidos independentistas proponían “analizar, debatir y posicionarse sobre temáticas de especial trascendencia social, cultural, jurídica, económica o política”, y el enunciado final dice “analizar y debatir otras temáticas de especial transcendencia”. El ministerio sostiene en una nota que la universidad es “un foro abierto para un debate e intercambio de ideas” y que esta discusión está “en plena consonancia con los principios democráticos y constitucionales”.

Esquerra hace una lectura distinta a la del ministerio. “Para nada podemos renunciar a que los claustros universitarios puedan analizar y debatir sobre las cuestiones que conectan de forma más directa con la sociedad, y más todavía si son de especial relevancia”, contesta el partido a este diario. “Y consideramos, así mismo, que el análisis y el debate ya son implícitamente una forma de conocer y fijar posición sobre todo aquello que pueda abordarse”.

“¿Quién ha prohibido debatir en la universidad? No hay necesidad de introducir una enmienda para decir que se puede debatir. Nos parece una manera torticera de ir actuando como convenga. Una coartada. Tramposo”, sostiene Isabel Fernández Alonso, profesora de Comunicación en la Autónoma de Barcelona y una de las impulsoras de Universitaris per la Convivència, el colectivo que ha promovido la carta que han firmado los pensadores Fernando Savater o José Luis Pardo, la escritora Nuria Amat o el constitucionalista emérito Manuel Reyes Aragón. “Si es así [que el claustro no pueda posicionarse], que dejen claro que hay neutralidad institucional en los órganos académicos de gobierno y representación, que es un principio constitucional. Que haya una referencia”.

“Lo que dice el ministro [Joan Subirats] y Esquerra no casa”, prosigue Fernández Alonso, que es claustral. La diputada de ERC Marta Rosique, afirmó en el Congreso que con su enmienda “las universidades podrán analizar temáticas de actualidad por ley”. Y añadió: “Basta ya de limitar la libertad de expresión, las universidades deben ser y son pilares democráticos”. El Grupo Plural, del que forma parte JxCat, también había pedido en una enmienda “debatir temas de trascendencia social”.

La Universidad de Barcelona y la Politécnica de Cataluña fueron condenadas tras la emisión del Manifiesto conjunto de las universidades catalanas en rechazo de las condenas de los presos políticos catalanes y a la judicialización de la vida política y el pasado noviembre el Tribunal Supremo ratificó la sentencia con rotundidad: los claustrales no puede posicionarse “en cuestiones de naturaleza política o ideológica, propias del debate social y político, ajenas al objeto y funciones de la universidad y que dividen a la ciudadanía”.

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