Energía de Granada para el mundo
Negratín, con una facturación de 100 millones en 2024, apuesta por crecer en América Latina, especialmente en el mercado colombiano
La incertidumbre se instaló en el mercado de las energías renovables tras el gran apagón del 28 de abril, que mostró fragilidades en el sistema eléctrico. Desde entonces, el sector vive un ciclo difícil porque aún no se ha esclarecido qué pasó y hay quienes echan la culpa a la energía verde. Así, algunos proyectos se ralentizan, pero Negratín, una empresa mediana con sede en Granada, ha optado por mitigar los riesgos creciendo fuera de casa. La firma, nacida en 1998 en Pozo Alcón (Jaén) como una empresa familiar de instalaciones eléctricas, ha logrado consolidarse como un grupo industrial con presencia en más de 30 países.
La empresa facturó 101 millones de euros en 2024, un crecimiento del 33% respecto a 2023. La capacidad instalada acumula ya 4,53 gigavatios ejecutados en proyectos de energía renovable y aunque su sede sigue en Granada —donde emplea a más de 300 personas—, su mirada está puesta en América Latina: “El mercado donde más queremos crecer de aquí a 2030 es Colombia”, asegura el vicepresidente ejecutivo de la compañía, Celedonio Noguera, en conversación con este diario.
La apuesta es decidida. En 2022, Negratín ejecutó el Complejo Solar Bosques Solares de Bolívar, una planta de 100 MW en Sabanalarga (Atlántico), construida para la energética local Isagen. El proyecto, que requirió una inversión de más de 114 millones de euros, fue entregado bajo la modalidad EPC (llave en mano) y hoy también está bajo su operación y mantenimiento. La planta cuenta con más de 190.000 paneles bifaciales y una compleja infraestructura de evacuación.
Hoy, la empresa ya suma 675 MW en operación en Colombia y tiene otros 200 MW en construcción. Además, ha diversificado el negocio con el lanzamiento de una nueva línea —NGS Investment—, un brazo de inversión para impulsar directamente proyectos solares en Colombia, México y Estados Unidos. El objetivo es claro: incorporar otros 500 MW en activos propios entre 2025 y 2027 en el país andino.
Sector tensionado
El contexto no es fácil. El apagón que vivió toda España ha ralentizado la tramitación de nuevos proyectos y la rentabilidad de las plantas fotovoltaicas puras se ha visto comprometida. A eso se suma la presión financiera sobre un sector que requiere altos niveles de apalancamiento, aunque Noguera destaca que sus cuentas están “bien saneadas” en comparación con otros actores del sector. “Tenemos la deuda controlada. Eso nos da margen para tomar decisiones estratégicas sin depender tanto del crédito bancario”, explica el directivo.
El modelo de negocio de Negratín —que abarca desde el desarrollo inicial hasta la operación y mantenimiento de las plantas— le permite adaptarse con agilidad a los cambios del mercado. Esa integración vertical ha sido clave para mantener el control en un entorno volátil. La compañía también ha apostado por tecnologías de mayor valor añadido, como la hibridación y el almacenamiento en baterías, claves para aportar flexibilidad al sistema eléctrico. Un ejemplo de ello es el proyecto Prudencia, en Panamá, donde la empresa combinó una central hidroeléctrica existente con una nueva planta solar, gestionadas de forma conjunta mediante un sistema inteligente de control energético.
Además, participa en iniciativas de desarrollo e investigación, como el proyecto Hydor, en Granada, una “nueva línea de negocio centrada en proporcionar soluciones energéticas mediante el hidrógeno renovable a industrias y grandes consumidores de energía”. Pero la internacionalización es su tabla de salvación y una fuerte palanca de crecimiento. Desde su primer contrato en Italia en 2010, Negratín ha ejecutado proyectos en más de 10 países, incluyendo Japón, Chile, México, Perú, Bolivia, Honduras, Panamá y el Reino Unido. En Japón, por ejemplo, ha instalado más de 600 MW en plantas solares, consolidando su experiencia en mercados exigentes y regulaciones muy estrictas.
La compañía dio un paso estratégico en septiembre al incorporar al fondo francés TiLT Capital Partners, que adquirió el 38% del capital. “La operación busca acelerar la construcción de plantas propias y reforzar su presencia internacional”, destacaron en un comunicado. Con este respaldo, Negratín espera escalar su capacidad de inversión y competir en igualdad de condiciones con actores de mayor tamaño. Pero en Negratín saben que mientras alcanzan a competir por tamaño, se enfocan en especialización. De hecho, su estructura le permite ofrecer soluciones personalizadas y mantener una relación cercana con los clientes. Esa flexibilidad ha sido clave para trabajar con grandes energéticas en Colombia, como Enel, Isagen o Celsia.
El plan estratégico en marcha tiene la vista puesta en 2030. La firma quiere consolidarse como un socio técnico e inversor de referencia en mercados emergentes, con un enfoque pragmático: crecer donde hay demanda, diversificar tecnologías y mantener el control financiero. En un sector donde muchas empresas medianas han desaparecido o han sido absorbidas por grandes grupos, Negratín demuestra que otra vía es posible. Con los pies en Granada y la cabeza en Colombia, esta empresa andaluza quiere ser protagonista de la transición energética global.