Lumon: la empresa que nació en un gallinero finlandés y que acristala terrazas desde Antequera
La compañía factura 182 millones e impulsa su presencia en el sur de Europa desde su fábrica española, donde elabora láminas de cristal
Todo arrancó cuando Pohjois-Karjalan Lasipalvelu se convirtió en instalador de ventanas. A finales de los años setenta del siglo pasado, este finlandés vio negocio en comprarlas a un fabricante y colocarlas en las casas de sus clientes. Su primera oficina, que ejercía también de almacén, era un gallinero en la ciudad de Outokumpu, al sureste de su país. No fue fácil empezar, pero el negocio fue creciendo poco a poco hasta que evolucionó al cierre de terrazas. Luego llegó el acristalamiento y la compañía despegó. Entonces el empresario se pasó también a la fabricación y decidió fundar, en 1991, Lumon. Y una década más tarde abría su filial en España. Ahora la rama española factura 50 millones de euros y va camino de superar al negocio en Finlandia. En total, el Grupo Lumon facturó 182 millones de euros en el mundo el año pasado. Tiene 1.200 empleados.
¿Y qué es Lumon? “Somos especialistas en acristalamientos para terrazas”, aclara el consejero delegado de la empresa en España, Javier Martínez, que desde 2023 es también vicepresidente ejecutivo del grupo internacional. “Es nuestro producto principal, aunque también desarrollamos otros complementos como barandillas, cortinas o pérgolas”, continúa. La empresa controla todo el proceso: realiza los diseños y luego fabrica, comercializa, distribuye e instala. También se ocupa del mantenimiento, por eso cada cristal cuenta con una pequeña firma en la parte inferior para garantizar su trazabilidad. Su mercado más importante es Finlandia, al que sigue de cerca España y, en tercer puesto, Estados Unidos, pero el objetivo de la compañía a medio plazo es ganar presencia en los países nórdicos y el centro de Europa.
La sede central española se ubica en Málaga. Es una empresa que pasa inadvertida en un polígono a las afueras de la ciudad, junto a la autovía A-7, ya cerca de Torremolinos. Dentro, sin embargo, las instalaciones muestran la multitud de productos de cristal con los que trabajan. Alrededor, además, hay numerosos vehículos rotulados en los que se desplazan buena parte de sus 400 empleados, el centro con más efectivos. Otros trabajan en Antequera, municipio al norte de la provincia malagueña. Allí abrieron el año pasado su primera fábrica en España, la tercera tras las de Kouvola (Finlandia) y Ontario (Canadá). Contó con una inversión de 30 millones de euros, tiene 25.000 metros cuadrados de superficie y capacidad para fabricar 6.000 hojas de cristal a la semana cuando esté a pleno funcionamiento, aunque de momento está a un tercio de su producción. Cuenta con 60 trabajadores, cifra que en el futuro esperan duplicar. “Gracias a ella damos servicio a todo el sur de Europa”, afirma Martínez.
La factoría antequerana será igualmente el punto de partida para el crecimiento en África: ya hay conversaciones para trabajar en Marruecos gracias a las conexiones facilitadas por el cercano puerto de Algeciras. El consejero delegado subraya que las de Antequera no serán las únicas instalaciones en la península Ibérica, aunque no anuncia ni plazos ni lugar donde se construirán: “Queremos que España se convierta en el centro de operaciones más importante del mundo para Lumon en los próximos 10 años”, asegura. De momento, la compañía cuenta con oficinas en 20 provincias, sobre todo en Andalucía y todo el litoral mediterráneo, además de Madrid, Aragón o Canarias.
De pisos a edificios
El perfil de cliente más habitual para Lumon ha sido el del propietario de una vivienda que buscaba acristalar su terraza, tanto para sustituir el cierre tradicional como para conseguir así ganar espacio en el interior de su casa. Según los datos facilitados por la compañía, más de un millón de hogares en todo el mundo cuentan ya con sus sistemas instalados. Sin embargo, poco a poco el mercado ha ido creciendo hacia nuevas especialidades dirigiéndose, principalmente, a promotores, constructores y arquitectos. “La demanda venía de antes, pero la pandemia lo aceleró todo y queda muchísimo por hacer”, sostiene Martínez, que apunta que la Administración, sobre todo los ayuntamientos, también gana peso como cliente porque busca mejorar construcciones.
En la actualidad también se han especializado en la rehabilitación de fachadas de bloques completos —ya superan el millar de proyectos— y han dado el salto a sectores como la hostelería y los hoteles. “Unos y otros han visto que es muy buena opción, porque ofrece transparencia y, además, permite redescubrir terrazas hasta ahora poco utilizadas”, explica el máximo responsable en España.
Su gran negocio a futuro está en la implantación de las láminas de cristal en edificios nuevos. Ahí sus proyectos se multiplican. En los últimos meses destacan el complejo residencial Roots, en Hamburgo, o el rascacielos Solhouse 6035, de 50 plantas de altura y ubicado en Vancouver (Canadá). También la Torre Signal, la más alta de la Villa de los Atletas, donde se alojaron los deportistas en los Juegos Olímpicos de París 2024.
La pandemia y el sueño de ‘cocooning’
El grupo finlandés, de propiedad familiar, ha visto un filón en las terrazas y porches.
“En nuestro país, el 60% de las viviendas dispone de terraza. La pandemia acuñó el concepto de cocooning, que describe el deseo de quedarse en casa y convertir el hogar en un refugio. Desde entonces, a la hora de adquirir o alquilar una vivienda, las terrazas se han convertido en indispensables”, explica Javier Martínez. Según Fotocasa, el 70% de los compradores valora tener un espacio exterior. Disponer de una terraza puede aumentar un 30% el precio de la vivienda y hasta un 15% su alquiler. Incluso, más del 50% de las personas prioriza que su vivienda tenga un espacio al aire libre, ya sea mediante una terraza, balcón o jardín, según datos de AGV, Asociación de Gestores de Viviendas.
Además, con el acristalamiento se logra reducir “hasta un 20%” el consumo de energía de la calefacción, según la empresa. “Las terrazas acristaladas permiten tener un ahorro de 300 kWh de energía, además de reducir el ruido de fuera hasta un 50%”, concluye el directivo.
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