Malvón: el partido a partido del rey de las empanadas argentinas

Líder en España de este plato tradicional del país sudamericano y con Simeone como prescriptor, la compañía ha abierto 92 tiendas en seis años y prepara su expansión en Italia, Francia y Alemania

Alejando Polo, consejero delegado de Malvón, junto a sus empanadas.

La comida rápida no parece tener límites. Las empanadas argentinas han sido las penúltimas en llegar al mercado y es una empresa española, Malvón, la líder del mercado. Con una producción de 12 millones de empanadas el pasado año y 92 tiendas —89 en España y 3 en Oporto (Portugal)—, facturó 16,4 millones de euros en 2023, lo que supone un crecimiento del 14%.

La historia y el rápido desarrollo de esta empresa tienen mucho que ver con la casualidad y con el espíritu emprendedor d...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La comida rápida no parece tener límites. Las empanadas argentinas han sido las penúltimas en llegar al mercado y es una empresa española, Malvón, la líder del mercado. Con una producción de 12 millones de empanadas el pasado año y 92 tiendas —89 en España y 3 en Oporto (Portugal)—, facturó 16,4 millones de euros en 2023, lo que supone un crecimiento del 14%.

La historia y el rápido desarrollo de esta empresa tienen mucho que ver con la casualidad y con el espíritu emprendedor de sus fundadores, Alejandro Polo, actual consejero delegado, y de su socio David Alvado. En el año 2000, con menos de 20 años, estos dos muchachos entraron en la fiebre de los móviles con la venta de estos aparatos y luego se pasaron al mercado del ladrillo en Tarragona y al negocio de las autocaravanas.

Y este espíritu inquieto se unió con la casualidad: decidieron apoyar a una amiga argentina, Claudia, que elaboraba unas tartas exquisitas. Le financiaron una pastelería en la madrileña calle de Hilarión Eslava. “En esta tienda comprobamos que el 90% de la facturación provenía de las empanadas argentinas y no de los dulces. Entonces, nos deshicimos de los otros negocios, cerramos el local y lo reabrimos como tienda de empanadas en 2017. Comenzamos a abrir nuevas tiendas; tres más en 2018, y en 2019 ya teníamos 15″, explica Alejandro Polo. El nombre de la empresa también viene de su amiga argentina: Malvón era una especie de geranio que tenía en su casa y resistía con fuerza los embates climatológicos.

El desarrollo tan rápido de este negocio se logró gracias a un sistema de franquicias. La empresa Malvón es propietaria directa del 30% de las tiendas, mientras que el 70% restante se explota bajo esa fórmula. Curiosamente, un exdirectivo de Burger King es el mayor franquiciado, con 25 tiendas de estas empanadas argentinas. El peso entre tiendas propias y franquicias se quiere mantener para el mercado español, pero no así en su expansión internacional. En el mes de febrero abrían la primera tienda de Malvón en la capital de Eslovenia (Liubliana) a través de un máster franquiciado que se dirigió a ellos. En este modelo de negocio, el franquiciador otorga al franquiciado el derecho de explotar su negocio en un territorio amplio como, por ejemplo, una región o un país. Un modelo que también quieren utilizar para abrir tiendas en las islas Canarias.

Actualmente están en conversaciones con másteres franquiciados para expandir su negocio en Francia, Italia y Alemania. “Se han interesado por nuestro producto, y es mejor que lo lleven directamente ellos porque conocen mejor su mercado y los gustos de sus clientes”, explica este madrileño de 41 años. También han recibido interés de inversores de Canadá y Estados Unidos, pero, de momento, lo descartan, ya que quieren tener centralizada en España la producción de las empanadas y el transporte podría ser un problema.

El consejero delegado de Malvón espera cerrar este 2024 con una facturación de 20 millones de euros con la expansión de la marca. Sin duda, una asignatura pendiente es crecer en Cataluña, una región con más conocimiento de este producto donde actualmente tienen solo siete tiendas frente a las 49 de Madrid. “También tenemos un interesante acuerdo de exclusividad con El Corte Inglés, con 10 tiendas abiertas en sus establecimientos donde nos dan buenas localizaciones”. Y añade: “Luego hay cosas más anecdóticas, ya que estamos presentes en el estadio Cívitas Metropolitano del Atlético de Madrid. Vinieron también a buscarnos para abrir una tienda y, según se dice, fue idea de la esposa del entrenador, Diego Pablo Simeone”, comenta.

Para Polo, el éxito depende en gran medida del emplazamiento de la tienda que ellos directamente aprueban a sus franquiciados. “Merece la pena estar en una localización más céntrica aunque el coste del alquiler del local sea mayor, ya que la tasa de repetición del cliente es más elevada. Además, esta fórmula nos permite tener un negocio más recurrente frente a otras cadenas más enfocadas al sector turístico”. Además, descarta la entrada de dinero proveniente de fondos financieros en el accionariado de la compañía: “Únicamente estaríamos interesados en un socio industrial, no solo financiero”, explica.

Polo y Alvado son los dueños del 80% del capital de Malvón, y el otro 20% restante se reparte entre dos accionistas, uno de ellos, Javier Díaz, implicado en la gestión de la empresa. La necesidad de dinero para crecer no fue apremiante al principio. Invirtieron en el negocio de empanadas con los recursos de sus anteriores negocios y, además, “Malvón fue rentable desde el primer año y hasta 2021 nos fuimos autofinanciando”. Y añade: “En estos años no hemos repartido dividendo y reinvertimos todos los beneficios porque no hay nada más rentable”.

A partir de 2021 empezaron a trabajar con financiación bancaria, aunque Polo no descarta en el futuro otro tipo de vías para captar recursos si fuera necesario. Este año han realizado una gran inversión de seis millones de euros con la construcción de una fábrica en Madrid que cuenta con 5.000 metros cuadrados que les da la posibilidad de seguir creciendo. “El objetivo es tener capacidad para suministrar las empanadas en el proceso de expansión en el que estamos inmersos. Nosotros producimos todas las empanadas, las vendamos aquí, en Portugal o en Eslovenia o, en el futuro, en Alemania, Francia o Italia. La idea es tener el control total de la producción”, explica Alejandro Polo. Las empanadas se ultracongelan crudas y luego se distribuyen por las tiendas que, diariamente, realizan dos horneados, uno por la mañana y otro por la tarde.

500 empleados

Malvón —tiendas propias y franquiciados— emplea a 500 personas, de las que el 60% son mujeres. Sin duda, uno de los trabajos más curiosos es el de los llamados repulgadores, que se dedican a cerrar a mano las empanadas argentinas, algo que en este mundo va unido a una mayor calidad del producto frente al cierre mecánico. “Nosotros nos situamos en la categoría gourmet con un producto de calidad, y es ahí donde competimos. Actualmente somos líderes en España, pero tenemos una gran competencia con Las Muns en Barcelona donde ellos cuentan con 30 locales y se sitúan en el mismo segmento de calidad gourmet en las empanadas. Luego hay muchos pequeñitos, algunos de autoempleo, y otros de bajo coste que no están en nuestra categoría y ofrecen una calidad inferior”, explica Alejando Polo.

El fundador de Malvón considera que la empanada argentina tiene aún mucho recorrido porque no es un producto muy conocido por el gran público. Su gran competidor dentro de la comida rápida es la pizza y pone como ejemplo que cuando hace 60 años hubo una explosión de tiendas de empanadas en Argentina, “las pizzerías de este país empezaron a introducir la empanada porque les quitó cuota de mercado. Eso sí, nosotros no pensamos incorporar pizzas”, concluye.


Sigue toda la información de Economía y Negocios en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal

Más información

Archivado En