2024: el ciclo de los pies ligeros

Los tipos de interés no bajarán ni tanto ni tan rápido como el mercado espera

Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos.Chip Somodevilla ( GETTY IMAGES )

Cuenta Homero en La Ilíada que Aquiles, el gran héroe de la guerra de Troya, además de fuerte y valiente era tan rápido que se le conocía como “el de los pies ligeros”.

Pero, a pesar de sus gestas y gallardía, no era invencible. Por más que su madre, Tetis, en su infancia, hubiera tratado de hacerle invulnerable sumergiéndole en las aguas de la laguna Estigia, no consiguió su objetivo debido a que olvidó mojar el talón por donde lo sujetaba.

Iniciamos un ejercicio cargado de optimismo. Este ciclo de los pies...

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Cuenta Homero en La Ilíada que Aquiles, el gran héroe de la guerra de Troya, además de fuerte y valiente era tan rápido que se le conocía como “el de los pies ligeros”.

Pero, a pesar de sus gestas y gallardía, no era invencible. Por más que su madre, Tetis, en su infancia, hubiera tratado de hacerle invulnerable sumergiéndole en las aguas de la laguna Estigia, no consiguió su objetivo debido a que olvidó mojar el talón por donde lo sujetaba.

Iniciamos un ejercicio cargado de optimismo. Este ciclo de los pies ligeros, que arrancaba tras la covid con el mayor impulso desde los años 50, se resiste a caer vencido. Igual que Aquiles, parece que puede con todo: tras haber experimentado las mayores subidas de tipos de interés en más de 40 años, la economía ha superado una inflación no vista desde los años 70, la invasión de Ucrania, una crisis bancaria y, a pesar de todo, continúa resiliente.

Esta semana conocíamos que EE UU creció al 3,3% en el último trimestre de 2023 soportado por el consumo —que suma un 2,8%—, unas ventas minoristas, que se aceleran un 5,6% ayudadas por un sector privado menos apalancado que en crisis anteriores, y un mercado laboral cercano al pleno empleo. En Alemania, donde la situación no es tan boyante y el PIB se contrajo tres décimas en el cierre de año con un frenazo acumulado de la producción industrial de un -4,9%, la tasa de paro es incluso más reducida que antes de que comenzaran las subidas de tipos, como ocurre en Francia, Australia, Canadá o Japón. En la eurozona, la tasa de desempleo del 6,4%, no solo es seis décimas más baja que cuando se comenzaron a elevar los tipos oficiales, sino que, además, se encuentra en mínimos históricos.

A la vista de la fortaleza de los datos sorprende que los mercados financieros descuenten seis bajadas de tipos de interés para este año —tanto en Europa como en EE UU—, una circunstancia que, salvo en 1984, nunca se ha producido con esa intensidad y rapidez si no ha venido acompañada de una recesión. Nos encontramos ante una dualidad imposible: o el ciclo se estira durante los próximos meses con el vigor de Aquiles y los tipos no bajan como los mercados piensan, o la flecha del príncipe Paris alcanza el talón de Aquiles, los datos se deterioran a una velocidad inusitada y los bancos centrales tienen que salir al rescate.

Dada la resiliencia de las últimas cifras parece más razonable el primero de los escenarios. Si, como esperamos, el ciclo continúa disfrutando de su séptima vida con un crecimiento mundial moderado del 2,5%, las bajadas de tipos se harán esperar. No llegarán hasta bien entrado el verano y la Fed y el BCE se limitarán a adaptar los recortes de tipos a la desaceleración de la inflación. Bastará con tres cuartos de punto, la mitad de lo que esperan los mercados, para evitar que los tipos reales se expandan y tratar que la fiesta continúe.

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