El petróleo seguirá sometido a presión

Este año veremos un mercado del petróleo muy ajustado pese a la importante desaceleración económica esperada

Planta de Pemex en Veracruz, México.RAQUEL CUNHA (REUTERS)

El mercado de petróleo ha estado expuesto a importantes choques y ajustes en los últimos años, desde una de las reducciones de producción más fuertes decretada por la OPEP durante la pandemia, a los mandatos de accionistas para acelerar la transición fuera de la extracción en algunas de las principales empresas del sector, hasta las sanciones y restricciones por la guerra entre Rusia y Ucrania. El año 2023 no será la excepción, y s...

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El mercado de petróleo ha estado expuesto a importantes choques y ajustes en los últimos años, desde una de las reducciones de producción más fuertes decretada por la OPEP durante la pandemia, a los mandatos de accionistas para acelerar la transición fuera de la extracción en algunas de las principales empresas del sector, hasta las sanciones y restricciones por la guerra entre Rusia y Ucrania. El año 2023 no será la excepción, y se presenta como un ejercicio en el que veremos un mercado del petróleo muy ajustado pese a la importante desaceleración económica esperada.

La demanda en los próximos meses estará dominada, por una parte, por la marcada moderación en la actividad en las principales economías del mundo, con un descenso previsto en su consumo de petróleo, especialmente hacia mediados de año. Sin embargo, la normalización esperada de la actividad en China, después de declarar el final de su política de “tolerancia cero” a la covid-19, compensará en buena medida esa menor demanda de petróleo de economías desarrolladas, pero esto se observará con mayor impacto en la segunda mitad del 2023.

Por otra parte, en la oferta se sentirán con más fuerza los efectos de las sanciones: precios techo y prohibiciones de compra de petróleo ruso, no solo por la incapacidad de redireccionar parte de este, también por decisiones propias del Gobierno de Rusia sobre la reducción intencional de su oferta. Esto estará acompañado del ya tradicionalmente lánguido proceso de negociación con Irán, que no parece ver la luz aún. En contrapartida, los mejores precios en los últimos años han logrado incentivar alguna inversión adicional entre los países fuera de la OPEP, lo que ayudará a compensar, parcialmente, esta menor oferta de petróleo global. Aunque con amplia incertidumbre, asociada a las decisiones financieras en la reactivación de la producción de esquistos americanos, a la propia velocidad de la transición hacia energías renovables y, por tanto, al precio de largo plazo del petróleo.

En este contexto, el balance del mercado de petróleo, con el avance de la demanda en los años previos y uno más tenue de la oferta, ha llevado a un mercado estrecho, que tenderá a ser ligeramente deficitario en la segunda parte del año. Estará reflejado en un precio del petróleo en niveles de los 85 dólares el barril de Brent en promedio para el primer semestre, y bordeando cerca de los 90 dólares para el segundo.

En definitiva, valores que no son consecuentes con el nivel de actividad y producción global, y que pese a ser menores que los casi 100 dólares el barril Brent de 2022, siguen siendo altos y posiblemente un bastión adicional en la restricción a la producción en 2023.

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