La reválida de los líderes empresariales

Antonio Garamendi y José Luis Bonet, decididos a seguir al frente de la patronal CEOE y la Cámara de Comercio de España

El presidente de la Cámara de Comercio de España, José Luis Bonet, y el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, en un encuentro empresarial en Estocolmo.JUANJO MARTÍN (EFE)

Este otoño se sucederán dos procesos electorales de calado en el planeta empresarial español. Por un lado, las elecciones a la presidencia de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) y, por otro, la renovación del consejo de la Cámara de Comercio de España. En este caso, el presidente, José Luis Bonet, ya adelantó el lunes en el pleno su decisión de continuar los próximos cuatro años. Las elecciones serán en diciembre y, además de su renovación, se producirá t...

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Este otoño se sucederán dos procesos electorales de calado en el planeta empresarial español. Por un lado, las elecciones a la presidencia de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) y, por otro, la renovación del consejo de la Cámara de Comercio de España. En este caso, el presidente, José Luis Bonet, ya adelantó el lunes en el pleno su decisión de continuar los próximos cuatro años. Las elecciones serán en diciembre y, además de su renovación, se producirá también la de los componentes del pleno (un total de 78 representantes de cámaras provinciales y comarcales, empresas, autónomos, ministerios...). Se descarta otra candidatura alternativa a la de Bonet, que lleva dos mandatos desde que se creó la actual estructura de la Cámara en 2014.

El deseo de continuidad del veterano empresario catalán, de 80 años, es coherente con su discurso de compromiso y de arrimar el hombro, sobre todo en tiempos complicados como el actual, y sea el Gobierno del color que sea. A él le nombró el del PP en plena marabunta del independentismo catalán, del que se mostró claramente contrario, y ha seguido con la misma lealtad con el de coalición PSOE-Unidas Podemos.

Las elecciones de la gran patronal previsiblemente se celebrarán con anterioridad a las de la Cámara. El calendario se desvelará en la junta directiva del 21 de septiembre. El actual mandato termina el 21 de noviembre, cuatro años después del nombramiento de Antonio Garamendi como presidente, por lo que se presume que serán en torno a ese día, probablemente el miércoles 23 de noviembre. Ni adelantar ni retrasar. Los estatutos proclaman que la fecha debe decidirse al menos 40 días antes y que las candidaturas, contar con un mínimo de 20 avales y presentarse al menos 15 días antes de la fecha fijada.

Se da por hecho que Garamendi anunciará que se presenta en la citada junta. También parece que no habrá candidatura alternativa, por lo que el dirigente vasco volvería a ser elegido por aclamación, como en la anterior ocasión (no fue, sin embargo, así en las de 2014, cuando perdió frente a Juan Rosell por solo 33 votos sobre 660 emitidos). La incógnita radica en la posición que tome el presidente de la patronal catalana, Josep Sánchez Llibre, que se ha mostrado muy crítico con Garamendi. El exdiputado catalán (de Unió) adelantó a julio las elecciones en Foment, que debían haberse celebrado también en noviembre, y fue reelegido para su tercer y último mandato.

Una vez dado ese paso ha tenido tiempo para orquestar movimientos y formar una candidatura alternativa. De los cinco presidentes que ha tenido la CEOE, dos (Carlos Ferrer Salat y Rosell) son catalanes, dándose una especie de alternancia no escrita entre catalanes y no catalanes. Pero, dado el escaso apoyo que se intuye, todo parece indicar que Sánchez Llibre no aspirará en esta ocasión y se quedará en la retaguardia a esperar y ver si sale alguien a la palestra. En las últimas semanas han aparecido dirigentes significados, pero en el entorno empresarial se descartan alternativas.

En ese sentido, se ha hecho referencia al presidente de la patronal madrileña CEIM, Miguel Garrido, que junto a Llibre; Pedro Barato, de Asaja, y José López-Tafall, de la patronal del automóvil Anfac, se abstuvo en la votación de la reforma laboral que apoyó Garamendi. Sin embargo, han aclarado a quien les haya querido escuchar que fue una coincidencia, que responde al debate y a la expresión de discrepancias, por otra parte, enriquecedoras que deben existir en una organización como la patronal. Según fuentes sectoriales, la mayor parte reconoce el impulso que ha recibido la patronal en estos años para recuperar el protagonismo perdido; la incorporación de grandes empresas, que se habían desligado por falta de representación; la mayor presencia de los autónomos; el funcionamiento eficaz de las comisiones laborales...

En esas directrices se mueve Garrido, que sería una opción firme al estar al frente de la potente patronal madrileña. Además, aliada con la catalana tendría un efecto arrastre considerable sobre otras patronales sectoriales y territoriales. El dirigente madrileño ya ha dicho a sus cercanos que en su intención no está presentarse, aunque estará a disposición de lo que diga la junta de CEIM, en la que florecen muchos intereses, en algunos casos no ajenos a presiones políticas.

Entra aquí en juego el factor político. Garamendi ha mantenido una relación abierta con el Gobierno de Pedro Sánchez, que no dudó en calificarle como “patriota”. Y hay quien se pregunta qué hará el PP dirigido por Alberto Núñez Feijóo y, en Madrid, por la belicosa Isabel Díaz Ayuso. La posición de Garamendi se basa, según suele subrayar, en que “si tengo que firmar un acuerdo que considere justo, lo firmo”. Y en su bagaje aparecen varios, como las leyes de teletrabajo, dependencia, formación profesional, riders, aumento del salario mínimo, los ERTE y la reforma laboral. El mayor logro de esta es el avance que supone en materia de estabilidad. Será difícil, sostienen en CEOE, que se rechace una normativa que funciona y que, en el caso del PP, respeta gran parte de la reforma que hizo el Gobierno de Rajoy en su día.



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