Linares desempolva su pasado minero
La Junta de Andalucía inicia los permisos para sondear una zona rica en plomo y cuya explotación se paró hace tres décadas por la falta de rentabilidad económica
En 2021 se cumplieron tres décadas desde el cierre de la última explotación minera de Linares (Jaén), Minas La Cruz. Los 250 trabajadores que quedaron en la calle fueron los últimos exponentes del potente distrito minero Linares-La Carolina, en las estribaciones de Sierra Morena. Unos 50.000 mineros horadaban los suelos de esta comarca en las primeras décadas del siglo XX. Pero a partir de los años sesenta empezó su declive, no tanto por el agotamiento del mineral sino por la falta de rentabilidad económica. La innovación tecno...
En 2021 se cumplieron tres décadas desde el cierre de la última explotación minera de Linares (Jaén), Minas La Cruz. Los 250 trabajadores que quedaron en la calle fueron los últimos exponentes del potente distrito minero Linares-La Carolina, en las estribaciones de Sierra Morena. Unos 50.000 mineros horadaban los suelos de esta comarca en las primeras décadas del siglo XX. Pero a partir de los años sesenta empezó su declive, no tanto por el agotamiento del mineral sino por la falta de rentabilidad económica. La innovación tecnológica hizo que las industrias automovilísticas, que eran los principales consumidores de plomo para las baterías y los faros, redujeran sus pedidos hasta unos niveles que comprometían la viabilidad de la que llegó a ser una de las principales cuencas mineras del país.
Ahora, 30 años después, Linares se dispone de nuevo a desempolvar sus entrañas en busca del esplendor industrial y comercial que llegó a tener en el siglo pasado. Nuevo Linares es el nombre del Permiso de Investigación otorgado por la Junta de Andalucía a la firma Kerogen Energy, que ha iniciado los sondeos para determinar las existencias de plomo, cobre, zinc y metales preciosos en una extensión de 168 cuadrículas mineras de los pozos de El Cobre, Matacabras y San Juan, en los términos municipales de Linares, Bailén y Guarromán.
“El histórico distrito minero de Linares aún guarda riqueza mineral que hoy podría ser empleada en la transición energética y en el desarrollo de nuevas tecnologías”, explica Javier de Aspe, consejero delegado de Insersa, socio principal del proyecto y primer operador de minería subterránea a escala nacional. La empresa trabaja actualmente en seis explotaciones mineras de Andalucía y tiene 15 más en proyecto. De Aspe tiene claro que este territorio “tiene aún zonas inexplotadas y riqueza en plomo, un mineral que es indispensable hoy en día como respaldo a las energías renovables y también para los vehículos eléctricos”. De hecho, la demanda del plomo está en continuo crecimiento, además de tener unos altos precios de mercado.
Primera fase
La primera fase del proyecto tendrá un coste de dos millones y, a juicio de Pedro Rodríguez, geólogo y promotor de los sondeos, persigue localizar los minerales a través de los trabajos pertinentes de geoquímica, cartografía y las consecuentes perforaciones. Después vendrá el estudio de viabilidad técnica, ambiental, económica y la solicitud de concesión minera. Las previsiones confirman que podría tratarse de una mina con un tiempo mínimo de 10 años de vida, con una producción mínima de 25.000 toneladas de metal, una inversión de hasta 40 millones de euros y 180 puestos de trabajo. “Llegamos a Linares con la pertinente cautela, pero con entusiasmo, porque pensamos que podemos encontrar recursos con los que formar una reserva”, sostiene Rodríguez.
Los impulsores del proyecto Nuevo Linares aseguran que es un ejemplo de la apuesta por la minería del siglo XXI. “Ambientalmente responsable, apuesta por la seguridad llevando a cabo formación en prevención de manera continua, integración social y el uso de las últimas tecnologías mineras”, se indica desde Insersa, una operadora que ha trabajado en proyectos mineros como Aguas Teñidas, Minas Magdalena, Sotiel, Río Tinto y Cobre las Cruces. “Las expectativas son ilusionantes, nuestro pasado minero es innegable, fuimos una de las principales cuencas mineras de España, concentrando una gran actividad minera y metalúrgica; el proyecto será un revulsivo económico para nuestra comarca porque supone volver a nuestra tradición minera”, explica el alcalde de Linares, Raúl Caro-Accino. El Ayuntamiento linarense se ha implicado en este proyecto hasta el punto de publicar una oferta de empleo para ayudantes de perforación de sondeos de investigación minera.
No es la primera vez que una compañía se interesa por la cuenca minera de Linares, ya que, en 2014, la Junta otorgó a la empresa North Recycling Works el permiso de investigación para una superficie de 277 cuadrículas mineras en una zona muy amplia que afectaba a los términos Linares, Guarromán, Bailén, Carboneros y Baños de la Encina, para buscar plomo, barita y galena. Tras los estudios pertinentes, el proyecto no se llegó a sustanciar en esta cuenca filoniana, donde las extracciones que no pueden realizarse a cielo abierto, sino que necesitan pozos y galerías.
La minería es un sector productivo estratégico en Andalucía, comunidad que sostiene casi el 40% de la industria extractiva nacional. Insersa, socio mayoritario de Kerogen Energy, tiene varias décadas de experiencia y ha participado en los principales desarrollos de ingeniería metálica de los últimos años. Cuenta con una plantilla de 900 personas.
Expolio y deterioro
El inmenso patrimonio industrial y minero del distrito Linares-La Carolina ha estado expuesto al expolio y al deterioro del paso del tiempo. Hace algunos años, a instancias del colectivo Proyecto Arrayanes, la Junta de Andalucía decidió incluir 65 emplazamientos en el Catálogo del Patrimonio Histórico Andaluz y, más tarde, se han incoado expedientes para proteger otros 69. En total son 134 conjuntos mineros de gran singularidad para los que los Ayuntamientos de la comarca han pedido incluso la declaración de Patrimonio de la Humanidad. Se trata de minas, pozos y fundiciones, abandonadas desde el último tercio del pasado siglo, que son testimonio de una actividad con 4.000 años de antigüedad.
Pero a pesar de la protección que pesa sobre este patrimonio industrial el vandalismo y el expolio continúan en muchas de esas galerías. Es el caso de la mina-fundición La Tortilla, que acaba de ser incluida en la Lista Roja del Patrimonio que elabora Europa Nostra. Los filones de esta mina ya eran conocidos desde mediados del siglo XVI y en 1864 fueron adquiridos por el empresario inglés Thomas Sopwith. Fue considerado como uno de los complejos más completos de Europa, ya que en sus instalaciones se abarcaba el proceso productivo del plomo en su totalidad; desde la extracción, fundición y posterior fabricación de tuberías, chapas o municiones.