Y después de la EBAU, ¿qué?
El impacto de la pandemia sigue marcando la demanda de titulaciones universitarias, con Medicina y Enfermería a la cabeza. A la hora de elegir, la empleabilidad es un factor decisivo, pero no el único
¿Empleabilidad o vocación? Ocho de cada 10 estudiantes que superen este año la EBAU elegirán qué grado cursar dependiendo de las salidas profesionales que tenga, según el consultorio universitario de la Fundación Universidad-Empresa. Un criterio que nos lleva directamente a las carreras de Ingeniería y Arquitectura y Ciencias de la Salud, que son las que mayor empleabilidad registran (con un 92,4 y un 88,4 %), seguidas de aquellas relacionadas con las Ciencias Jurídicas y Sociales (88,3), mientras que nos aleja de los grados en Ciencias y Artes y Humanidades (con un 80,9 y 78,4 de tasa de empleo). Pero, ¿debe ser el mercado laboral el criterio de selección definitivo? “A ese estudiante que acaba de hacer la selectividad y que aún alberga dudas, le diría que piense, lo primero, en aquello que le gusta. Puede sonar muy romántico, pero también es crítico... Al final va a ser tu profesión y tu vida”, afirma Víctor Briones, vicerrector de Estudios de la Universidad Complutense de Madrid.
¿Vocación, entonces? Ni lo uno ni lo otro, porque, apunta, “la empleabilidad es dinámica, y una titulación que ahora tiene una tasa de empleo maravillosa (por ejemplo, aquellas de base tecnológica), dentro de cuatro o cinco años puede haber cambiado mucho o tener un plan de estudios que se ha quedado anticuado”. Para Briones, también conviene tener en cuenta otros aspectos objetivos como las posiciones ocupan las distintas titulaciones en los rankings, la existencia de acuerdos y convenios para prácticas externas en empresas, o si tienen un cierto grado de internacionalización que permita al alumno cursar algunos semestres en universidades fuera de España.
Carreras con más empleabilidad
Una sola mirada al mercado laboral desvela hasta qué punto la pandemia sigue condicionando la demanda de titulaciones. En 2021, y por segundo año consecutivo, las carreras relacionadas con el ámbito de la salud son las que más incrementaron su peso en las ofertas de empleo, convirtiéndose por primera vez en las más demandadas (46,96 %) y casi duplicando los números del año anterior, empujadas tanto por la necesidad de cubrir las bajas causadas por la crisis sanitaria como para paliar la falta de recursos humanos en hospitales y centros de salud. Medicina (y Biomedicina) se convirtió en el grado con más salidas profesionales (aglutinando el 13,41 % de las ofertas), seguido de Enfermería, que hace solo dos años ocupaba la séptima plaza (con un 12,42 %) y Administración y Dirección de Empresas (con un 5,36 %), según revela el Informe Infoempleo Adecco.
Completan el top 10 los egresados en el doble grado de ADE y Derecho, Ingeniería Industrial, Informática, Fisioterapia, Comercio y Marketing, Psicología y Psicopedagogía y Educación y Pedagogía. Y con una importancia marcadamente creciente, todas las disciplinas relacionadas con la transformación digital que la pandemia se ha encargado de acelerar: la ciencia de datos, la ciberseguridad, la inteligencia artificial, las realidades extendidas, las matemáticas y la física, e incluso de otros sectores como la animación, los videojuegos o el diseño digital. Por comunidades autónomas, cuatro de ellas (las de Madrid, Andalucía, Cataluña y Castilla y León) concentran más de la mitad (el 54,75 %) de las ofertas de empleo dirigidas a universitarios.
Pero no son estas las únicas áreas con buenas perspectivas de empleo. “Hay una cierta tendencia a crear ahora grados transversales, en los cuales participan varias facultades y que otorgan a esos estudios un aire multidisciplinar y una versatilidad muy apreciada por los empleadores”, explica Briones. “Titulaciones, por ejemplo, asociadas con la ciencia de datos o la criminalística, y que reciben aportaciones desde la medicina, el derecho, la economía, las ciencias políticas, la sociología o el trabajo social”. El vicerrector, que también es veterinario, destaca además la “tremenda empleabilidad” de todo lo que tiene que ver con la alimentación, no solo en lo que respecta a la nutrición y dietética (es decir, la parte que tiene que ver con las personas y el efecto de la alimentación sobre ellas), sino también con la Ciencia y Tecnología de los Alimentos (que aborda la composición y propiedades de los mismos, su procesado, la biotecnología alimentaria y la gestión de calidad entre otros aspectos).
Grados exigentes y precariedad laboral
En este punto, se hace necesario comentar una cierta paradoja: encabezar la demanda de titulaciones universitarias en las ofertas de empleo no garantiza, en absoluto, buenas condiciones laborales. Es el caso de las dos carreras antes mencionadas, Medicina y Enfermería, cuyo acceso al mercado laboral dista mucho de estar acorde con la exigencia que ambos grados suponen. En 2019, y según informa Elisa Silió, el 86,6 % de los médicos y el 70,6 % de los biomédicos trabajaban, cuatro años después de graduarse, en condiciones precarias, becados, con contratos temporales, en prácticas o emigrados a otros países, y desde 2015 hay menos plazas de MIR convocadas que número de aspirantes. Las enfermeras, por su parte, afrontan una escasez crónica de profesionales y cargas de trabajo difícilmente asumibles que hacen que muchas decidan, también, hacer las maletas. En el lado opuesto, el 96,4 % de los graduados en Odontología, que cuatro años después de terminar tienen trabajos asalariados estables.
Para Briones, cabe preguntarse si acaso “no hay una cierta inflación de centros docentes que imparten algunas titulaciones, y si esa inflación no lleva a una calidad de formación que podría ser mejorable”. Acudir a los rankings universitarios, señala, puede ser una buena manera de asegurarse de que las titulaciones que se ofrecen son de la máxima calidad, siempre teniendo en cuenta que “aquellos formados en instituciones con un alto nivel de exigencia y calidad generalmente tienen una mayor tasa de empleabilidad”. Otra solución pasaría por reducir el número de los estudiantes que acceden a determinadas titulaciones, algo que no depende exclusivamente de cada universidad: “Las autoridades de Ordenación Académica de cada comunidad autónoma deberían poner el ojo en esta cuestión y tomar algunas decisiones. No se puede estar ampliando constantemente la oferta, porque después se encuentran con un mercado laboral que no es infinitamente ampliable”, reclama.
Para los dubitativos, unos consejos
Con la mirada puesta en los resultados de la EBAU, y la incertidumbre de si serán o no suficientes para alcanzar la nota de corte exigida en los estudios deseados, muchos estudiantes aún no tienen la certeza acerca del grado o incluso la institución en la que iniciarán su periplo universitario. Precisamente para ellos, el centro universitario U-Tad ha elaborado una serie de recomendaciones que conviene tener en cuenta antes de decantarse por una u otra opción:
- Identifica tus gustos y preferencias, tus habilidades y tus aptitudes, y trata de estudiar una carrera que los desarrolle.
- Infórmate de qué tipo de empleos corresponden a la titulación que estás considerando, e intenta visualizarte desempeñándolos. Puede que haya perfiles profesionales que ni siquiera conozcas.
- Busca referentes que estén desarrollando esa profesión y habla con ellos para conocer cómo es su día a día.
- Elige una universidad especializada en el sector al que te quieras dedicar, y asegúrate de que la formación está actualizada y es de calidad.
- Tómate tiempo para analizar las nuevas titulaciones que existen en el mercado. Cada año las universidades actualizan su catálogo para responder a la demanda existente.
- Investiga el plan de estudios, el profesorado y, si puedes, la metodología que aplican.
- Ten en cuenta la empleabilidad de la carrera.
- Si tienes margen, acude a algún curso o taller relacionado con la disciplina que te interesa.
La importancia de una perspectiva internacional
Ya sea por el tipo de grado elegido (los hay que son fruto de la colaboración de instituciones de varios países) o porque se opte por participar en alguno de los programas de movilidad universitaria (como Erasmus), convivir en un entorno internacional durante los años de formación superior tiene un efecto muy beneficioso en el desarrollo personal y académico de los alumnos: “Siempre es recomendable, por dos motivos: por un lado, el académico, porque descubrir cómo se estudia y cómo se aprende en otros sitios es valiosísimo; los estudiantes que se desplazan a otro país ven otra forma de orientar la enseñanza y de enfocar la formación profesional dentro de esa enseñanza, que es lo que va dirigido a la empleabilidad. Y luego está la experiencia vital, que me atrevería a decir que es incluso más importante: el aprender a vivir por ti mismo”, reflexiona Briones.
La opción más conocida para esta movilidad es, por supuesto, el programa Erasmus+, en el que participan los 27 Estados miembros de la UE y otros seis países más (Noruega, Islandia, Turquía, Serbia, Liechtenstein y Macedonia del Norte), además de los acuerdos bilaterales entre las distintas universidades, las becas Americampus (con Iberoamérica) e incluso un programa para la movilidad universitaria dentro de España (SICUE). Pero también existe la posibilidad de optar por una titulación que sea fruto de la cooperación entre universidades de distintos países, como el futuro grado en Estudios Europeos que comenzará a impartirse el año que viene y que permitirá a sus alumnos cursar varios semestres no solo en alguna de las cuatro sedes que otorgan el título (Universidad Complutense de Madrid, KU Leuven en Bélgica, Alma Mater Studiourum Università di Bolonia, Italia, y Jagiellonian University en Cracovia, Polonia), sino en cualquiera de las universidades que forman parte de la alianza Una Europa.
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