Alemania activa un fondo para reducir su dependencia de materias primas críticas de China
La medida, dotada con 1.000 millones de euros, prevé que el Gobierno participe en proyectos de extracción, procesamiento o reciclaje de materiales para desengancharse del suministro chino
La dependencia de Alemania de materias primas críticas procedentes de China es algo que preocupa desde hace tiempo en los despachos de Berlín. En vista de las tensiones comerciales actuales, las autoridades alemanas quieren evitar que pueda suceder algo como lo que ocurrió con la gran dependencia del gas ruso que acabó provocando una grave crisis energética. Para ello, el Ejecutivo está a punto de activar un fondo, en el que se dará participación a las empresas, para invertir en diferentes proyectos de materias primas.
El pulso que desde hace meses libran Estados Unidos y China por hacerse con la hegemonía mundial tiene repercusiones en otras grandes potencias. Este verano, muchas empresas alemanas informaron de problemas en la producción debido a que las materias primas críticas procedentes de China se suministran con retraso o en cantidades insuficientes. “Las consecuencias son cuellos de botella y costes adicionales”, informan desde la Federación de la Industria Alemana (BDI).
China quiere controlar, por ejemplo, cada vez más quién accede a las cadenas de suministros de tierras raras vitales para sectores como el de la transición energética, movilidad verde, pero también defensa y aeroespacial. El gigante asiático controla cerca del 70% de la minería global de tierras raras y el 90% de su capacidad de procesado mundial, es decir, que aunque otro país extraiga el mineral de tierras raras acaba enviándolo a China para su procesamiento.
La Unión Europea ha aprobado una ley de materias primas críticas con la que busca garantizar un suministro seguro y sostenible de estos materiales fundamentales para la industria europea y reducir significativamente la dependencia de la UE con respecto a las importaciones suministradas por un solo país. En esta línea, el antiguo Gobierno alemán acordó en octubre de 2024 un fondo para materias primas. Este fondo de hasta 1.000 millones de euros prevé que el Gobierno pueda participar en proyectos de materias primas, en los ámbitos de extracción, procesamiento y reciclaje, o apoyarlos financieramente a través del Instituto de Crédito para la Reconstrucción (KfW). El cambio de Gobierno retrasó su implementación y ahora, un año después, está a punto de entrar en funcionamiento como informó a EL PAÍS una portavoz del Ministerio de Economía y Energía.
En concreto, las empresas pueden contar con una participación de capital del KfW que puede oscilar entre 50 y 150 millones de euros. Para su aprobación se realiza un exhaustivo análisis de riesgos para “minimizar los riesgos de impago”. “Actualmente se están examinando en profundidad tres proyectos en Alemania, Canadá y Australia. El examen aún está en curso, pero una vez que se haya completado con resultado positivo, los proyectos podrán ponerse en marcha”, indicó la portavoz. Uno de estos proyectos es el de la empresa Vulcan Energy, que planea obtener litio climáticamente neutro a partir de las aguas termales de la fosa del Alto Rin.
El fondo se centra principalmente en proyectos avanzados que necesitan una financiación a partir de 50 millones de euros y que han superado con éxito la fase de exploración. Sin embargo, los expertos exigen que se apoye también los proyectos en sus primeras fases y proyectos más pequeños.
“La prospección sirve para que sepamos qué recursos geológicos tenemos, dónde se encuentran y cuál es su calidad”, explica la directora general de la Asociación de Minería, Geología y Medio Ambiente (VBGU), Ivonne Arenz. “Por supuesto, todo esto cuesta dinero y tiempo. Y precisamente para esta fase no existe aún ninguna financiación estatal, ningún apoyo ni incentivos”, critica por teléfono sobre algo que espera que cambie. Si bien el fondo llega cuando ya hay problemas de suministro “lo importante es que se haya dado este paso ahora. ¡Sin embargo, deben seguir otros pasos!”.
Alemania es una nación muy industrializada y tecnológica, lo que implica que necesita materias primas en grandes cantidades. La digitalización y la transición energética están cambiando las necesidades. Mientras disminuye el uso de carbón, aumenta el del litio o tierras raras. Pero, ¿qué convierte a una materia prima en crítica? Por un lado cuando hay una gran demanda y pocos proveedores y por otro, cuando existe una gran necesidad. Según el listado de la Comisión Europea, se trata de metales como el litio, cobre, níquel y tierras raras (como el neodimio), así como otros minerales como el cobalto, grafito, bauxita, boro y coltán.
“Dependemos completamente de China, sobre todo en lo que respecta a las tierras raras pesadas, que ahora también están sujetas a controles de exportación”, comenta por videollamada Maren Liedtke, geóloga del Instituto Federal de Geociencias y Recursos Naturales (BGR), que recomienda ver el problema desde “una perspectiva europea, no solo desde la alemana”. “Tenemos que actuar como Europa, ya que para un solo país es casi imposible”, dice. “El problema es que no estamos hablando solo de una materia prima concreta, sino de toda una serie de materias primas, y eso es lo que lo hace tan problemático”.
Hacer frente a esta dependencia tiene un coste muy elevado por lo que es necesario contar con contratos de compra a largo plazo a un nivel de precios determinado. “Las empresas tienen que invertir, en algunos casos, varios cientos de millones y deben estar seguras de que podrán vender sus productos a largo plazo, a un precio que quizá sea más alto que el de China. Creo que ese es el gran obstáculo para este tipo de inversiones”.
Alemania cuenta con proyectos relevantes de materias primas críticas en una fase avanzada de exploración, sobre todo, en la Cuenca del Ruhr y en Sajonia, en el este del país, donde está, por ejemplo, el yacimiento transfronterizo de Zinnwald, considerado como uno de los mayores yacimientos de litio del mundo, que se encuentra actualmente en una fase avanzada. En 2023, Alemania ocupaba el séptimo lugar a nivel mundial en cuanto a recursos estimados de litio, con alrededor de 3,8 millones de toneladas de contenido de litio, según un estudio del BGR.
Pero al final, la mera existencia de grandes yacimientos no es suficiente. Tiene que haber consenso social, inversores, productores, compradores, mano de obra cualificada… “Y creo que ahí tenemos un problema fundamental: ¿qué importancia tiene para mí esa seguridad? ¿Estoy dispuesto a pagar más por ella?”, agrega Liedtke.
El riesgo que conlleva esta dependencia era conocido. Como recuerda Cornelius Bähr, experto en materias primas, energía e industria del instituto económico IW de Colonia, en 2010 ya se produjo la primera gran crisis de las tierras raras cuando China redujo drásticamente sus exportaciones a Japón durante varias semanas por motivos de política exterior.
“Para los europeos, y también para los alemanes, durante mucho tiempo fue ventajoso poder adquirir materias primas y productos transformados a precios bajos. En ese caso, el argumento del coste desempeñaba un papel fundamental, y la evaluación del riesgo de que tal vez se dependiera demasiado de un proveedor se valoraba con menos importancia”, analiza Bähr por teléfono y menciona que ellos ya elaboraron un estudio a principios de 2024 donde calificaron de “elevado” el riesgo de depender de China haciendo especial hincapié en el conflicto de Taiwán y sus posibles consecuencias.
“Por supuesto, hay que buscar productores alternativos, pero la pregunta es: ¿cuántos hay? ¿Con qué rapidez pueden ampliar su producción estos productores? ¿Y son necesariamente países menos arriesgados que China?”, se pregunta.