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La inflación repunta una décima en octubre hasta el 3,1%, el nivel más alto del año

El INE atribuye la subida al encarecimiento de la electricidad y los billetes de avión y tren

La inflación se acelera en octubre y repunta una décima, hasta el 3,1%, según el dato adelantado que publica este jueves el Instituto Nacional de Estadística (INE). De confirmarse, sería el peor registro del año —hay que remontarse hasta junio de 2024 para encontrar un porcentaje superior— y reforzaría la idea de que el proceso desinflacionario atraviesa un bache. La tasa subyacente, que excluye los productos más volátiles como la energía y los alimentos frescos, también avanzó una décima en el mes, hasta alcanzar su registro más elevado en lo que va de 2025, aunque se mantiene en niveles más moderados (2,5%) que el IPC general.

El Ministerio de Economía y la oficina estadística achacan la subida, principalmente, al encarecimiento de la electricidad, más acusado que en octubre del año pasado, y al aumento de los precios del transporte aéreo y por ferrocarril. Matizan, sin embargo, que estas alzas se compensan en parte por la disminución de los precios de las gasolinas, en línea con el abaratamiento del barril de petróleo.

Con este nuevo dato, los precios encadenan ya cinco meses acelerando las subidas —si se deja al margen agosto, cuanto el incremento fue del 2,7%, igual porcentaje que julio—. Las previsiones, no obstante, apuntan a una moderación para este año y el que viene. Eso sí, será lenta: como en las carreras de fondo, los últimos kilómetros son siempre los más duros de recorrer.

“La expectativa es que la inflación termine 2025 con un promedio del 2,5%”, asegura Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Research. “La tendencia en la subyacente y en otros indicadores que anticipan la evolución futura de los precios apuntan a que la moderación en el crecimiento de los precios continuará de forma lenta en 2026″, hasta situarse en torno al 2,3%, agrega el analista.

Los datos de inflación se publican apenas un día después de que el INE diera a conocer cómo se ha comportado la economía entre julio y septiembre: el PIB avanzó un 0,6%, un porcentaje que supone una leve ralentización con respecto a los trimestres anteriores, pero suficiente para mantener a España en la vanguardia del crecimiento europeo. Va camino de ser, por segundo año consecutivo, el gran país desarrollado que más crece, un desempeño que llama aún más la atención porque se produce en un contexto complejo, con una guerra arancelaria en curso y una eurozona que arrastra los pies. Hace tan solo un mes, el rotativo británico Financial Times describía a España “como la economía principal de mayor crecimiento de Europa y una de las más sólidas del mundo desarrollado”.

Este vigor, sin embargo, supone de alguna forma un castigo por el lado de los precios. La economía avanza al calor de la demanda interna, con el consumo privado y la inversión como principales motores del crecimiento, que han tomado el relevo al sector exterior. Este fue clave en la recuperación pospandemia, pero ahora resta impulso al PIB.

En ese contexto, el incremento de la inflación “refleja el tirón de la demanda interna, confirmado por los datos de PIB, unido a la menor competencia en los sectores de los servicios”, resume Raymond Torres, director de Coyuntura en el centro de análisis Funcas. En otras palabras: el gasto de los hogares se ensancha de la mano de los buenos datos de empleo, las mejoras salariales y una población que crece con fuerza; lo que a la vez dificulta un enfriamiento más rápido de los precios. “Los servicios están presionando más de lo anticipado. Otro factor es la electricidad, que desde el apagón evoluciona peor que el año pasado, y el encarecimiento relativo de los alimentos”, añade el economista, quien mantiene que la inflación en España tardará en alinearse con la europea.

Lejos del objetivo

El índice de precios de consumo en España se mantiene por encima de la meta del 2% que fija el Banco Central Europeo (BCE) y de la media comunitaria, del 2,2% en septiembre (el dato adelantado de octubre se publicará este viernes). Este mismo jueves, el eurobanco se ha reunido en Florencia y, como estaba previsto, no ha movido ficha. Con la inflación cerca del objetivo y ante una perspectiva de tímida mejora económica para el bloque, el BCE ha optado por mantener los tipos de interés intactos —por tercera vez consecutiva—.

También en España la inflación llegó a situarse por debajo del 2% tras los picos alcanzados a partir de mediados de 2021. La espiral fue desatada por los desajustes entre demanda y oferta al salir de la pandemia, y se agravó después con la crisis energética provocada por la invasión rusa de Ucrania. Los precios alcanzaron en aquellos meses niveles de doble dígito por primera vez en casi cuatro décadas.

La desescalada empezó ya en la segunda parte de 2022 y, con altibajos, la inflación fue regresando a tasas más próximas al objetivo. Desde el pasado mayo, sin embargo, la presión ha ido creciendo y el proceso desinflacionario ha perdido fuelle. Y aunque los precios ya no crecen con la fuerza de hace unos años, siguen suponiendo un lastre para el bolsillo del consumidor y se perfilan como una de las variables macroeconómicas a la que más le está costando volver a su cauce tras los múltiples vendavales del último lustro.

“Para los hogares, especialmente aquellos con rentas más ajustadas, el incremento en los gastos esenciales como la vivienda [donde se incluyen por ejemplo los importes de la electricidad] y la movilidad se traduce en una importante carga financiera, acentuando las desigualdades preexistentes”, alerta José Antonio Vega, profesor de Economía de Comillas ICADE, quien teme que la presión alcista se traslade a los salarios. El encarecimiento del carrito de la compra también castiga más, proporcionalmente, a los hogares más vulnerables. En la zona euro, el incremento acumulado desde 2019 para los alimentos ha sido del 30%, según el BCE; en España, la cesta de la compra se ha encarecido más de un 30% desde mediados de 2021, frente al 19% del índice general.

Habrá que esperar dos semanas más para saber si la oficina estadística confirma el dato adelantado de octubre o lo modifica. En septiembre terminó revisándolo al alza en una décima, del 2,9% al 3%. Hasta ahora, había sido la tasa más elevada del año, solo igualada en el mes de febrero.

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