Luces en el túnel de la vivienda
Europa y España reactivan, con titubeos, la apuesta por la vivienda pública en alquiler
Se otean luces al final del túnel de la vivienda. Sobre todo, de la vivienda protegida en régimen de alquiler, que es el cogollo del drama social, sobre todo juvenil
En Europa, aunque trémulas, al fin se encienden, por presión de la bancada izquierda, de España y de alcaldes de grandes ciudades (Barcelona, Roma, París…). El Consejo Europeo escucha su demanda de activar una línea en el presupuesto de la UE. El Parlamento enhebra una propuesta, aunque de momento lo fía todo al mercado, ¿pretende un adiós a las Viviendas de protección oficial (VPO)? Y la Comisión bracea en la timidez, explorando el apoyo del Banco Europeo de Inversiones y rascando partidas no ejecutadas.
En España se acelera el pulso negociador sobre el Plan estatal de Vivienda 2026-2030. Buena novedad: la ministra del ramo, Isabel Rodríguez, ha prometido triplicar la financiación del último plan a la VPO, hasta 7.000 millones. Con condiciones: que las autonomías los igualen; y que blinden su parque público por siempre (sin eso, ninguna subvención). Los consejeros autonómicos del PP recelan.
Les tienta más el mercado que la VPO. Así, el Plan Aragón Más Vivienda 2024-2030 le consigna solo 31,5 millones. El presupuesto de Andalucía (2025) registra 32’37 millones en varias partidas y una parte no cifrada de los 156,4 millones compartidos con Fomento y Territorio (págs. 654 y ss). Y el presupuesto de la Comunidad de Madrid (2025), 669 millones a vivienda, de ellos 228,2 millones en VPO. Flojo, pero efecto arrastre y empeño municipal lucen algo: 1.698 calificaciones definitivas en Madrid al primer trimestre y 548 en Andalucía, más que las 465 de Cataluña, escuálido legado del procés. Es tímido, pero hay un cierto despegue.
También recelan del blindaje. ¡Escuchen, si no al Gobierno, a los técnicos!: “Si no se hubiesen descalificado” las viviendas protegidas en España “tendríamos actualmente un parque del 38%” del total, en vez de “un 2,5%” (“Diagnóstico y propuestas para resolver el problema de la vivienda en España”, Consejo superior de arquitectos).
Lo más reciente, pero clave, es el empuje de Cataluña, que ojalá fuese emulado. Tras la promesa ―desde cero, hace un año― de construir 50.000 VPOs hasta 2030, invirtiendo 4.400 millones en total, Salvador Illa dio cuenta el martes, en el debate anual de política general, de los primeros resultados (casi) tangibles.
Impresionan, comparativamente: 31.000 ya están en marcha (solares cedidos; 14.000 con promotor); 7.000 en producción y 1.800, adquiridos a terceros (solo estos ya desbordan los calificados de Madrid).
A eso añadió el propósito estrella de promover, junto con el sector privado, 210.000 viviendas adicionales (aún no concretó el reparto), a estrenar después de 2.030. Punto fuerte: satisface a la inversión privada sintonizando con sus dos mejores peticiones: intensificar la producción de suelo y aumentar la edificabilidad para edificar más (dentro de un orden).
Quedó pendiente de su inminente concreción y negociación detallada con sus socios, que se abstuvieron. Va para ya y debe constituirse en potente palanca de aceleración.