El Banco de Inglaterra rebaja a la mitad la previsión de crecimiento del Reino Unido
La autoridad monetaria reduce el tipo de interés al 4,5%, pero echa un jarro de agua fría con su pronóstico al Gobierno del Partido Laborista
El Banco de Inglaterra (BoE, en sus siglas en inglés) ha rebajado este jueves el tipo de interés en un cuarto de punto y lo ha situado en el 4,5%. Es el tercer recorte del precio del dinero en poco más de medio año, pero ha servido de poco consuelo al Gobierno laborista de Keir Starmer, que no consigue sacar a la economía británica de un estado de pesimismo generalizado. El BoE ha arrojado un jarro de agua fr...
El Banco de Inglaterra (BoE, en sus siglas en inglés) ha rebajado este jueves el tipo de interés en un cuarto de punto y lo ha situado en el 4,5%. Es el tercer recorte del precio del dinero en poco más de medio año, pero ha servido de poco consuelo al Gobierno laborista de Keir Starmer, que no consigue sacar a la economía británica de un estado de pesimismo generalizado. El BoE ha arrojado un jarro de agua fría a Downing Street, y a la ministra de Economía, Rachel Reeves, al reducir a la mitad su previsión de crecimiento del PIB británico. De una subida del 1,5% que calculó para 2025 en su informe del pasado noviembre, la autoridad monetaria cree ahora que el crecimiento del Reino Unido para este año será de un raquítico 0,75%.
El Comité de Política Monetaria del BoE culpa a la decisión adoptada por Reeves, cuando anunció el pasado octubre una fuerte subida de las cotizaciones a la Seguridad Social (national insurance, es el término inglés) que corresponde a las empresas, de un aumento mayor del previsto de las cifras de parados y de la inflación. La autoridad monetaria calcula ahora que la inflación, actualmente en el 2,5%, subirá hasta el 3,7% en el tercer trimestre de este año, debido también en parte al aumento del coste de la energía y de las tarifas reguladas por el Gobierno.
Aunque el gobernador del BoE, Andrew Bailey, ha dejado abierta la puerta a nuevos recortes del precio del dinero, no lo ha hecho con una claridad que ayudara a estimular a los mercados. “Tendremos que juzgar, en cada una de nuestras reuniones, cuán rápido y cuán lejos vamos en nuestras decisiones. Vivimos en un mundo de mucha incertidumbre, y el camino que tenemos por delante anticipa baches”, ha dicho Bailey.
El Gobierno de Starmer ha sufrido serias críticas por parte de las empresas y de analistas económicos después de anunciar un aumento impositivo de más de 48.000 millones de euros, que gravaba sobre todo a los negocios y a las clases altas.
“El recorte del tipo de interés es bienvenido, porque ayudará a aliviar el coste de la vida de las familias y hará más fácil la financiación de las empresas”, ha dicho la ministra Reeves. “Pero no estoy satisfecha con la previsión de crecimiento. Nuestra promesa de cambio implica un crecimiento más rápido y profundo, para poner de nuevo dinero en el bolsillo de los trabajadores. Por eso seguimos trabajando en eliminar trabas regulatorias para invertir en las carreteras, vías de ferrocarril e infraestructuras que necesita nuestro país”, ha añadido.
El BoE evita pronunciarse claramente sobre el impacto que podría tener sobre la economía británica la guerra comercial que Donald Trump ha anunciado a diestro y siniestro, aunque señala en su informe que “los aranceles y otras barreras al comercio tendrían con toda seguridad efectos adversos en economía del Reino Unido”.
La oposición del Partido Conservador se ha lanzado de inmediato a la yugular del Gobierno, para culpar a Starmer y su ministra de que el BoE no anuncie con mayor claridad nuevos recortes del tipo de interés en el futuro próximo. “El desastroso presupuesto [aprobado en octubre] va a suponer menos descensos del precio del dinero de los que se anticipaban para este año”, ha señalado Mel Stride, portavoz de Economía de los tories.
Las previsiones del BoE alimentan los temores de que la economía del Reino Unido, que se ha mantenido con un crecimiento cero en los últimos meses, entre en una fase de estanflación, con una inflación superior al objetivo oficial del 2%, unas cifras de paro en aumento y un PIB débil y paralizado.