Progreso y pyme
Las pymes están consiguiendo los mejores resultados de su pasado reciente. En todos los tramos de empresas, ordenadas por volumen de ventas, se ganó apreciablemente más en 2023 que en 2019 en términos reales
La imposibilidad para las pequeñas y medianas empresas (pymes) de asimilar económicamente una reducción de la jornada legal máxima de 40 horas semanales a 37 horas y media manteniendo el salario, se señala por algunas organizaciones patronales como el gran obstáculo para su implantación en 2025. Sin embargo, los datos desmienten esta supuesta inviabilidad. Como se verá a continuación, ...
La imposibilidad para las pequeñas y medianas empresas (pymes) de asimilar económicamente una reducción de la jornada legal máxima de 40 horas semanales a 37 horas y media manteniendo el salario, se señala por algunas organizaciones patronales como el gran obstáculo para su implantación en 2025. Sin embargo, los datos desmienten esta supuesta inviabilidad. Como se verá a continuación, no hay razones económicas, financieras o productivas para oponerse a la reducción de la jornada de trabajo. La codicia y la miopía son los únicos obstáculos que se oponen al progreso social que supondrá este avance.
En primer lugar, las pymes están consiguiendo los mejores resultados de su pasado reciente. Según el Observatorio de Márgenes Empresariales del Banco de España y la AEAT —basado en las declaraciones de impuestos presentadas por las propias sociedades—, en todos los tramos de empresas, ordenadas por volumen de ventas, se ganó apreciablemente más en 2023 que en 2019 en términos reales, es decir, descontada la inflación. El único tramo donde esto no ocurrió fue entre las sociedades que menos venden, donde se concentran aquellas recién creadas que suelen tener pérdidas durante los primeros años.
En las 376.000 empresas siguientes por volumen de ventas —que comprenden a las microempresas y una parte de las pequeñas empresas— se registró un beneficio bruto agregado real en 2023 de 18.600 millones de euros, 6.200 millones más que en 2019. En el último tramo de sociedades que más venden y que incluye al resto de pequeñas empresas, medianas y grandes empresas, se registraron 262.000 millones de beneficios, 89.000 millones más que antes de la pandemia. La Central de Balances (CB) del Banco de España corrobora estos buenos resultados, registrando crecimientos de dos dígitos en los beneficios (EBITDA) de las pymes desde 2021 y situándolos en 2023 un 46% por encima de los observados antes de la pandemia en 2019. También les está yendo muy bien a los autónomos cuyos beneficios brutos se incrementaron un 35% en el mismo período y sus márgenes sobre ventas aumentan más que en las pymes societarias.
En segundo lugar, tampoco el endeudamiento es una restricción, pues éste se sitúa en un nivel históricamente bajo para la pyme y su coste se está recortando gracias a la progresiva bajada de los tipos de interés del BCE. Según, la CB del Banco de España, la deuda remunerada de las pymes representa un 23% de su pasivo, siendo incluso menor entre las microempresas y pequeñas empresas. El endeudamiento sí era una elevada carga para la pyme en 2008, cuando estalló la burbuja inmobiliaria y se elevó hasta el 35%, doce puntos por encima de su nivel actual. En tercer lugar, también según la CB, la productividad por trabajador ha aumentado más en la pyme que en las grandes empresas desde 2019 y su mejora es inversa al tamaño de la empresa, muy posiblemente gracias a la gran flexibilidad de las pequeñas empresas y microempresas para adaptarse a los cambios.
En consecuencia, las pymes gozan de una buena salud económica, financiera y productiva que permite recortar la jornada sin riesgo a que se vuelvan inviables, llevando a cabo un reparto más favorable de sus beneficios y productividad en favor de las personas trabajadoras. Esta mayor justicia distributiva terminará, además, revirtiendo en favor de las empresas en forma de menores costes, más productividad y aumento de sus ventas. Esto se debe a que las personas trabajadoras tendrán más tiempo para descansar, lo que mejorará su bienestar, reduciendo el estrés y aumentando su eficiencia en el trabajo. Asimismo, menos tiempo de trabajo supone una ampliación del negocio para las pymes donde el tiempo libre es un insumo necesario (deporte, formación u ocio) y un impulso a la creación de nuevos empleos allí donde la reorganización de horarios no es suficiente para atender la demanda.
El progreso social que impulsa la reducción de la jornada de trabajo animará a la pequeña y mediana empresa a ser más eficiente, desencadenando un proceso adaptativo de “destrucción creativa”, donde la primera víctima será el presentismo improductivo tan enraizado en la cultura patronal de no pocas empresas y donde otro efecto positivo será el aumento del tamaño medio de las sociedades, como el que ya han propiciado las subidas del salario mínimo y la estabilización de la contratación. Sobre estos progresos también se dijo que las pymes no serían capaces de asimilarlos y aquí siguen, pese a algunas organizaciones patronales, con una envidiable salud económica y habiendo sido una de las principales contribuyentes al récord histórico de empleo.
Carlos Martín Urriza es portavoz de economía y hacienda del GP Sumar.