480.000 trabajadores no cobran sus horas extra, un agujero de 3.254 millones de euros al año en salarios y cotizaciones
“Si no lo haces te miran mal, tienes menos opciones de ascender”, dice un abogado. Sectores como el suyo, de oficina, son los que más acusan este problema
“Todos en mi oficina echan más horas de las que marca nuestra jornada, una más al día como mínimo. Si no lo haces te miran mal, sabes que tienes menos opciones de ascender. Y los más senior echan más horas aún, es como si no quisieran volver a casa”, explica Carlos, abogado granadino de 33 años. Es un relato similar al de Lorena, camarera madrileña de 25 años: “No nos pagan las horas extra, y ni se te ocurra preguntarlo. Una vez le saqué el tema a mi jefe y me dijo que era mentira, que apenas echamos horas de más. Vive en una realidad paralela”. Estos dos empleados están entre el medio millón ...
“Todos en mi oficina echan más horas de las que marca nuestra jornada, una más al día como mínimo. Si no lo haces te miran mal, sabes que tienes menos opciones de ascender. Y los más senior echan más horas aún, es como si no quisieran volver a casa”, explica Carlos, abogado granadino de 33 años. Es un relato similar al de Lorena, camarera madrileña de 25 años: “No nos pagan las horas extra, y ni se te ocurra preguntarlo. Una vez le saqué el tema a mi jefe y me dijo que era mentira, que apenas echamos horas de más. Vive en una realidad paralela”. Estos dos empleados están entre el medio millón de asalariados que regalan por obligación parte de su trabajo a sus empresas. Es un obsequio rentable para las compañías y sin remuneración para los empleados, compuesto de casi tres millones de horas a la semana en España.
Según la Encuesta de Población Activa, cuatro de cada diez trabajadores que echan horas extra no cobran ni un euro más por ellas. Son concretamente el 42,7% de ellos, a los que se suma otro 5,2% que percibe salario solo por una parte de sus horas extraordinarias. Así, casi la mitad de los trabajadores que alargan de más sus jornadas ni cobran ni cotizan por el tiempo que pasan en su centro de trabajo. Según cálculos de un estudio reciente de CC OO, esto implica un gran ahorro de costes para las empresas. “Equivale a un coste laboral de 3.254 millones de euros que en un año los empleadores dejan de pagar a trabajadores, Seguridad Social y Agencia Tributaria entre salario, impuestos directos y cotizaciones sociales”, indica el equipo de estudios del sindicato.
Para esta cuenta toman como referencia el total de horas extra impagadas que echan a la semana todos los asalariados, 2,97 millones a la semana en el segundo trimestre, últimos datos disponibles. Son el 42,8% del total de extraordinarias trabajadas por el conjunto de los asalariados.
Las horas extra ocupan un lugar preponderante en el debate laboral español en los últimos meses, a cuenta de la negociación de Gobierno, sindicatos y patronales para reducir la jornada ordinaria a 37 horas y media a la semana. En los compases iniciales de la conversación, las asociaciones empresariales pidieron al Ejecutivo un destope del límite máximo que plantea el estatuto de trabajadores (80 horas al año) a cambio de la contracción de jornada ordinaria, una posibilidad que el departamento de Yolanda Díaz cerró desde el primer minuto. El primer borrador, que adelantó este periódico, ya descartaba cambios en este sentido. “Para nosotros tiene muchas dificultades buscar elementos de compensación que pasen por incrementar las horas extraordinarias en nuestro país, que como es conocido es una lacra. Hay abuso del trabajo extraordinario, muchas veces impagado”, dijo el secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey, tras una de las reuniones en el ministerio.
El tiempo de trabajo posterior a la jornada ordinaria también está en liza por la reclamación que UGT ha interpuesto ante el Comité Europeo de Derechos Sociales. En ella, el sindicato que dirige Pepe Álvarez denuncia que España no cumple la Carta Social Europea, que en su artículo 4 establece: “Para garantizar el ejercicio efectivo del derecho a una remuneración equitativa, las Partes se comprometen a reconocer el derecho de los trabajadores a un incremento de remuneración para las horas extraordinarias, salvo en determinados casos particulares”. España se comprometió en 2021 a cumplir con esta normativa del Consejo de Europa, pero el estatuto de los trabajadores aún no especifica que las horas extra se deban compensar con una retribución superior.
De ahí la protesta de UGT, admitida a trámite y ante la cual el Gobierno ya ha interpuesto sus alegaciones. En ellas admite que España no cuenta con una normativa específica para pagar más por las horas extra, que ello se deja al albur de los convenios colectivos. “El Ejecutivo reconoce que hay un problema de exceso de horas extraordinarias, que una parte importante de ellas no se abonan y lo único que se señala es que se están dando pasos para solventar la situación. Es una forma de admitir que en UGT tenemos razón en nuestra reclamación”, indica Fernando Luján, vicesecretario general de Política Sindical de UGT.
Un estudio de su sindicato pone de relieve que la normativa española al respecto no es la más frecuente en Europa, que normalmente sí se reconoce una retribución superior para las horas extra. “En general, los Estados miembro prevén que las personas trabajadoras sean compensadas por las horas extraordinarias realizadas con una tarifa salarial superior a la normal”, indica el sindicato.
“Hay un abuso hacia a las personas que hacen esas horas extra”, agrega Luján, que insiste en la importancia de que Inspección sancione a las empresas por incumplir el registro de jornada y que los castigos se den por empleado, en vez de por compañía (como ahora establece la normativa, lo que Trabajo quiere cambiar, ya que encoge las multas). El negociador de UGT asegura que esas horas no abonadas se podrían traducir en unos 200.000 empleos más. “Esas horas de trabajo no son pagadas, pero los empleadores se apropian íntegramente del valor añadido obtenido de ellas, engordando sus beneficios a costa de la sobre explotación de la población asalariada. Causan un grave perjuicio tanto a la población asalariada explotada como al conjunto de la sociedad a través de unos menores ingresos públicos”, añade el gabinete de estudios de CC OO.
Un problema enquistado, pero mejor que en Europa
La proporción de asalariados que hacen horas extra no pagadas ronda la misma cifra en España desde hace años. El 42,7% del segundo trimestre de este año es muy similar al 41,4% del mismo periodo de 2023, que el 43,1% de 2019 (ante de la pandemia) o el 45,3% de 2017. Si se toman como referencia el total de horas impagadas, en vez del número de trabajadores que las hacen, la conclusión es parecida: ahora es el 42,8%, casi igual que el año pasado (42,4%) y en 2017 (45,4%). Aunque el Gobierno estableció la obligación del registro horario en 2019, no se aprecia una mejora de las estadísticas desde entonces.
La situación sí ha mejorado bastante si se compara con los peores años de la Gran Recesión, con más empleados temerosos por perder su empleo, cuando las horas extra no pagadas llegaron a representar el 61% del total. Entonces, en 2014, la tasa de paro rondaba el 26%, más del doble que ahora. Antes de la crisis inmobiliaria se hacían muchas más horas extraordinarias que ahora, y dos tercios de ellas se abonaban.
A diferencia de lo que suele suceder en estadísticas laborales, España está en una mejor posición que la mayoría de sus vecinos en horas extra no pagadas. Según datos de la OCDE de 2019, en España hacían horas extra impagadas el 2,7% de los trabajadores a jornada completa, frente a la media del 5,3% del club de países desarrollados. Se hacen muchas más horas impagadas en Países Bajos (25%), el Reino Unido (18%), Canadá (11,6%) o Portugal (7,7%). Como también recogían las estadísticas del INE, hay una evolución a mejor en España si se compara con principios de siglo: la proporción de empleados que no cobran por sus horas extras ha caído 1,1 puntos desde 2006, en línea con el promedio de la OCDE.
Diferencias por sectores
Puede parecer contraintuitivo, pero los datos indican que es más común la situación de Carlos, el abogado granadino que no cobra sus horas extra, que la de Lorena, la camarera madrileña. “Este fenómeno sale del cliché de la precariedad. Las horas extras pagadas son más comunes en sectores regulados y con fuerte afiliación sindical, como la industria y la construcción, mientras que las no pagadas se relacionan con las de cuello blanco. Es decir, con ocupaciones técnicas del sector servicios”, explica Luis Zarapuz, del gabinete de estudios de CC OO. Habla de abogados, periodistas, arquitectos o consultores. “Mira lo que descubrió Inspección en las Big Four”, dice, en referencia a la gran bolsa de horas extra impagadas descubiertas en las grandes consultoras de España. “En muchas se trabaja por objetivos, no tanto con horarios. Hay un incumplimiento flagrante de las horas estipuladas”, añade Zarapuz.
Así, según los datos de CC OO, el sector con una mayor proporción de asalariados que hacen horas extra impagadas es el financiero (5,4%), seguido de las actividades profesionales, científicas y técnicas (4,9%) y suministro de energía (4,8%), precisamente algunas de las ocupaciones con mejores salarios y jornadas pactadas más cortas. También están por encima de la media (2,3%) educación (4,3%), información y comunicaciones (3,1%), transporte (2,7%) y hostelería (2,5%). El orden es algo distinto si, entre los trabajadores obligados a hacer esas horas extra no abonadas, se extrae cuántas echan a la semana. Destaca transporte, con 8,9 horas, seguido de hostelería (7,4), educación (6,7), información y comunicaciones (6,7) y finanzas (6,3).