Las exportaciones españolas crecen un 49% desde 2008, pero siguen concentradas en Europa

Según un informe de Fundación BBVA, solo el 75% de las ventas en el exterior generan valor añadido y tienen un “marcado sesgo regional”

Área de planchado en la fábrica de Inditex en Arteixo.Xurxo Lobato (Cover/Getty Images)

Las exportaciones españolas han crecido un 49% en términos reales desde 2008, “gracias al dinamismo de las ventas en el exterior de bienes y servicios, tanto la balanza comercial como la balanza por cuenta corriente”. Sin embargo, según se desprende de la monografía España ante los impactos recientes sobre las cadenas de valor globales y la integración comercial internacional elaborado por Fundación BBVA, “el marcado sesgo regional de los intercambios —España concentra en Europa occidental el 67% de las exportaciones manufactureras— ha limitado el despliegue de su red de conexiones con ...

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Las exportaciones españolas han crecido un 49% en términos reales desde 2008, “gracias al dinamismo de las ventas en el exterior de bienes y servicios, tanto la balanza comercial como la balanza por cuenta corriente”. Sin embargo, según se desprende de la monografía España ante los impactos recientes sobre las cadenas de valor globales y la integración comercial internacional elaborado por Fundación BBVA, “el marcado sesgo regional de los intercambios —España concentra en Europa occidental el 67% de las exportaciones manufactureras— ha limitado el despliegue de su red de conexiones con otras economías”, cuando la Unión Europea solo representa el 20% de la economía mundial.

El estudio, elaborado por un equipo de investigadores de la Universidad de Valencia y el Ivie, dirigido por los profesores Francisco Pérez e Iván Arribas, señala que el peso de las ventas al exterior sobre el PIB han progresado desde la Gran Recesión de 2008 del 26% al 39% en 2023, aunque el crecimiento medio de la Unión Europea fue algo superior, un 56%: 13 puntos porcentuales en el caso de España frente al 11,7% de Europa.

La ampliación de las redes con otras economías, de la que adolece en parte la española, ha sido muy dinámica en otros países en lo que va de este siglo, en especial, las economías asiáticas que son muy competitivas en precio y con una creciente capacidad para fabricar productos finales e intermedios, señala el informe. Este añade que la modesta especialización española en actividades de alto valor añadido y su dependencia de las importaciones limita la generación de renta nacional de las exportaciones.

En 2020 (último dato disponible) el 75% de las exportaciones de España generaban valor añadido doméstico, por debajo del 77,4% de las economías europeas avanzadas y lejos del 92% de Estados Unidos. En conclusión, parte del valor de las exportaciones corresponden al incorporado en las importaciones de bienes intermedios de origen extranjero, y que, por tanto, remunera a la producción extranjera. Y es que “una parte de las ventas exteriores requiere comprar materias primas y productos intermedios importados”, subraya la monografía.

Por sectores, las exportaciones de servicios administrativos muestran un mayor contenido en valor añadido doméstico (el 90,6%) frente a las de equipos de transporte (59,7%). Solo el 25,7% del empleo doméstico generado al producir las exportaciones de manufacturas es altamente cualificado, por debajo del 34,9% de la Unión Europea. En los servicios se alcanza el 27,8%, inferior también al de los países avanzados.

Esta menor presencia en mercados más alejados, pero en rápido crecimiento, la modesta especialización española en actividades de alto valor añadido y su dependencia de las importaciones limita la generación de renta nacional de las exportaciones españolas, reiteran los investigadores del estudio de Fundación BBVA. Y es que, en el caso español, entre las manufacturas no predominan las más avanzadas. En 2020 “el contenido importado” de las exportaciones era del 25% y en el caso de las manufacturas suponían el 34,8%, frente a los servicios, con tan solo el 11,5%. Ante la nueva oleada de globalización, los países más desarrollados externalizan tareas que pueden llevar a cabo países con mano de obra más barata y menos cualificada. Respecto al sesgo regional de las exportaciones, el estudio destaca que este se va reduciendo paulatinamente en los países europeos.

Impacto de la covid y la guerra de Ucrania

En cuanto al impacto de la covid-19 y de las perturbaciones provocadas por la invasión rusa de Ucrania en 2022, el estudio señala que, a diferencia de la Gran Recesión, que tuvo efectos duraderos en el comercio internacional, los de la pandemia fueron coyunturales y, una vez superado el periodo de hibernación de la economía, el mundo continuó con su proceso de integración, impulsado ahora también por los servicios.

En 2020 cayeron tanto el grado de apertura como el grado de conexión, porque las economías sufrieron el impacto de las alteraciones de las cadenas de suministros internacionales, por lo que buscaron alternativas y se refugiaron en los canales de compras más próximos. Pero las densas redes de intercambios internacionales también mostraron una enorme resiliencia, basada en la existencia de opciones de aprovisionamiento y en las ventajas de costes de algunos proveedores. Como consecuencia de ello, ambos indicadores volvieron pronto a los niveles precovid-19, ya en 2021. Durante el periodo de la pandemia y pospandemia, España vio aumentar su grado de apertura, especialmente para el sector de la fabricación de productos metálicos, y ligeramente su grado de conexión, destacando en ese sentido el sector agroalimentario.

En general, durante la pandemia, los países más resilientes fueron aquellos que presentaban una mayor concentración, tanto geográfica como sectorial, de sus exportaciones, centrándose especialmente en la producción de bienes intermedios, destaca el estudio.

Por el contrario, la guerra contra Ucrania ha tenido impactos prolongados, con más reorientación hacia los flujos comerciales que hacia una reducción de los grados de apertura y conexión. La intensidad ha sido variable entre las economías, en especial, en las directamente implicadas en el conflicto. Así, mientras Rusia ha reorientado sus exportaciones hacia Asia y América del Sur, sin que ello haya afectado demasiado a su grado de apertura, Ucrania ha visto reducir en mayor medida su grado de apertura y también el de conexión, ya que ha reorientado sus exportaciones hacia Europa en detrimento del mercado asiático.

España, por su parte, no ha modificado el volumen de las exportaciones, ni se observa un cambio relevante en la distribución geográfica de estas. Para los investigadores, la economía española puede reforzar su capacidad de generar valor añadido por dos vías: mejorando su participación en las cadenas de producción globales mediante una especialización progresiva en actividades de mayor valor añadido y ampliando el número de países de destino de las exportaciones.

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