La economía española se acelera empujada por el consumo de los hogares

Las compras de las familias consiguen despegar y se convierten en el principal motor de la actividad en el segundo trimestre

Imagen de una frutería en el mercado de la Encarnación, en Sevilla.Foto: ALEJANDRO RUESGA

La economía se acelera todavía más. En el segundo trimestre crece un 3,1% interanual frente al 2,5% que se había registrado en el trimestre anterior. Con los nuevos datos tras la revisión de la serie que ha hecho el INE, se mantiene en el 0,8% el avance trimestral del segundo trimestre. Pero se modifica al alza la cifra de crecimiento del primer trimestre, del 0,8 al 0,9% trimestral. Queda igual, en el 0,7%, la del cuarto del a...

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La economía se acelera todavía más. En el segundo trimestre crece un 3,1% interanual frente al 2,5% que se había registrado en el trimestre anterior. Con los nuevos datos tras la revisión de la serie que ha hecho el INE, se mantiene en el 0,8% el avance trimestral del segundo trimestre. Pero se modifica al alza la cifra de crecimiento del primer trimestre, del 0,8 al 0,9% trimestral. Queda igual, en el 0,7%, la del cuarto del año precedente. Y se sube del 0,5% al 0,7% la del tercer trimestre de 2023. Es decir, España lleva cuatro trimestres consecutivos creciendo a tasas del 0,7% o superiores. Llámese cohete o no, se trata de crecimientos muy vigorosos y que superan el 0,2% trimestral que se anotó la zona euro entre abril y junio. En tasas anuales, la eurozona avanza un escaso 0,6% frente al robusto 3,1% de España.

Hasta ahora el magnífico comportamiento del sector exterior explicaba buena parte de esta fortaleza, sobre todo impulsada por la bonanza del turismo, el auge de las exportaciones de servicios y la resistencia mostrada por el comercio de mercancías. Pero también por la moderación de las importaciones, que restan al crecimiento y no avanzaban con la misma fuerza que las ventas al exterior. Sin embargo, esto ahora se ha corregido algo con los datos actualizados por el INE: en la primera mitad del año, el sector exterior tira con un poco menos de exuberancia. El turismo sigue creciendo a tasas superiores al 10% respecto al año anterior. Pero las importaciones suben y, por tanto, disminuye ligeramente la aportación del exterior.

Y esta contribución algo más moderada del sector exterior se ha sustituido con más consumo de los hogares. Este pasa en el segundo trimestre de crecer un 0,3% trimestral a un fortísimo 1% tras revisarse. Se convierte así en el principal motor del crecimiento entre abril y junio. Si bien en tasas anuales lo hace en menor medida al avanzar un 2,5%. La recuperación progresiva de las rentas conforme se modera la inflación está haciendo posible esta mejora. Además, el ahorro se ha mantenido desde la pandemia en unos niveles altos que deberían permitir un consumo mayor. Y, como apunta Antonio Madera, economista jefe de EthiFinance, últimamente se aprecia un cierto repunte del crédito al consumo.

Pese a la necesidad de rebajar el déficit y la deuda, el consumo de las administraciones, que incluye los salarios de los empleados públicos, es otra de las palancas del crecimiento. Suma un 4,3% interanual frente al 2,3% que había calculado antes el INE.

Tras la revisión que ha hecho el INE de las series, la economía se encontraba en 2023 un 3,6% por encima de los niveles de 2019 en lugar del 2,5%. Una mejora de 1,1 puntos. El Gobierno puede ahora presumir de que España es, de las grandes economías de la zona euro, la que mejor se ha recuperado del periodo prepandemia, superando a Italia. Solo que todavía falta por conocer las mismas actualizaciones del PIB que se hayan podido hacer en Alemania, Francia e Italia.

Exportaciones y consumo público

No obstante, estas revisiones de la estadística no suponen un cambio del relato sobre cómo se ha producido la recuperación de la pandemia. Tomando los datos publicados hasta el segundo trimestre de 2024, el PIB bate ya en 5,7 puntos el nivel previo a la pandemia. Las exportaciones están casi once puntos por encima, en gran medida por el turismo. Y el consumo público es un 16,8% superior al de 2019. En cambio, la inversión apenas crece cuatro décimas respecto a las cotas precovid pese al impulso de los fondos europeos. A pesar de haber engordado la población en 1,29 millones de personas, el consumo privado solo supera en algo más de un punto el de 2019. Y, por lo tanto, en per cápita sigue sin recobrarse, afectado por la crisis inflacionaria, las subidas de tipos y un incremento del ahorro, probablemente producido en parte por las mayores amortizaciones de hipotecas para contrarrestar las alzas de tipos y por el pobre comportamiento de las compras de automóviles y bienes duraderos. Esto podría explicar que las personas no estén notando en sus bolsillos, en la misma medida, la recuperación que a todas luces se está produciendo en el ámbito macro.

“La revisión de la contabilidad nacional sesga al alza el crecimiento de 2024, pero apenas cambia la evolución de la demanda desde 2019, liderada por el consumo público y las exportaciones. En el otro extremo, el consumo privado y la inversión han perdido peso en el PIB”, resume Rafael Doménech, economista del BBVA.

Preocupa en especial la marcha de la inversión en un contexto en el que esta se precisa para soportar el crecimiento futuro, mantener la industria y no quedarse atrás en la revolución tecnológica, digital y verde. “La inversión en bienes de equipo no termina de arrancar mientras que sí sube en el resto de países europeos. Y la de vivienda, teniendo en cuenta la situación del mercado, tampoco evoluciona como debería”, señala María Jesús Fernández, analista de Funcas.

La productividad continúa además mostrando cierta debilidad pese a una relativa mejora en las últimas cifras. La importante llegada de trabajadores inmigrantes, con una menor formación en promedio, podría explicar esta dinámica.

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