Bruselas autoriza a España a dar ayudas por 1.200 millones al hidrógeno verde
Las subvenciones, con cargo al plan de recuperación, deberán repartirse antes de que termine 2025
La apuesta española por el hidrógeno verde ha recibido este viernes un espaldarazo en Bruselas. La Comisión Europea ha autorizado al Gobierno a dar 1.200 millones de euros en ayudas de Estado para desarrollar esta fuente de energía renovable, con la que España aspira a convertirse en un referente mundial. Este vector energético es uno de los señalados por el Ejecutivo de la UE —y, sobre todo, por Alemania— como apuesta estrat...
La apuesta española por el hidrógeno verde ha recibido este viernes un espaldarazo en Bruselas. La Comisión Europea ha autorizado al Gobierno a dar 1.200 millones de euros en ayudas de Estado para desarrollar esta fuente de energía renovable, con la que España aspira a convertirse en un referente mundial. Este vector energético es uno de los señalados por el Ejecutivo de la UE —y, sobre todo, por Alemania— como apuesta estratégica para lograr la transición hacia una economía sin emisiones de carbono en 2050, sobre todo para los sectores de difícil o imposible electrificación.
El dinero que España destinará a este objetivo procederá también de los recursos comunitarios, puesto que se va a financiar con los fondos del plan de recuperación pospandemia. Los desembolsos —aprobados como ayudas de Estado, en la categorización que hace el Ejecutivo comunitario— deberán producirse antes de finales de 2025, según explica este viernes el propio Gabinete de Ursula von der Leyen.
“Estos 1.200 millones permitirán a España acelerar el despliegue de sus capacidades de hidrógeno renovable, en línea con la estrategia de hidrógeno de la UE y con el Pacto Verde europeo”, ha enfatizado Margrethe Vestager, comisaria de Competencia. “El régimen también ayudará a España a reducir su dependencia de los combustibles fósiles importados, minimizando al mismo tiempo cualquier posible falseamiento de la competencia”, confía.
Aunque la electrificación de usos —domésticos y transporte ligero, sobre todo— es el pilar sobre el que pivotará la descarbonización de la economía, el hidrógeno debería jugar un papel esencial en la industria o en el trasiego de mercancías por vía marítima. También en la producción de combustibles renovables, como el SAF, que está llamado a desplazar al queroseno en el sector aéreo, uno de los más difíciles de desligar de los combustibles fósiles.
El régimen recién aprobado permitirá dar subvenciones a las inversiones en hidrógeno renovable que tengan una capacidad instalada de 100 megavatios (MW) o más y no se destinará solo a la producción de este combustible. También podrán llegar las ayudas públicas a la fabricación de derivados del hidrógeno, el almacenamiento y la producción de electricidad partiendo de esta fuente. “Las inversiones subvencionadas podrán dedicarse a la producción de combustibles renovables derivados del hidrógeno, el almacenamiento de hidrógeno y la producción de electricidad verde”, aclara este viernes el Ejecutivo comunitario.
Que la fecha tope para entregar las ayudas sea el 31 de diciembre de 2025, antes incluso del momento en que debe estar gastado el dinero del plan de recuperación, tiene una explicación: la relajación de la normativa de ayudas de Estado que permite inyectar cantidades ingentes de dinero a proyectos destinados a impulsar la transición hacia una economía libre de emisiones finaliza justo ese día. La mano de Bruselas para dar este tipo de subvenciones se abrió en marzo del año pasado y desde entonces los anuncios de ayudas dadas por los Estados miembros, tanto con fondos comunitarios como propios, se ha disparado.
Rumbo a Alemania
El objetivo prioritario de estos 1.200 millones de euros es el alumbramiento de clústeres —o valles de hidrógeno renovable, como se conocen en el sector—: grandes núcleos o zonas industriales de generación y consumo, a escala, de este vector energético limpio. Cuando se cumpla esa meta, el siguiente reto será acelerar las exportaciones de este combustible. Sobre todo, hacia el este y el norte: Alemania, indiscutible líder industrial europeo, requerirá ingentes cantidades de hidrógeno verde en los próximos años. Y España está llamado a ser uno de los países que colmen, siquiera parcialmente, sus necesidades.
Para lograrlo, se antoja fundamental el concurso del H2Med, el primer corredor europeo que transportará hidrógeno de la península Ibérica a Francia y Alemania, y del que formará parte el llamado BarMar, un hidroducto que conectará Barcelona y Marsella y que —con una inversión prevista de unos 2.500 millones de euros, en la que Bruselas también arrimará el hombro, sufragando aproximadamente la mitad de lo finalmente requerido— debería estar listo en 2030. El país germano ya ha empezado a trabajar en su infraestructura nacional, que debería constar de 1.800 kilómetros ya a finales de la presente década.
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