Golpe policial a la “macroestafa” de Herrero Brigantina: un fraude de 70 millones

Los agentes detienen a nueve empleados de esta empresa que prometía rentabilidades de hasta el 50% y cuyo caso destapó EL PAÍS

El fundador de Herrero Brigantina, Juan González Herrero, en una imagen de la web de su empresa.

La Policía Nacional ha frustrado el sueño que acarició en 2011 el fundador del conglomerado financiero leonés Herrero Brigantina, el economista Juan González, de 45 años. Una operación contra el corazón de este tinglado empresarial ha confirmado que las ocurrencias de inversión de este presunto visionario, que prometía rentabilidades de hasta un 50% en diez años, tenían truco, tal y como desveló una investigación de EL PAÍS en 2023.

La Policía Nacional ha informado este martes de la detención de nueve personas –ocho en Ponferrada (León) y una en Madrid- conectadas con esta “macro estafa piramidal” que ha saqueado los ahorros de decenas de miles de inversores en España. Pymes, autónomos y familias que depositaron entre 5.000 y dos millones de euros por cliente para conseguir las imposibles rentabilidades. El fraude suma hasta 70 millones, según las pesquisas. Un jarro de agua fría para una corporación que barruntaba salir a Bolsa y figuró en 2021 en el puesto 149 de las 1.000 firmas europeas que más rápido crecían, según el Financial Times.

Los investigadores han acreditado que Herrero Brigantina se sirvió de un tinglado de 21 sociedades en España, Estados Unidos y Reino Unido para mover su caudal de fondos. La firma falsificaba escrituras públicas de ampliación de capital de su entramado para reforzar la imagen de solvencia.

Bajo la dirección de la Audiencia Nacional, las pesquisas han conducido al embargo de nueve inmuebles y el bloqueo de 540.000 euros en cuentas bancarias y un millón en una SICAV (Sociedad de Inversión de Capital Variable).

Los agentes han bloqueado también las cuentes del fundador, sociedades y bienes de la red fuera de España.

Posible alzamiento de bienes

Tras percatarse de las indagaciones, González Herrero “comenzó a deshacerse” de sus propiedades -según los agentes- e inició un plan para sacar su patrimonio de España. Huyó a Colombia, de donde es su pareja. Y, en diciembre de 2023, fue arrestado en el Aeropuerto de Madrid-Barajas cuando regresaba del país latinoamericano.

Los agentes retiraron al fundador de la compañía el pasaporte para evitar el riesgo de fuga y registraron su domicilio en Ponferrada, donde descubrieron relojes, bolsos de lujo, pólizas y coches de alta gama. La tesis de la investigación es que parte del dinero de los ahorradores fue a parar al bolsillo del economista.

Tras desgranar 130 cuentas bancarias, los investigadores confirman que este conglomerado que ofrecía soluciones de inversión, planes de pensiones, seguros, hipotecas y préstamos construyó un esquema Ponzi, como el que levantó hasta 2008 en Wall Street el financiero Bernard Madoff. Los nuevos inversores costeaban las ganancias de los primeros en desembarcar en la presunta estructura de éxito.

Junto al abono de intereses, el capital de los inversores se destinaba a campañas de marketing, el mantenimiento de la red comercial de una treintena de oficinas en España -la firma decía sin pruebas tener sucursales en Londres, París, Miami, Ámsterdam y Hong Kong- y costear el tren de lujo de su cúpula. Yates, vehículos de alta gama, hoteles de cinco estrellas....

Para ganarse la confianza de los inversores, la firma vendía sus productos financieros con el logotipo de las aseguradoras Axa, Plus Ultra y Generali, que usaba sin permiso. Con esta argucia, Herrero Brigantina, una firma que decía haber facturado 56,4 millones en 2022, colocaba en el mercado su producto estrella, el unit linked (seguro de vida cuya prima se invierte en una cartera de fondos). La treta para no levantar sospechas era firmar con los clientes un contrato privado de prestación de servicios. Una fórmula que quedaba fuera del radar de reguladores como el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Aunque en teoría, esta inversión estaba supervisada por la Dirección General de Seguros (Ministerio de Economía), el organismo nunca dio el visto bueno a la solución financiera, según la Policía.

Para desgranar la ascensión y caída de Herrero Brigantina, hay que viajar a marzo de 2023. EL PAÍS publica una investigación que revela los agujeros negros de una firma aparentemente impoluta. Comienzan a arreciar las denuncias de los ahorradores por retrasos e impagos. Las querellas por estafa cercan a la corporación.

La Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional asume las pesquisas por estafa. Los agentes toman declaración a víctimas y exempleados. Han pasado ya cinco meses de la investigación de este diario. Después, irrumpe la Audiencia Nacional, que asume dos querellas que reúnen a 82 inversores de 14 provincias, y centraliza una investigación con tentáculos internacionales.

Las pesquisas rastrean porqué Herrero Brigantina usó sin permiso para colocar sus productos de inversión el aval y los logos de las aseguradoras Axa, Plus, Ultra y Generali y cómo captó con esta treta –al menos- más de 40 millones entre 2021 y 2022. También tratan de aclarar las vidriosas transacciones para mover 25 millones en acciones, el papel del supervisor gubernamental o porqué el fundador ocultó sus ingresos.

Antes del hundimiento, de acumular denuncias, Herrero planeaba por el éxito. Organizaba convenciones a la americana y presumía de beneficiarse de una legión silenciosa de clientes que recomendaban sus productos a través del boca oreja de familiares y amigos. Un ejército de comerciales –la mayoría procedentes de los sectores asegurador, bancario y médico- tiraban de agenda de contactos para colocar los productos. “Certeza en la duda”, rezaba el lema de la compañía que creó en 2011 Juan González Herrero.

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