El FMI advierte que las nuevas reglas fiscales de la UE impondrán “ajustes significativos”
El órgano internacional ve margen para que el BCE reduzca los tipos de interés hasta el 2,5% en septiembre del año que viene
Desplegar las nuevas reglas fiscales que ha adoptado la UE va a requerir ajustes fiscales “significativos en muchos Estados miembros”. El Fondo Monetario Internacional (FMI) va directo al grano en sus conclusiones sobre la zona euro, publicadas este jueves: advierte de la intensidad del esfuerzo presupuestario que habrá que hacer y subraya que será desigual, porque recaerá más en los países con volúmenes de deuda muy ...
Desplegar las nuevas reglas fiscales que ha adoptado la UE va a requerir ajustes fiscales “significativos en muchos Estados miembros”. El Fondo Monetario Internacional (FMI) va directo al grano en sus conclusiones sobre la zona euro, publicadas este jueves: advierte de la intensidad del esfuerzo presupuestario que habrá que hacer y subraya que será desigual, porque recaerá más en los países con volúmenes de deuda muy alta, España entre ellos, que en los que tienen un carga menor. Estos últimos, recuerda, “tendrán más margen”. Y esto no será fácil de desarrollar, de ahí que el organismo que dirige la búlgara Kristalina Georgieva enfatice la necesidad de un “apoyo político sostenido”, un respaldo tanto dentro de cada Estado como por parte de los Gobiernos en las instituciones de la Unión que más papel tienen en su aplicación: la Comisión Europea y el Consejo de la UE.
Esta sería la mala noticia el informe del FMI sobre la zona euro que este jueves Georgieva ha presentado a los ministros de Economía de la zona euro; la buena es que cree que hay bastante margen para reducir los tipos de interés. Su pronóstico es que la eurozona logrará controlar totalmente la inflación “en la segunda mitad de 2025″. Esto permitirá al BCE “relajar gradualmente su política monetaria, a un ritmo que dependerá de los datos que reciba”. No obstante, el organismo multilateral concreta mucho más cuando apunta que “la senda de desinflación prevista y los riesgos equilibrados en torno a ella -basados en la información actual- implican que los tipos de interés pueden reducirse gradualmente hasta alcanzar una orientación neutral -coherente con un tipo de interés oficial terminal en torno al 2,5%- a finales del tercer trimestre de 2025″.
La evaluación hecha por el FMI aborda varios de los riesgos que acechan al área monetaria. Enumera el bajo crecimiento, la pérdida de competitividad frente a otras áreas, los riesgos de que la refriega comercial vaya a más o el peligro de que abrir la mano con las ayudas de Estado agriete el mercado único. Pero apunta bien pronto al desafío que la UE tiene ante sí en los próximos meses: los planes fiscales a medio plazo que deben empezar a negociarse en septiembre entre Bruselas y los Estados miembros, y “basarse en una estrategia fiscal clara y en reformas estructurales que fomenten el crecimiento y la resiliencia”.
En Washington, sede de la organización multilateral, incluso han pensado en la cadencia que deben tener los propios planes para los países con más deuda (Grecia, Italia, Francia, España, Bélgica, Portugal). Proponen “un ajuste fiscal más concentrado en la fase inicial” porque “respaldaría la confianza del mercado y crearía margen para futuras sorpresas en materia de gasto”.
En abril, la reforma de las reglas fiscales se aprobó definitivamente. Ya están en vigor. Ahora es el momento en que cada Estado debe empezar a preparar sus planes —a partir del indicador de sostenibilidad de la deuda que elabora Bruselas— y negociarlos con la Comisión Europea para enviar sus propuestas definitivas en la segunda mitad de septiembre. El objetivo es recibir el visto bueno entonces y condicionar así la elaboración de los presupuestos de 2025, cuyos borradores deben llegar a la capital comunitaria el 15 de octubre.
El ajuste desigual por naciones conlleva el riesgo de que se resquebraje de forma indirecta el mercado único en un momento en que es necesaria la inversión pública (y la privada) para que Europa no se quede atrás frente a Estados Unidos y China. De ahí que el FMI, siguiendo el discurso que más se oye en Bruselas en este ámbito desde que el ex primer ministro italiano Enricco Letta presentó su informe sobre el mercado interior de la UE, apunte que “sin más integración de los mercados financieros, Europa no solo quedará lejos de sus objetivos de seguridad energética, mitigar el camino climático y avanzar en la transición digital sino que está en riesgo de quedarse rezagada de sus pares globales”. La inspiración del informe Letta incluso se aprecia cuando apunta a alguna medida concreta. “Beneficiaría a un mercado de capitales integrado reforzar el papel de la ESMA [el coordinador europeo de supervisores bursátiles de la UE] para coordinar a las autoridades nacionales y una mayor armonización en temas como las quiebras, los impuestos la contabilidad y marcos legales”, sugiere el fondo.
El informe presentado por Georgieva, excomisaria de la Comisión, elude la conflictiva opción de que la UE emita deuda conjunta para financiar alguna de los bienes públicos que precisa la doble transición (ecológica y digital) y la nueva era de seguridad reforzada. Sin embargo, sí que recomienda aprovechar el próximo presupuesto plurianual de la Unión (2028-2035) para priorizar el gasto público en los elementos que deben ayudar a alcanzar los objetivos que se han marcado los Veintisiete. Como en el caso de los planes fiscales, el FMI vuelve a lanzar una recomendación teniendo en cuenta el calendario comunitario, puesto que ese marco presupuestario al que hace referencia debe empezar a negociarse cuando el próximo Colegio de Comisarios eche andar, algo que sucederá, previsiblemente en el último trimestre de este año.
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