Seis de cada diez trabajadores creen que los robots asumirán la mayoría de empleos, pero pocos temen por el suyo

Cada vez más personas consideran que su puesto es automatizable, según una encuesta de Cotec

Varios trabajadores en una oficina, en abril de 2022.Alberto Ortega (Europa Press)

“¿Cuántos puestos de trabajo que hay hoy en España cree que serán sustituidos por el trabajo de robots u ordenadores dentro de 15 años?”. El 62% de los trabajadores contesta “la mayoría”. Sin embargo, cuando se pregunta por el efecto de la robotización en su propio empleo (”¿cree que su trabajo actual podría ser realizado por un robot en los próximos 15 años?”) casi la mitad (47%) están tranquilos. Contestan “no, de ninguna manera”, además de un 38% que considera su puesto solo parcialmente automatizable.

Estos resultados son parte de la séptima edición de la ...

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“¿Cuántos puestos de trabajo que hay hoy en España cree que serán sustituidos por el trabajo de robots u ordenadores dentro de 15 años?”. El 62% de los trabajadores contesta “la mayoría”. Sin embargo, cuando se pregunta por el efecto de la robotización en su propio empleo (”¿cree que su trabajo actual podría ser realizado por un robot en los próximos 15 años?”) casi la mitad (47%) están tranquilos. Contestan “no, de ninguna manera”, además de un 38% que considera su puesto solo parcialmente automatizable.

Estos resultados son parte de la séptima edición de la Encuesta de la percepción social de la innovación en España, publicada este martes y que elaboran la fundación Cotec para la innovación (que agrupa a un centenar de empresas privadas y Administraciones de los ámbitos regional y local) y el instituto demoscópico Sigmados. El estudio muestra que el 62% de la población activa cree que la mayoría de puestos de trabajo serán sustituidos por robots u ordenadores dentro de 15 años. Un 26% considera que serán algunos puestos y un 8% que pocos. Pero solo un 14% ve su puesto completamente automatizable (tanto para tareas rutinarias como creativas).

La disonancia entre la evaluación de las circunstancias propias y las generales es un clásico demoscópico, que la psicóloga Tali Sharot detalla en su libro El sesgo optimista. “Las personas esperamos que nos vaya bien en el futuro cercano pese a la certeza de que al resto del país le va a ir peor”. Pone como ejemplo que antes del colapso financiero de 2008 los británicos eran optimistas respecto a sus circunstancias económicas personales, a pesar de que reconocían que la situación se iba a pique. Un 93% se sentía esperanzado por el futuro de su propia familia, pero solo un 17% se sentía así respecto al resto de familias. Este “sesgo optimista”, término acuñado por el psicólogo Neil Weinstein en 1980, tiene una función social. “Es un mecanismo de protección para sentir que tenemos el control de nuestra vida”, decía en 2022 a este periódico Eva Moreno-Bella, investigadora en el departamento de Psicología Social de la Universidad de Granada

“Los individuos cuya tarea profesional principal consiste en tratar con personas son más optimistas que aquellos que se dedican a manejar máquinas o a procesar información”, indica el estudio. La evolución de la serie estadística señala que cada vez más personas ven automatizable su puesto de trabajo: en 2019, el 63% decía que no imaginaba ese escenario, una proporción que ha ido cayendo año a año hasta el 47% de 2023. Y a la vez ha crecido muchísimo la proporción de los que sí ven robotizables las tareas rutinarias: ha pasado del 22% de 2019 al 38% de 2023.

La encuesta de Cotec, elaborada a partir de 7.200 entrevistas en España, contiene más resultados que ofrecen un diagnóstico particular y global muy diferente: un 71% de los consultados creen que la sociedad española no está preparada para el impacto de la tecnología en el mercado laboral, pero un 61% sí se ven preparados a sí mismos. Las personas sin estudios son las que menos capacitadas se ven ante este reto, así como las que viven en pueblos de menos de 2.000 habitantes.

Los resultados se dan a la vez que crece la conversación sobre el impacto de la inteligencia artificial en el mercado laboral. Un reciente informe del Fondo Monetario Internacional indicaba que esta tecnología afectará a las tareas del 60% de los empleos en las economías avanzadas. Con todo, las principales instituciones que monitorizan el fenómeno señalan que la mayoría de puestos que se destruyan se verán compensados por otros nuevos.

El 54% de los encuestados cree que los recientes cambios tecnológicos generarán más empleos de los que destruirán, una opinión contraria a la de otro 39%. “Las diferencias se han ampliado en el último año, y se observa la opinión más optimista desde que hacemos la encuesta. Hay una diferencia de 15 puntos porcentuales entre las dos respuestas, que en 2022 era de solo 8″, señala el informe. Las personas con menos recursos son las más pesimistas sobre el efecto destructor de empleos de las nuevas tecnologías.

Asimismo, el 52% opina que el cambio tecnológico conduce a mayor desigualdad social (algo más que el 51% de 2022), frente a tan solo el 28% que considera que la reduce. Es el mínimo registrado por Cotec y Sigmados. “En todos los segmentos de la población analizados hay mayoría de ciudadanos que considera que el cambio tecnológico conduce a una mayor desigualdad social”, indica el informe.

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