Las empresas de suministro energético moderan sus márgenes, pero siguen más altos que el nivel prepandemia
La mayoría de compañías españolas recuperaron las tasas de 2019 en la segunda mitad del año pasado, según el Banco de España
Las grandes empresas que se beneficiaron durante la crisis ocasionada por la guerra en Ucrania empiezan a moderar sus márgenes empresariales. Los datos publicados este viernes por el Banco de España muestran que, en el segundo semestre de 2023, las compañías de suministro energético tuvieron un leve descenso en este indicador, rompiendo así con la tendencia alcista que se venía observando en el último año y medio. La tasa sigue muy por encima de los niveles previos a la pandemia, pero coincide con el...
Las grandes empresas que se beneficiaron durante la crisis ocasionada por la guerra en Ucrania empiezan a moderar sus márgenes empresariales. Los datos publicados este viernes por el Banco de España muestran que, en el segundo semestre de 2023, las compañías de suministro energético tuvieron un leve descenso en este indicador, rompiendo así con la tendencia alcista que se venía observando en el último año y medio. La tasa sigue muy por encima de los niveles previos a la pandemia, pero coincide con el abrupto descenso del coste de la luz, por lo que es muy probable que los márgenes se sigan ajustando durante 2024.
Desde la segunda mitad del año pasado se ha notado una tendencia a la baja en los precios del gas y la electricidad como resultado del incremento en la producción de energía renovable, la optimización de los procesos de distribución y el acceso a recursos más económicos en el mercado global. No en vano, España ha sido el segundo país de la Unión Europea donde más cayó el precio de la electricidad entre julio y diciembre de 2023 con respecto a la primera mitad de ese año —un 30%, según datos de Eurostat—. Esto ha provocado que los márgenes sobre ventas en los subsectores ligados a la producción y distribución de combustibles, que habían presentado fuertes aumentos durante la crisis energética, sigan una tendencia decreciente desde finales de 2022, en línea también con la normalización de los precios del petróleo. Ya en noviembre el barril de brent alcanzó los 82 dólares, un valor anterior al ataque de Hamás sobre Israel un mes antes.
En el caso de la cadena agroalimentaria, los márgenes aumentaron ligeramente, pero con una evolución heterogénea en sus distintos subsectores. Las ventas en la agricultura aumentaron con fuerza (aunque hay que tomar en cuenta que se excluye a los autónomos, con elevada presencia en este sector), pero los márgenes en el comercio de alimentos encadenan descensos desde 2021, sin que se reviertan las contracciones experimentadas durante la crisis energética. La industria alimentaria en su conjunto también se mantiene en niveles muy inferiores, aunque en el último semestre de 2023 comenzó a mejorar sus números. Hay otro sector industrial que ha caído en picado: las empresas ligadas a la producción de piezas de coches y otros medios de transporte.
Del lado del sector servicios, las noticias también son positivas. Aquellas empresas ligadas al turismo y al transporte registraron un leve aumento que coincide con la tendencia de relativa estabilidad en la que se mueven, tras haber recuperado el nivel previo a la pandemia, mientras que el resto —como pueden ser el comercio al por mayor, la reparación de vehículos, las agencias de información y comunicación, las actividades inmobiliarias o las compañías financieras y de seguros— han mejorado con mucha fuerza. Es posible que estas empresas sigan presentando cifras al alza al menos durante la primera mitad de 2024 como consecuencia del incremento de precios. Desde inicios de año, este grupo del IPC ha ido marcando repuntes interanuales que en el caso de los hoteles, hostales y servicios de alojamiento supuso ya en marzo un 9% más respecto al año previo, según el INE.
El indicador de los márgenes empresariales muestra la ratio entre el resultado bruto de explotación de las grandes compañías y sus ventas. Por ello, un aumento no representa necesariamente una evolución al alza de los beneficios que registran las organizaciones. El parámetro es útil para analizar otras variables y, por ejemplo, saber si la subida obedece a la optimización de los recursos por parte de la compañía; a factores externos, como puede ser el aumento de los tipos de interés; o a una traslación a los bienes y servicios del incremento de los costes de producción.
La espiral inflacionaria de los últimos años fue una de las razones detrás de la creación del observatorio del Banco de España, constituido el año pasado de la mano del Ministerio de Economía y el de Hacienda. La inflación empezó a repuntar en 2021 con la reactivación de la demanda tras la pandemia y el atasco en las cadenas de suministros; y la situación se agudizó a partir de febrero de 2022 con la guerra en Ucrania. La persistencia en el tiempo de los precios altos motivó entonces la decisión de vigilar la evolución de márgenes, para discernir si las subidas de precios eran ocasionadas por mayores excedentes empresariales o por una subida de costes debida a factores exógenos.
En ediciones anteriores, el observatorio, así como los datos que publica por su cuenta la Agencia Tributaria, mostraban una traslación de los costes a los precios finales de venta por parte de aquellos sectores con un mayor poder de mercado y demanda inelástica —es decir, que es poco sensible al cambio en el precio—, como puede ser el de la energía. Pero en este caso la tendencia se ha invertido, tal y como esperaban los economistas en un contexto de moderación de precios. La relajación del Índice de Precios al Consumo (IPC) ha permitido a su vez que otras empresas, duramente castigadas desde el estallido de la covid, recuperen los márgenes anteriores a 2019. Es el caso de la industria — excluyendo los sectores energéticos y alimentarios—, impulsada al alza por algunos sectores como el de fabricación de bienes de equipo o las compañías químicas.
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