La primera cumbre mundial de energía nuclear reivindica en Bruselas su lugar junto a las renovables
Bélgica reúne a altos representantes de 37 países en un tema que divide profundamente todavía a los mandatarios europeos
La energía nuclear vuelve a la primera plana. Una quincena de jefes de Estado y de Gobierno europeos, así como otra veintena de altos representantes de todo el planeta, desde Estados Unidos a China, Pakistán o Argentina, han participado este jueves en Bruselas en la primera cumbre mundial de energía nuclear para defender esta energía como una parte clave del mix energético que, junto con las renovables, debería acelerar el abandono de las ene...
La energía nuclear vuelve a la primera plana. Una quincena de jefes de Estado y de Gobierno europeos, así como otra veintena de altos representantes de todo el planeta, desde Estados Unidos a China, Pakistán o Argentina, han participado este jueves en Bruselas en la primera cumbre mundial de energía nuclear para defender esta energía como una parte clave del mix energético que, junto con las renovables, debería acelerar el abandono de las energías fósiles y facilitar las ambiciones globales de neutralidad climática para mediados de siglo.
Una cuestión que en la UE, pese a su necesidad añadida de reducir sus dependencias energéticas exteriores para reforzar su autonomía geoestratégica en los momentos políticamente más convulsos en décadas, sigue generando fuertes divisiones, visibilizadas en las presencias, pero sobre todo en las ausencias, de sus líderes a la cita pese a que todos se encuentran en la capital belga para participar en una nueva cumbre europea.
“Esto no es un concurso de belleza, esto es una lucha donde tenemos que usar todos los recursos energéticos a nuestro alcance ante el desafío global del cambio climático (…) y la energía nuclear es parte de la solución”, defendió al inaugurar el acto el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Mariano Grossi, que recordó que actualmente la energía nuclear proporciona el 25% de la energía limpia en el mundo, “la mitad en Europa”. El otro anfitrión de este primer encuentro a nivel global de los países que consideran que la energía nuclear tiene que ser parte de la solución para lograr la neutralidad de carbono en 2050, el primer ministro belga, Alexander De Croo, ha venido subrayando que no se trata de enfrentar unas energías con otras, sino de asumir la nuclear, una opción “demasiado ideologizada” en el pasado, como una pieza más del “puzzle” para cumplir los ambiciosos objetivos climáticos globales.
La cita bruselense quiere aprovechar el impulso que recibió la energía nuclear en la cumbre del clima de la ONU, la COP28, el pasado diciembre en Dubái, donde se llamó a acelerar su desarrollo junto con otras energías bajas en carbono. Al presentar, en febrero, su propuesta de reducir un 90% las emisiones de carbono en 2040 en la UE, la Comisión Europea también incluyó, no sin polémica, la implantación de minirreactores nucleares (SMR) como parte de un plan para lograr un despliegue más rápido de tecnologías bajas en carbono.
“Esto no es una discusión polarizada, las nucleares y las renovables van de la mano y, si queremos lograr nuestros objetivos climáticos, la energía nuclear tiene que tener un papel”, insistió De Croo. “Sin el apoyo de la energía nuclear, no lograremos nuestros objetivos climáticos a tiempo”, lo apoyó el jefe de la Agencia Internacional de Energía (AIE), Fatih Birol.
Con todo, la división europea que genera la promoción de la energía nuclear quedó patente ya a comienzos de este mes. Un grupo de 13 países pro-energía nuclear, liderados por Francia, reclamaron políticas europeas más fuertes en esta materia. Al mismo tiempo, otro grupo de países europeos, liderados por Alemania y Austria, y al que se ha unido España, reclamaron, por el contrario, que Bruselas promueva más las energías renovables. La diferencia de posturas se volvió a visualizar este jueves en la capital belga: a la cita acudió el presidente francés, Emmanuel Macron, uno de los que más ha presionado porque la energía nuclear sea reconocida como energía verde en la UE (como hizo la Comisión en enero de 2022) y que nada más llegar celebró la “pequeña revolución doctrinal entre los países europeos” que representa esta cumbre, ya que, agregó, una alianza como la sellada en Bruselas habría sido “impensable” en Europa hace solo unos años.
También participaron en la cita el primer ministro holandés, Mark Rutte, y sus pares de Finlandia, Croacia, Polonia, Rumanía, Serbia, Eslovaquia, República Checa, Esolovenia, Suecia y Hungría, cuyo jefe de Gobierno, Viktor Orbán, en su habitual tono bronco, calificó la energía nuclear como un “rehén de posiciones ideológicas” al que “hay que liberar”.
Por el contrario, a pesar de que estaban ya en Bruselas para participar en el Consejo Europeo hasta este viernes, otros mandatarios, como el alemán Olaf Scholz o el español Pedro Sánchez, se mantuvieron bien alejados del icónico Atomium a cuyos pies se celebró el encuentro.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que reconoció en el foro las “diferentes visiones sobre la energía nuclear en la UE”. En un delicado equilibrio de quien no solo debe proponer políticas para todos los Estados miembros, sino que necesitará su apoyo para ser reelegida tras las elecciones europeas de junio al frente del Ejecutivo europeo, la alemana se dijo convencida de que “en los países abiertos a esa tecnología, las tecnologías nucleares pueden desempeñar un papel importante en las transiciones hacia energías limpias”, sobre todo tras la “crisis energética global” provocada por la guerra en Ucrania. “Nuestras proyecciones muestran que una mayoría de fuentes de energía renovables, complementadas por la energía nuclear, serán la espina dorsal de la producción energética de la UE en 2050″, señaló, aunque a la par reclamó más “disciplina” en una industria nuclear que a menudo sobrepasa sus costes y plazos y que debe garantizar, subrayó, la seguridad de sus plantas si quiere ser parte clave del futuro energético europeo.
En el mismo tono, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, si bien reconoció que la cuestión nuclear es una “decisión de los Estados”, defendió esta energía como una herramienta para “combatir el cambio climático y también lograr la autonomía energética” de Europa.
En una declaración conjunta, los participantes, entre ellos el viceprimer ministro de China, Zhang Guoping, o John Podesta, alto asesor en Energía Limpia del presidente estadounidense Joe Biden, se comprometen a “trabajar para liberar completamente el potencial de la energía nuclear”, entre otros mediante la extensión de la vida de los reactores existentes y construyendo otras nuevas y aseguran que lo harán “manteniendo los más altos niveles de seguridad” tanto en las plantas como en el almacenamiento de los desechos nucleares. Asimismo, aseguran que “apoyarán a todos los países, especialmente los emergentes, en sus capacidades y esfuerzos para añadir la energía nuclear” a sus planes energéticos.
El encuentro ha sido muy criticado por las organizaciones medioambientales, que califican los esfuerzos nucleares renovados de “cuentos de hadas” y “distracción peligrosa” que podría “retrasar” el abandono de las energías fósiles. Una protesta de activistas de Greenpeace provocó que varios de los líderes invitados llegaran con retraso al evento celebrado a las puertas del icónico Atomium de Bruselas.
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