Gita Gopinath: “Poco podemos permitirnos otra Guerra Fría”
Cuando China, EE UU o la UE imponen una medida comercial restrictiva a otro, hay un 73% de probabilidad de que éste responda con una represalia dentro de 12 meses, dice la subdirectora gerente del FMI en conversación con EL PAÍS
Estados Unidos, la Unión Europea y China caminan hacia un empate sin salida cuando de comercio se trata. La guerra en Ucrania subió las apuestas en una relación geopolítica ya tensa entre las dos economías más grandes y sus aliados y podría convertirse a una nueva versión de la vieja Guerra Fría, según Gita Gopinath, subdirectora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI).
“Con las perspectivas de crecimiento global más débiles en décadas, y con...
Estados Unidos, la Unión Europea y China caminan hacia un empate sin salida cuando de comercio se trata. La guerra en Ucrania subió las apuestas en una relación geopolítica ya tensa entre las dos economías más grandes y sus aliados y podría convertirse a una nueva versión de la vieja Guerra Fría, según Gita Gopinath, subdirectora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI).
“Con las perspectivas de crecimiento global más débiles en décadas, y con las cicatrices desproporcionadas de la pandemia y la guerra que desaceleran la convergencia de ingresos entre las naciones ricas y pobres, poco podemos permitirnos otra Guerra Fría”, dijo Gopinath a los asistentes al Congreso Mundial de la Asociación Económica Internacional (IEA) el lunes. El evento tuvo lugar en Medellín, Colombia. En conversación con EL PAÍS, Gopinath parecía esperanzada sobre el papel que desempeñará América Latina en la transición energética, eso sí, si el comercio sigue siendo global y abierto.
En su discurso, Gopinath dijo que “a pesar de los esfuerzos de las dos economías más grandes para cortar los lazos, aún no está claro cuán efectivos serán en una economía global profundamente integrada y conectada” mientras las empresas chinas buscan alternativas para seguir atendiendo al mercado estadounidense trasladándose en países “amigos” como Vietnam y México.
Pregunta. ¿Estamos atravesando un proceso de desglobalización o simplemente un desvío de mercancías?
Respuesta. En los últimos cinco años hemos visto, en primer lugar, un gran aumento de las restricciones comerciales en las que están involucrados los países. El año pasado hubo 3.000 nuevas medidas comerciales restrictivas de este tipo y 2023 se perfila para ser de una magnitud similar. Ahora, el comercio mundial en relación con el PIB es relativamente estable, por lo que en ese sentido no hay desglobalización, al menos por ahora. Pero, por otro lado, estamos viendo signos de fragmentación. El comercio entre bloques rivales de países se está desacelerando mucho más que el comercio dentro de bloques de países. Y, de manera similar, si nos fijamos en la inversión extranjera directa (IED) y los proyectos anunciados, ciertamente se está viendo una redirección de proyectos lejos de los países rivales. A modo de comparación, durante la Guerra Fría de los años 1940 a 1980, también tuvimos un episodio similar en el que no hubo desglobalización porque la relación comercio-PIB aumentó con bastante fuerza durante ese tiempo, pero vimos fragmentación. Si nos fijamos en el comercio entre Estados Unidos y la ex Unión Soviética, cayó mucho. Así que, nuevamente, estamos en un período en el que no diría que estamos viendo una desglobalización fuerte o significativa, pero ciertamente estamos viendo una fragmentación significativa.
P. Entonces, ¿no es la desglobalización, pero incluso esta fragmentación significativa de la que habla podría no ser tan efectiva como China y Estados Unidos quieren que sea?
R. Sí. Vemos fragmentación en el sentido de reorientación de los flujos comerciales y de la IED. Si nos fijamos en los vínculos directos entre Estados Unidos y China, ciertamente se ve una disminución bastante considerable en la participación de China en las importaciones estadounidenses y una disminución significativa de China como destino del desarrollo estadounidense. Sin embargo, lo que estamos viendo son señales de los llamados “países conectores” como México y Vietnam, países que podrían estar experimentando un comercio que en última instancia termina en los EE UU pero que pasa, potencialmente, por países no alineados, y termina en los EE UU. Esto nos lleva entonces al punto que es el siguiente: estamos viendo signos de fragmentación, pero es posible que sea más difícil determinar hasta qué punto, en última instancia, los países pueden desvincularse, para no participar efectivamente en ciertos sectores, dado el mayor peso económico de la países no alineados.
P. Se ha escrito y analizado mucho sobre el caso de México, que destaca entre sus pares por ser parte del acuerdo comercial T-MEC, pero me interesa saber ¿dónde deja esta fragmentación a América Latina?
R. Tiene razón en que México tiene una ventaja en términos de proximidad física a Estados Unidos y de tener el T-MEC, lo que ciertamente brinda beneficios para el resto de la región. Pero varios otros países de América Latina tienen “minerales verdes” como el cobre, el níquel, el cobalto y el litio que desempeñan un papel importante en la transición energética en medio de este mundo de fragmentación. Podríamos ver a América Latina, al menos, convirtiéndose en un importante proveedor del mundo de minerales verdes además de alimentos. Aún está por determinarse cuánto pueden beneficiarse o si ya se están beneficiando de ello. Está bastante claro que mejorar el entorno de inversión será fundamental para poder atraer inversión extranjera directa, por ejemplo, a estos países. Es pronto para decirlo, pero esta es ciertamente una vía a través de la cual América Latina puede beneficiarse, tanto de minerales verdes como de exportaciones de alimentos.
P. Usted dijo en su discurso que los países están ahora compitiendo estratégicamente con lo que llamó “reglas amorfas y sin un árbitro eficaz”. ¿Qué recomienda el FMI y quién podría ser ese árbitro?
R. Tenemos a Estados Unidos hablando de “apoyo a amigos”, a la Unión Europea que habla de “eliminación de riesgos” y a China habla de “autosuficiencia”. La seguridad nacional está desempeñando un papel muy importante en la conducción de las decisiones sobre política económica.
Las instituciones que tenemos, incluida la Organización Mundial del Comercio (OMC), en realidad no están preparadas para abordar preocupaciones basadas en la seguridad nacional. Es de vital importancia que se hagan todos los esfuerzos posibles para fortalecer la OMC. El mecanismo de resolución de disputas de la organización ya no está funcionando. Además, tratar de fortalecer la OMC para abordar otras cuestiones de larga data, incluidas las subvenciones, sería la forma de avanzar.
P. El FMI esbozó varias recomendaciones, como limitar la política industrial unilateral. Un ejemplo son los subsidios chinos que ahora podrían desencadenar aranceles de la UE, pero ¿no es también cierto que Washington también ha incurrido en este tipo de políticas?
R. Es cierto que hemos visto rápidas represalias cuando un país otorga subsidios. Cuando se analizan las políticas impuestas por Estados Unidos y las reacciones de la UE y China, la probabilidad de que se obtenga una medida de represalia es bastante alta. Cuando China, Estados Unidos o la UE imponen una medida comercial restrictiva a otro, hay un 73% de probabilidad de que respondan con una medida de represalia dentro de 12 meses. Es exactamente una de las preocupaciones, que cuando los países imponen tales medidas, no se detiene allí porque se obtienen represalias y contrarrepresalias. En Estados Unidos existen medidas bien dirigidas contra una clara falla del mercado y externalidades, lo cual es cierto cuando se trata de abordar la transición climática. En ese caso, las políticas industriales pueden ayudar si se establecen plazos determinados, siempre y cuando no se opte por una tecnología sobre otra. Es mejor que apoyemos la investigación y el desarrollo, lo cual es bueno para todos. La parte difícil es que cuando se añaden requisitos de contenido local porque eso empieza a entrar en conflicto con las normas de la OMC, empieza a parecer proteccionismo.
P: El costo ambiental del comercio global también es motivo de preocupación, especialmente entre los círculos activistas. ¿Pueden realmente los países depender del comercio global y, al mismo tiempo, reducir sus emisiones de carbono?
R. En todas nuestras actividades económicas, el objetivo es poder hacerlo con menos emisiones de carbono. El comercio es una gran parte de la actividad económica y el transporte juega un papel muy importante. Pero no lo separaría del principio general de que tenemos que descarbonizar nuestra actividad económica en términos más generales. Igualmente importante es que las empresas inviertan en energías renovables. Para que se produzca la transición energética necesitamos acceso a minerales verdes. Hemos visto en nuestra investigación que las restricciones comerciales que se han implementado están frenando la transición verde. Las recientes tendencias de fragmentación son costosas y están retrasando la transición.
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