El pequeño mercado interior de la UE
En Estados Unidos, hay tres grandes operadores de telefonía móvil, mientras en la UE, unos 80
La entrada inesperada de la compañía Saudi Telecom Company (STC) en Telefónica ha sacudido al mundo económico y a muchos ciudadanos. La inquietud está justificada. Telefónica es una compañía estratégica que gestiona datos e información sensible y el comprador del 9,9% de la firma española no es un inversor cualquiera. STC pertenece en un 64% al Estado saudí, un régimen autócrata en las antípodas del modelo de capitali...
La entrada inesperada de la compañía Saudi Telecom Company (STC) en Telefónica ha sacudido al mundo económico y a muchos ciudadanos. La inquietud está justificada. Telefónica es una compañía estratégica que gestiona datos e información sensible y el comprador del 9,9% de la firma española no es un inversor cualquiera. STC pertenece en un 64% al Estado saudí, un régimen autócrata en las antípodas del modelo de capitalismo que reconoce unos derechos básicos que trata de construir la Unión Europea.
Este año se cumplen precisamente 30 años del mercado interior que fue la nueva denominación del original mercado común. El mercado interior impulsado por Jacques Delors, que contó con el apoyo del influyente grupo de la Table Ronde de los 40 grandes industriales europeos, ha construido un sistema económico que combina la competencia y el respeto al derecho. Según el Servicio de Investigación del Parlamento Europeo los beneficios potenciales de la eliminación de barreras para bienes y servicios que ha supuesto el mercado interior se elevan a 713.000 millones de euros hasta 2029.
Sin embargo, en muchos ámbitos, como el financiero y las telecomunicaciones el mercado interior está muy lejos de ser una realidad. En la UE permanecen numerosos mercados nacionales y sus correspondientes reguladores. En Estados Unidos, hay tres grandes operadores de telefonía móvil, mientras en la UE, unos 80. Tampoco han sido satisfactorios los logros sociales que han sido limitados por el Tribunal de Justicia de la UE. Las sentencias del TJUE en los casos Viking y Laval, (2007) privilegiaron el derecho a la libertad de empresa sobre los derechos sindicales de los trabajadores.
A pesar de las deficiencias del mercado interior, ahora el mayor desafío proviene del creciente peso del mercado exterior y las gigantescas corporaciones multinacionales. La mayoría de las 100 mayores corporaciones globales tienen su sede de EEUU y solo 18 están en la Unión. El mercado interior europeo ha quedado pequeño. Desde hace una década Europa intenta responder a este desafío con la llamada Autonomía Estratégica Abierta, (AEA). Sus objetivos, que han evolucionado desde la seguridad a la energía y a la economía en general, son promover la influencia de la Unión en el escenario internacional defendiendo sus intereses y valores.
Un interesante documento de la propia Telefónica sobre la AEA señala que “la falta de liderazgo y escala de las compañías tecnológicas de Europa se traduce en una brecha tecnológica y de conectividad europea cada vez mayor con respecto a otras regiones como Estados Unidos y China”. Y reconoce que “el sector se enfrenta a un panorama contradictorio con una ecuación muy difícil entre inversión, regulación y política de competencia”. Para sobrevivir, es urgente que la Unión eleve su mirada y adapte su proyecto a la realidad geopolítica global. A pesar de los graves fallos, la Unión sigue siendo el referente mundial de derechos civiles y sociales y una esperanza para los pueblos que aspiran a la libertad.
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