Los Veintisiete fracasan en su intento de pactar la primera reforma del mercado eléctrico en dos décadas
La defensa de Francia de la energía nuclear acaba por hacer descarrilar las negociaciones
Los ministros de Energía de la UE no han logrado este lunes en Luxemburgo cerrar la propuesta de reforma del mercado eléctrico, la primera en más de dos décadas, que apuesta por las renovables para reducir la dependencia de Europa de las energías fósiles y limitar la volatilidad de los precios en la factura energética como los sufridos el año pasado. El principal obstáculo a un acuerdo está la cuestión de la energía nuc...
Los ministros de Energía de la UE no han logrado este lunes en Luxemburgo cerrar la propuesta de reforma del mercado eléctrico, la primera en más de dos décadas, que apuesta por las renovables para reducir la dependencia de Europa de las energías fósiles y limitar la volatilidad de los precios en la factura energética como los sufridos el año pasado. El principal obstáculo a un acuerdo está la cuestión de la energía nuclear en los contratos a largo plazo, algo que ha enfrentado sobre todo a Francia, que depende fuertemente de la energía atómica, con Alemania, que teme “distorsiones del mercado”. Antes, París ya había forzado a reabrir otro pacto, el de la directiva sobre renovables, para defender esa misma fuente de energía.
Aunque la presidencia sueca de la UE ha indicado que las negociaciones continuarán de inmediato a nivel de embajadores, la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, se ha manifestado dispuesta a convocar una reunión extraordinaria de ministros en julio para cerrar una reforma que es una “prioridad” para la presidencia rotatoria española, que comienza menos de dos semanas. “Hay diferencias sustantivas, pero no insalvables”, ha declarado tras una reunión prolongada más de lo previsto y a la que prácticamente todos los países habían llegado con la intención de salir con un acuerdo conjunto en la mano. No ha sido posible, pero “se han acercado posiciones”, ha asegurado la vice primera ministra y ministra de Energía sueca, Ebba Busch.
Tanto la presidencia sueca como la española quieren impulsar un acuerdo de los Veintisiete para poder avanzar en una reforma clave para consumidores, industria y productores de energía que buscan garantías para invertir más en renovables. Los Estados miembros tienen que acordar su posición común para, una vez que la Eurocámara apruebe también su texto propio, previsiblemente en septiembre, puedan comenzar las negociaciones a tres bandas con apoyo de la Comisión (los llamados trílogos), para lograr un acuerdo consensuado a finales de año, preferiblemente aún durante la presidencia española.
Esa postura es compartida por la Comisión Europea. “Necesitamos un mercado eléctrico más resistente ante cualquier futuro shock y tenemos que hacer más inversiones en las renovables. Y lo tenemos que hacer lo antes posible”, dijo la comisaria de Energía, Kadri Simson, tanto a su llegada a Luxemburgo como tras la conclusión de la reunión.
La reforma es una pieza más del gran y complicado puzzle de medidas acordadas o en fase de negociación del Plan Industrial del Pacto Verde europeo, que busca mejorar la competitividad de la industria europea con cero emisiones netas y acelerar la transición hacia la neutralidad climática.
Pese a las buenas intenciones manifestadas al comienzo del encuentro, rápidamente afloraron lo que Ribera calificó de “aspectos críticos abiertos”, sobre todo respecto a los contratos por diferencia (CFD), a largo plazo, y en los mercados de capacidad, donde la decisión de última hora de la presidencia sueca de incluir una demanda de Polonia para seguir subvencionando plantas de generación eléctrica a partir del carbón tensó aún más la reunión.
Y aunque figuraba en la propuesta original de Bruselas, varios países disputaron agriamente la idea de que los contratos por diferencia CFD, que la Comisión quiere que sean la vía obligatoria para toda inversión en renovables que reciban apoyo público, incluyan también la energía nuclear, tanto en nuevas inversiones como para reforzar su capacidad o prolongar la vida de centrales ya existentes.
Los CFD son acuerdos firmados entre un productor de electricidad y una autoridad estatal para acordar un “precio de ejercicio” garantizado que dé estabilidad a los precios, eviten fluctuaciones y ganancias desequilibradas. El precio fijo es en realidad una horquilla dentro de la cual los precios pueden fluctuar libremente. Si caen por debajo de esa franja, el Estado debe compensar al productor; pero si los superan, el país puede usar los ingresos extra para invertirlos en ayudas a hogares y empresas.
Oposición de España y Alemania a la nuclear
Para Francia, que tiene la urgente necesidad de renovar buena parte de su parque nuclear —que es su fuente principal de energía—, la posibilidad de financiar la prolongación de sus centrales atómicas pendientes por este mecanismo es crucial en vista de las “dificultades importantes en materia de seguridad de aprovisionamiento y de capacidad para cumplir los objetivos climáticos”, había recordado la ministra de Transición Energética, Agnès Pannier-Runacher. Pero países como Alemania o España se han opuesto a lo que consideran posibles “distorsiones del mercado” y que el ministro de Energía de Luxemburgo, Claude Turmes, calificó incluso como un “enorme regalo a la energía nuclear francesa”.
“Aquí no se están haciendo regalos a nadie”, rebatió la ministra sueca Busch. “Necesitamos encontrar un diseño de mercado que promocione nueva generación de electricidad y más generación y que sea atractivo para las inversiones en todas formas de producción libres de fósiles”, ha agregado.
Además de la cuestión nuclear francesa, los ministros no lograron acercar posiciones respecto a los mecanismos de capacidad, los sistemas que deben garantizar un sistema de cobertura o refuerzo para garantizar que no habrá apagones en momentos en que las renovables estén en picos de poca producción por falta de sol o viento y haya que echar mano de reservas de otro tipo de energía. En un intento de hacer más apetitoso el acuerdo a Polonia, la presidencia sueca había ofrecido que Varsovia pueda seguir subvencionando plantas eléctricas de carbón, lo que irritó a países que consideran que eso manda mensajes “contradictorios” tanto a la industria como a otros países extracomunitarios sobre el compromiso de salir de energías fósiles de la UE.
Ribera ha reconocido que Polonia, por su situación como país fronterizo con Ucrania, tiene una preocupación particular sobre la seguridad del suministro eléctrico y ha manifestado la importancia de “encontrar una solución de confort para Polonia” pero que, a la par, “mantenga sin margen de dudas ni error” unos límites que “aseguren la coherencia de todo el paquete”. Un equilibrio que, ahora, queda en manos de los embajadores en cuanto regresen a Bruselas.
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