El BEI acelera la financiación verde en España, pero recorta su inversión total
La entidad ha aumentado los préstamos a Ucrania para reparar infraestructuras destruidas, pero de momento sus normas le impiden financiar la compra de armas
España fue el tercer gran destino de la financiación del Banco Europeo de Inversiones (BEI), solo por detrás de Francia e Italia. La entidad con sede en Luxemburgo firmó el año pasado en España operaciones por valor de 9.961 millones de euros, un 22% menos, según los datos presentados este jueves. Esa cantidad, que supone el 0,76% del PIB español —por debajo del 1,07% que representaban el ejercicio anterior—, servirá para respaldar proyectos en los que se desembolsarán 23.000 millones, si se cuenta lo aportado por otros socios públicos y privados. La mayoría del capital, 5.182 millones, esto e...
España fue el tercer gran destino de la financiación del Banco Europeo de Inversiones (BEI), solo por detrás de Francia e Italia. La entidad con sede en Luxemburgo firmó el año pasado en España operaciones por valor de 9.961 millones de euros, un 22% menos, según los datos presentados este jueves. Esa cantidad, que supone el 0,76% del PIB español —por debajo del 1,07% que representaban el ejercicio anterior—, servirá para respaldar proyectos en los que se desembolsarán 23.000 millones, si se cuenta lo aportado por otros socios públicos y privados. La mayoría del capital, 5.182 millones, esto es, un 52% de los fondos, irá a parar a proyectos verdes, sobre todo energías renovables, eficiencia energética y transporte de bajas emisiones, más que nunca antes. El grupo, que dejó de financiar proyectos vinculados a combustibles fósiles hace dos años, potencia así su papel como banco del clima de la UE: sus inversiones en estas partidas han aumentado un 32% en España respecto a 2021, y si nos remontamos al último lustro, se han multiplicado por cuatro.
Según el BEI, el descenso en la financiación para España se debe a que en 2021 entregó una partida extraordinaria de 2.600 millones procedentes del Fondo de Garantía Europeo, una herramienta creada mantener abierto el flujo de crédito y respaldar las cadenas de suministro que revirtió sobre todo en pequeñas empresas afectadas por la pandemia. Sin contarla, la cifra de 2022 fue muy similar a la de 2021.
“Justo cuando el mundo empezó a pasar la página de la pandemia de covid 19 estalló una nueva crisis”, ha recordado Ricardo Mourinho, vicepresidente del BEI, haciendo alusión a la invasión de Ucrania. “Fue una llamada de atención a la UE sobre la importancia de la seguridad energética y la autonomía estratégica”, apuntó. El banco cree que su posición como financiador de proyectos renovables que reduzcan la dependencia energética de Europa se ha vuelto más importante después de prescindir de los suministros rusos por las sanciones. Los bajos intereses que ofrecen son además un atractivo adicional en tiempos de encarecimiento del crédito por el endurecimiento de la política monetaria de los bancos centrales.
Como ejemplos de iniciativas que se han beneficiado de su financiación, el BEI cita plantas fotovoltaicas de Solaria y Helios en Castilla y León, Castilla-La Mancha y Aragón, las plantas eólicas de Atlas en Andalucía y Cantabria, los 120 millones comprometidos a Repsol para construir y explotar una planta de biocombustibles avanzados en Cartagena, el apoyo a Iberdrola para su planta de hidrógeno verde en Puertollano (Ciudad Real) o los 250 millones concedidos a Endesa para la mejora, modernización y ampliación de las redes de distribución eléctrica. Fuera del área medioambiental, hay otros pagos importantes, como los 650 millones a programas de salud de los hospitales de Madrid y Galicia. Aunque entre las beneficiarias hay grandes nombres del Ibex, según los directivos del banco se han dedicado 2.485 millones a pequeñas y medianas empresas.
Un día después de que se conociera que la Comisión Europea quiere que el BEI pueda financiar a la industria militar de los Veintisiete, sus responsables echan por ahora balones fuera. Su mandato no incluye de momento la compra de material de guerra, y a eso se ciñen, aunque reconocen que en los seis años que van desde 2021 a 2027 pondrán sobre la mesa 6.000 millones —1.000 millones por año— para financiar tecnologías de uso dual, civil y militar, enfocadas en seguridad, infraestructuras y tecnología punta. “Pero el BEI no puede financiar armamento o municiones”, repitió Mourinho.
Esa restricción todavía presente en sus reglas no ha impedido que aumente exponencialmente la financiación dedicada a Ucrania. Le facilitó 1.700 millones de euros nada más estallar la guerra para reparar hospitales, redes eléctricas o instalaciones de agua, y siguen en contacto con su Gobierno para atender sus necesidades, siempre y cuando se enfoque a instalaciones civiles.
Un fondo permanente
El número dos del BEI alabó el paso que supuso la aprobación del Plan de Recuperación europeo tras duras discusiones entre los Estados miembro, y se mostró partidario de su continuidad. “Es importante que la estructura creada con Next Generation EU, que ha permitido mutualizar deuda en Europa, se quede como instrumento de respuesta de la UE preservando la cohesión y favoreciendo la convergencia”.
Preguntado sobre si el retraso en la compra de 31 trenes para Cantabria y Asturias por parte de Renfe —debido a un error en las medidas de altura de los convoyes— alterará el préstamo de 150 millones que ha otorgado el BEI al proyecto, Mourinho señaló que han sido informados de que van a hacerse esas modificaciones, y que no supondrá un problema, pues es normal que haya ciertas correcciones en las iniciativas en las que participan. Cuando eso sucede, el banco puede ajustar la financiación a los nuevos plazos, siempre y cuando haya una justificación clara, como es el caso, y no cambien los principios del proyecto, que califican de muy positivo y alineado con los principios del BEI, porque contribuye a reemplazar el automóvil por el tren y a reducir la siniestralidad ferroviaria.
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