¿Es España un infierno fiscal?

Los parámetros tributarios, en particular los tipos impositivos, son similares a la media de la Unión Europea aunque tradicionalmente España ha recaudado menos que los demás países de la eurozona

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, da una rueda de prensa en la sede del ministerio, en Madrid.ANDREA COMAS

La respuesta corta es no. A pesar de lo que haya leído u oído estos días en referencia a informes diversos, no vive usted en un infierno fiscal. Lo hace en un país con parámetros tributarios, en particular tipos impositivos, similares a la media de la Unión Europea (UE). De hecho, tradicionalmente hemos recaudado comparativamente menos que los demás, incluso corrigiendo por el nivel de renta o producto interior bruto (PIB). Fundamentalmente porque en España somos muy proclives a conc...

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La respuesta corta es no. A pesar de lo que haya leído u oído estos días en referencia a informes diversos, no vive usted en un infierno fiscal. Lo hace en un país con parámetros tributarios, en particular tipos impositivos, similares a la media de la Unión Europea (UE). De hecho, tradicionalmente hemos recaudado comparativamente menos que los demás, incluso corrigiendo por el nivel de renta o producto interior bruto (PIB). Fundamentalmente porque en España somos muy proclives a conceder bonificaciones fiscales de todo tipo; y porque el fraude y la elusión fiscal estarían por encima de la media.

La pandemia ha venido a alterar algo las cifras. Aunque la recaudación tributaria sobre el PIB sigue por debajo de la media simple de los países de la UE, entre 2019 y 2021 la brecha se ha cerrado casi a la mitad. En el último año es solo de 2,7 puntos porcentuales respecto a la Unión Europea de los Veintisiete. Y es muy probable que se haya producido un recorte adicional en 2022. Existe todavía debate sobre los factores que explican el proceso de convergencia. A mi juicio, serían sobre todo la protección de rentas generadas por los ERTE y similares, la reducción de la economía sumergida y, seguramente, una infraestimación del PIB. Estos tres elementos pesarían muchísimo más que la inflación o subidas impositivas. También creo que el recorte de la brecha tiene un componente transitorio relevante y que tenderá a reabrirse en el futuro. Pero no es mi intención entrar en estas cuestiones aquí. Lo único que pretendo es aclarar que España no es ni infierno ni paraíso. Lo que, por supuesto, es compatible con que en una figura tributaria determinada sea menos gravosa que en otros países de nuestro entorno; por ejemplo, la imposición patrimonial en Portugal es claramente inferior a la que existe hoy en España.

¿Cómo encaja lo anterior con la idea de que los españoles realizan un sacrificio fiscal entre los más altos de la OCDE? La respuesta es simple. El índice que se utiliza (el llamado índice de Frank) no tiene mucho sentido y no es nada popular entre los académicos. Si el lector tiene interés en profundizar en las críticas, recomiendo repasar el blog Nada es Gratis y leer lo que en él se dice al respecto.

Y si el índice de sacrificio fiscal no es una gran guía para iluminarnos, me temo que tampoco lo es el “índice de competitividad fiscal internacional”, que también se ha divulgado días atrás. La verdad, me cuesta dar por buena una herramienta analítica que dice que Irlanda, con su baja imposición sobre sociedades, y Portugal, con sus agresivos incentivos fiscales para la atracción de contribuyentes foráneos, están por detrás de España; que Suecia se encuentre 10 puestos por delante de Estados Unidos; o que Chile se sitúe también en la parte baja de la clasificación, cuando es uno de los países desarrollados con menor nivel de presión fiscal en el mundo.

Mi sugerencia es que si uno quiere abordar con rigor estas cuestiones es más recomendable dirigirse a los sitios web de instituciones oficiales como la OCDE, la Comisión Europea o el Fondo Monetario Internacional.

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