El veto a repartir dividendo en la pandemia apenas impactó en la cotización de los bancos
Un estudio del Banco de España concluye que la limitación del BCE no tuvo un efecto agregado relevante sobre la valoración bursátil de las entidades financieras
En lo más duro de la pandemia, el Banco Central Europeo (BCE) limitó el reparto de beneficios de las entidades financieras vía dividendo o recompra de acciones, una medida que estuvo en vigor hasta septiembre de 2021. Este veto se realizó para garantizar la solvencia y capitalización del sistema y, según el Banco de España, no tuvo un efecto relevante sobre la cotización en Bolsa de las compañías. “Los resultados sugieren que el conjunto d...
En lo más duro de la pandemia, el Banco Central Europeo (BCE) limitó el reparto de beneficios de las entidades financieras vía dividendo o recompra de acciones, una medida que estuvo en vigor hasta septiembre de 2021. Este veto se realizó para garantizar la solvencia y capitalización del sistema y, según el Banco de España, no tuvo un efecto relevante sobre la cotización en Bolsa de las compañías. “Los resultados sugieren que el conjunto de las limitaciones al reparto de beneficios tuvieron un efecto agregado modesto sobre las valoraciones bursátiles, perceptible tan solo en un horizonte de tiempo limitado y con notable discriminación entre entidades”, recoge un artículo del supervisor en la Revista de Estabilidad Financiera de otoño de 2022.
Para este estudio, el Banco de España utiliza las cotizaciones diarias de 49 bancos europeos (ocho de ellos españoles) y otros 49 de Estados Unidos. Tras dicho análisis, el documento concluye que hubo diferencias entre grupos y entre los distintos anuncios: “Existe heterogeneidad entre entidades, particularmente ante el primer anuncio de restricciones por parte del BCE, cuyo efecto más significativo fue para los excesos de rendimiento [diferencia entre la riqueza lograda y la esperada al final de un período] de las entidades de mayor tamaño y de menor capital”. A lo que añade: “Los resultados del análisis sugieren que estos eventos no tuvieron, en general, un impacto suficientemente alto en relación con el de otros como para dominar la evolución del valor bursátil de los bancos en el período más agudo de la crisis de la covid-19 en 2020″.
El Banco de España relata así en su artículo que el primer anuncio de límite a los dividendos sí tuvo consecuencias negativas, aunque se fueron diluyendo con el tiempo. “Tras este primer evento, los excesos de rendimiento de los bancos europeos no presentaron reacciones relevantes en torno a los anuncios posteriores de extensión de las medidas”. Algo parecido ocurrió al otro lado del Atlántico, en Estados Unidos: “Los impactos de los anuncios de restricciones realizados por la Reserva Federal tampoco fueron significativos para los excesos de rendimiento de los bancos estadounidenses”.
En esta dinámica existe una excepción con las entidades financieras griegas: en el país heleno pesó más el sentimiento optimista tras el anuncio del BCE sobre el lanzamiento del programa de compras de activos para paliar los efectos de la crisis del coronavirus o las noticias sobre el conocimiento del esquema de protección de activos de Grecia.
Podría parecer, por tanto, que se rompió con el coronavirus un dogma del funcionamiento de los mercados al minimizarse la relación entre dividendos y cotización. Pero se trató tan solo de una excepción al tratarse de una medida transitoria, según el supervisor: “El impacto limitado de las restricciones a las distribuciones de beneficios en las valoraciones bursátiles de los bancos en 2020 está razonablemente asociado a que se trataba de una medida temporal, a que el anuncio de esta extensión temporal limitada era creíble para los mercados y a que se integraba dentro de un conjunto amplio de medidas de apoyo de la política económica”. Es decir, el varapalo se pudo mitigar por el desarrollo de un paquete de medidas de apoyo amplio y potente. En España, por ejemplo, se desplegaron los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) para proteger el mercado de trabajo o los créditos ICO avalados por el Estado como escudo del tejido productivo, entre otros.
Furor posterior
Lo ocurrido durante la pandemia fue algo excepcional en todos los sentidos, también en los mercados. Por eso, tras levantarse el veto del reparto de dividendo y recompra de acciones, los bancos volvieron a retribuir a sus accionistas tanto como antes de la covid. De hecho, se recuperó el pago en efectivo y hubo furor por la recompra de acciones propias y amortización de capital, aprovechando una cotización por debajo del valor en libros.
Los grandes grupos financieros españoles (Banco Santander, BBVA y CaixaBank) están inmersos en esta vía de retribución de los inversores al incrementar el reparto de ganancias futuras entre un menor número de títulos. Además, según los expertos, esto sirve para mandar un mensaje claro a los mercados: “Ya se haga para reducir capital o para tenerlo en autocartera, la señal que se manda es que la acción vale más de lo que marca su cotización. Y lo dice además quien tiene más información, el propio banco”, explica Germán López, director del máster de banca y regulación financiera de la Universidad de Navarra y director académico del CIF del IESE.
De vuelta al estudio del Banco de España, el supervisor trata con el análisis de recopilar las consecuencias que pueden tener este tipo de medidas en los valores bursátiles. Aunque matiza que no será comparable lo ocurrido en una situación de crisis extraordinaria como la pandemia con otras modificaciones frecuentes: “Los anuncios de medidas relacionadas de carácter más recurrente, y desconectadas de otras intervenciones de la política económica, podrían tener un impacto diferente, y requerirían un análisis específico”.