El éxodo a la TUR, en cifras: 240.000 hogares se pasan al mercado regulado del gas desde septiembre
La tarifa de último recurso es entre dos y tres veces más barata que las del mercado liberalizado
La brecha de precios entre los mercados libre y regulado está provocando un auténtico éxodo de contratos domésticos de gas. Desde el pasado 1 de septiembre, más de 240.000 hogares han pedido el cambio a la tarifa de último recurso (TUR), según las cifras de las propias comercializadoras recopiladas por este diario. En el mercado regulado, el precio del kilovatio hora (KWh), que fija trimestralmente el Gobierno, es hoy por hoy entre la mitad y un tercio que en el libre.
El aumento de clientes es común a las cuatro suministradoras del mercado regulado —...
La brecha de precios entre los mercados libre y regulado está provocando un auténtico éxodo de contratos domésticos de gas. Desde el pasado 1 de septiembre, más de 240.000 hogares han pedido el cambio a la tarifa de último recurso (TUR), según las cifras de las propias comercializadoras recopiladas por este diario. En el mercado regulado, el precio del kilovatio hora (KWh), que fija trimestralmente el Gobierno, es hoy por hoy entre la mitad y un tercio que en el libre.
El aumento de clientes es común a las cuatro suministradoras del mercado regulado —Gas & Power (Naturgy), Energía XXI (Endesa), Curenergia (Iberdrola) y Baser (TotalEnergies)—, pero especialmente acusado en la primera, la que más cuota de mercado tiene y que lleva gestionadas 85.000 nuevas altas en estos poco más de dos meses.
Aunque la diferencia de precios entre ambos mercados venía de atrás, septiembre fue el primer mes de flujos masivos de clientes en busca de la protección que ofrece la TUR. Una tendencia que sigue en noviembre y seguirá en diciembre: Iberdrola calcula unas 5.000 altas diarias y Baser, unas 1.000. ¿La razón? La proximidad de las bajas temperaturas —cuando se disparan las facturas de gas de los hogares— y el anuncio del Gobierno de que subvencionará esa tarifa con 3.000 millones de euros de dinero público para que “a ningún hogar le falte energía para calentarse y cocinar este invierno”, lo que garantiza que los precios se mantendrán bajo control en los trimestres venideros.
El movimiento, además, supone un importante cambio de tendencia respecto a lo ocurrido en los últimos años, en los que el mercado libre —tanto en luz como en gas— no había dejado de captar clientes del regulado. Las cifras más recientes de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) son nítidas en ese sentido: a principios de septiembre, solo uno de cada cinco consumidores domésticos de gas tenían contratada la TUR, menos de 1,6 millones sobre un total de casi ocho. Incluso si este ritmo se mantiene de forma sostenida en los próximos meses, aún tardarán mucho en igualarse ambos.
Refuerzo de la atención al cliente
“Avalancha” es la palabra más repetida en las últimas semanas en el sector, que ha tenido que reforzar sus servicios de atención al cliente (teleoperadores, formularios en línea...) para hacer frente al aumento inusitado de peticiones de cambio del libre al regulado. Todo, después de que tanto el regulador como el Ministerio para la Transición Ecológica les abriesen sendas investigaciones por posibles trabas de las comercializadoras a quienes quieren hacer ese tránsito. Algunas empresas, como Naturgy, acaban de anunciar un servicio específico de tramitación de altas en la TUR para las comunidades de vecinos, que hasta ahora no se podían beneficiar de esta tarifa. Otras, como Baser, afirman estar tratando de “dimensionarse para dar servicio a todo el que quiera contratarla”, y recomienda el formulario en línea para tratar de reducir el plazo de activación, que en su caso ronda las dos semanas.
El flujo del libre al regulado es una buena noticia para las familias, que se ahorrarán un buen pico en sus facturas invernales, y no tan buena para las compañías gasistas que operan en ambos. No solo por el refuerzo que están teniendo que aplicar sobre sus servicios de atención al cliente —con su consecuente coste—, sino porque los contratos liberalizados dejan márgenes mucho más jugosos en sus cuentas de resultados que los del regulado.
Como respuesta a quienes estos días llaman para cambiar su suministro al mercado regulado, algunas empresas están ofreciendo a sus clientes una solución completamente distinta: que dejen atrás el gas y electrifiquen tanto la calefacción como el agua caliente, donde este combustible sigue siendo dominante. Antes o después, apuntan fuentes del sector, se producirá ese tránsito, una tendencia que ya se está materializando en otros países europeos y que es fundamental para acelerar la descarbonización.