Alemania controlará el 99% del gigante energético Uniper tras confirmar su nacionalización
La crisis del gas fuerza a Berlín a tomar el control de la principal importadora de gas ruso, asfixiada tras el cierre del gasoducto Nord Stream
La interrupción de la mayor parte del suministro de gas ruso como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania ha llevado a Alemania a tomar una decisión controvertida pero que el Gobierno de Olaf Scholz considera necesaria: nacionalizar el gigante energético Uniper. “El Gobierno se hará cargo de alrededor del 99%”, ha asegurado este miércoles Robert Habeck, el ministro de Economía y Clima. ...
La interrupción de la mayor parte del suministro de gas ruso como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania ha llevado a Alemania a tomar una decisión controvertida pero que el Gobierno de Olaf Scholz considera necesaria: nacionalizar el gigante energético Uniper. “El Gobierno se hará cargo de alrededor del 99%”, ha asegurado este miércoles Robert Habeck, el ministro de Economía y Clima. El cierre del gasoducto Nord Stream ha acabado de asfixiar a Uniper, que era la principal compradora de gas ruso. Tener que adquirir en el mercado, a precios disparados, para poder suministrar energía a sus clientes le ha hecho perder miles de millones de euros en cuestión de meses.
“Uniper es un pilar central del suministro energético alemán”, ha dicho Habeck para justificar la decisión de la coalición alemana. Berlín ha acordado un “paquete de estabilización” con la empresa matriz de Uniper, la finlandesa Fortum, que a su vez está participada por el Estado finlandés (con un 51%). Al hacerse cargo del 99% de la importadora de gas “crea una estructura de propiedad clara para asegurar Uniper y, por tanto, el suministro de energía para las empresas, los servicios públicos y los consumidores”. Uniper es el mayor proveedor de gas a empresas y particulares: suministra alrededor de la mitad del consumo total de gas en Alemania, donde cuenta con 5.000 trabajadores.
El nuevo acuerdo sustituye a los planes que se pactaron en julio pasado para salvar a Uniper de la quiebra y que consistían en que el Gobierno federal entrara en la participación accionarial con alrededor del 30% de los títulos. A cambio, la participación de la finlandesa Fortum, la principal accionista de la compañía con sede en Düsseldorf, se reduciría del 78% actual al 56%. Los planes iniciales suponían, por tanto, que Fortum seguiría siendo la accionista mayoritaria, pero la profundización de la crisis energética y el rápido deterioro de las finanzas de Uniper han dejado obsoleto el plan en solo dos meses.
El nuevo plan consiste en aumentar el capital de Uniper en 8.000 millones de euros y comprar todas las acciones de Fortum a un precio de 1,7 euros por acción, lo que supone unos 500 millones de euros.
Habeck ha explicado que este paso se ha hecho necesario porque la situación no ha dejado de empeorar desde julio. Cuando se ideó el primer paquete de ayudas, la gasista estatal rusa Gazprom ya había reducido los flujos al 40% de la capacidad total del gasoducto Nord Stream, pero poco después los disminuyó todavía más, al 20%. Finalmente, hace tres semanas el brazo energético del Kremlin decidió cerrar completamente el grifo alegando una avería que tanto los expertos como el Gobierno alemán consideran un burdo pretexto.
La nacionalización no será inminente y el plan aún está sujeto a posibles cambios porque, entre otros aspectos, necesita la aprobación de la Comisión Europea. Uniper también deberá celebrar una junta general extraordinaria para decidir sobre las medidas, algo que no sucederá hasta octubre como mínimo.
Habeck ha confirmado también que el controvertido recargo al gas que está previsto que empiecen a pagar los consumidores a partir del 1 de octubre sigue adelante. Analistas y políticos sospechaban que, ante una nacionalización de la mayor importadora de gas, el Gobierno de Scholz desistiría de ponerlo en marcha.
El nuevo impuesto consiste en sumar 2,5 céntimos por kilovatio/hora en la factura. El objetivo es permitir a los proveedores de gas trasladar a sus clientes finales parte de los costes adicionales que ha provocado el corte del gas ruso. Ahora este recargo lo recibiría una empresa nacionalizada, lo que ha provocado críticas de varios prominentes economistas, pero también del líder de los liberales, Christian Lindner, a la sazón ministro de Finanzas en el mismo Gobierno que Habeck.
La economista Veronika Grimm, miembro del Consejo Alemán de Expertos Económicos, opina que tras la nacionalización el recargo al gas no será una herramienta útil. “No creo que sea legítimo”, dijo en una entrevista en la cadena pública Phoenix, aliviar los costes de adquisición a un proveedor que ya no tiene problemas. Claudia Kemfert, del Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW), también cree que ya no es necesario: “Debería abolirse, de lo contrario, en la práctica sería como pagar dos veces”. Jens Südekum apuntó a Reuters que aunque los costos de compra de gas de reemplazo sigan creciendo, ahora “se pueden cubrir directamente con el presupuesto federal”.
En paralelo al impuesto, y para compensar a las familias ese extra en las facturas, el Gobierno ha aprobado también una reducción temporal del IVA del hidrocarburo, del 19% actual al 7%.
El Gobierno alemán se ha visto obligado a tomar decisiones extremas para proteger el suministro energético. La semana pasada anunció que asumirá la tutela del grupo petrolero ruso Rosneft para asegurar el funcionamiento de las refinerías de crudo que controla en su territorio, entre ellas la de Schwedt, hasta ahora alimentada por el oleoducto Druzhba y de importancia estratégica. Es la segunda vez desde que empezó la invasión rusa de Ucrania que el Gobierno de Scholz toma una decisión de este calado. Ya lo hizo en abril, al inicio de la crisis, con Gazprom Germania, la filial de la gasista estatal rusa, en un movimiento sin precedentes.
El canciller y el ministro de Economía insisten en que apoyarán a las empresas energéticas en dificultades. Otro proveedor de gas, VNG, pidió recientemente un rescate público ante la imposibilidad de hacer frente a las pérdidas. VNG, el tercer mayor importador de gas de Alemania, calcula que hasta final de año sumará 1.000 millones en pérdidas. Uniper ha informado de que pierde más de 100 millones al día desde que no llega gas ruso y tiene que conseguirlo en el mercado spot, donde está alcanzando precios de récord. Según la empresa matriz, en total Uniper ha perdido 8.500 millones de euros.
“La desinversión de Uniper es el paso correcto, no solo para Uniper sino también para Fortum”, aseguró en un comunicado el director ejecutivo de la finlandesa, Markus Rauramo. “El papel del gas en Europa ha cambiado fundamentalmente desde que Rusia atacó a Ucrania, al igual que las perspectivas de una cartera muy centrada en el gas”, añadió.
Alemania continúa haciendo esfuerzos para encarar la temporada de calefacción, que empieza el 1 de octubre, lo mejor preparada posible. Esta semana sus reservas han alcanzado el 90% de capacidad y el Gobierno asegura que será posible pasar el invierno sin cortes ni restricciones. Desde que empezó la invasión rusa a Ucrania, Berlín ha reducido a menos del 10% su dependencia del gas ruso al obtener suministro alternativo desde Noruega, Países Bajos y Bélgica. Las dos primeras regasificadoras para importar gas natural licuado por barco se inaugurarán este mismo invierno. Scholz ha asegurado que Alemania podrá renunciar completamente al gas ruso a finales del año que viene.