GAP retira sus previsiones anuales tras otro trimestre de pérdidas y caída de las ventas
Los errores de Old Navy con la ropa inclusiva siguen lastrando al grupo
GAP no ve claro su futuro. La compañía está viviendo un ejercicio muy complicado en el que se han unido los errores propios y un entorno macroeconómico adverso. Tras otro trimestre de fuerte caída de las ventas y de pérdidas, la empresa ha decidido retirar sus previsiones anuales, alegando que vive un momento de incertidumbre por la situación económica y de transición mientras sustituye a la consejera delegada, Sonya Singal, que cesó en su puesto el mes pasado.
Pese a ser malos, los resultados son algo mejores de lo que esperaban los analistas y mejores también que los del ...
GAP no ve claro su futuro. La compañía está viviendo un ejercicio muy complicado en el que se han unido los errores propios y un entorno macroeconómico adverso. Tras otro trimestre de fuerte caída de las ventas y de pérdidas, la empresa ha decidido retirar sus previsiones anuales, alegando que vive un momento de incertidumbre por la situación económica y de transición mientras sustituye a la consejera delegada, Sonya Singal, que cesó en su puesto el mes pasado.
Pese a ser malos, los resultados son algo mejores de lo que esperaban los analistas y mejores también que los del desastroso primer trimestre del ejercicio. En el segundo trimestre de su ejercicio fiscal, que se corresponde con los meses de mayo, junio y julio, las ventas del grupo cayeron un 8%, hasta los 3.857 millones de dólares (una cifra similar en euros), según ha explicado la empresa.
El margen bruto bajó aún más, un 27%, hasta los 1.330 millones de dólares, lo que representa solo un 34,5% sobre las ventas, frente al 43,3% del mismo periodo del año anterior. A los mayores descuentos para dar salida al exceso de existencias se han unido mayores costes de aprovisionamiento y fletes aéreos significativamente más caros.
Aunque la empresa ha sido capaz de contener los costes operativos, el resultado de explotación ha sido negativo por 28 millones de dólares (frente a los 409 millones de ganancias del año anterior) y el resultado neto son unas pérdidas de 49 millones, frente a un beneficio de 258 millones el año pasado. No obstante, la empresa señala que descontando dos efectos extraordinarios, 30 millones por el traspaso de sus tiendas de Old Navy en México y 49 millones de provisión por deterioro de existencias, habría tenido un beneficio neto de 30 millones de dólares, según ha explicado a los analistas.
En el acumulado de los seis primeros meses, las ventas caen un 10,6%, hasta 7.334 millones y las pérdidas son de 211 millones, frente a los beneficios de 424 millones de hace un año.
Banana Republic resiste
Por cadenas, las ventas de GAP caen un 10% y las de Old Navy, un 13%, mientras que Banana Republic crece un 9% en facturación y Athleta, un 1%. La divergencia, al igual que en el caso de Abercrombie & Fitch, demuestra que el entorno macroeconómico pesa, pero que con un mismo entorno, los resultados pueden ser muy diferentes.
En Old Navy, la mayor cadena del grupo por ventas, con 2.100 millones en el trimestre, siguen pesando los errores en su gestión de las tallas con el loable propósito de hacer su ropa más inclusiva. En muchas tiendas y diseños, era muy fácil encontrar tallas muy grandes o muy pequeñas, pero faltaban las tallas intermedias, las más demandadas. Eso desajustó los mecanismos de aprovisionamiento, la gestión de inventarios (obligando a hacer fuertes descuentos) y la capacidad de respuesta de la compañía. Además, poner tanto el foco de sus campañas, de las tiendas físicas y de la digital en los clientes de tallas grandes ha alejado de la marca a sus clientes habituales.
En GAP, la empresa también cita algunos “desequilibrios” en su oferta que no detalla, a lo que se suma el cierre de tiendas y una mala evolución de los outlets, con lo que el descenso del 10% deja las ventas en 881 millones.
Tanto en Old Navy como en GAP, la empresa hace alusión al impacto de la inflación en los hábitos de consumo, especialmente en las semanas en que la gasolina ha estado más cara. Pero con la misma inflación, las ventas de Banana Republic han crecido un 9%, hasta los 539 millones. Athleta también crece, pero solo un 1%, hasta 344 millones, lo que supone una decepción teniendo en cuenta la agresiva política de aperturas. Las ventas comparables, con las mismas tiendas, caen un 8% en esa enseña. La empresa culpa de esa debilidad a un cambio en las preferencias desde ropa más deportiva hacia ropa para salir o ir al trabajo, pero también a que no han acertado con el surtido.
La caída de las ventas se concentra en Estados Unidos, donde el grupo tiene el 84% de su facturación. La tienda online ha resistido algo mejor que las físicas (con caídas del 6% y el 10%, respectivamente) y supone el 34% de los ingresos. El grupo acaba el trimestre con 3.390 tiendas, solo nueve menos que hace tres meses.
Las cuentas de GAP dejan otras dos señales preocupantes. Pese a la provisión por deterioro, las existencias aún crecen un 37% y pueden obligar a descuentos que erosionen los márgenes. En paralelo, en un año la posición de caja ha pasado de 2.407 a 735 millones, lo que deja un balance mucho menos saneado al futuro consejero delegado, aún por designar.