Los viajeros pospandemia se arman de paciencia
Pasajeros extracomunitarios confirman largas esperas en los aeropuertos de España e internacionales por la súbita demanda de viajes y la falta de personal
Un virus paró el mundo de la noche a la mañana y ahora se quiere volver a la normalidad a la misma velocidad. “Es normal que no estemos preparados”, reflexionaba el pasado viernes Luciano Lentz, brasileño, pasajero del vuelo de American Airlines procedente de Miami que aterrizó en Barcelona con 5 horas de retraso. Lenz se lo tomaba con buen ánimo, en el aeropuerto de El Prat se reencontró con familiares a quienes no veía desde hacía mucho tiempo. Tampoco le quitaron la sonrisa la hora de cola que hizo en el contr...
Un virus paró el mundo de la noche a la mañana y ahora se quiere volver a la normalidad a la misma velocidad. “Es normal que no estemos preparados”, reflexionaba el pasado viernes Luciano Lentz, brasileño, pasajero del vuelo de American Airlines procedente de Miami que aterrizó en Barcelona con 5 horas de retraso. Lenz se lo tomaba con buen ánimo, en el aeropuerto de El Prat se reencontró con familiares a quienes no veía desde hacía mucho tiempo. Tampoco le quitaron la sonrisa la hora de cola que hizo en el control de pasaportes de Miami ni los 45 minutos que tardó en su destino final para que la Policía Nacional le dejara acceder a España.
Poco antes de la llegada del vuelo de American Airlines, aterrizó en El Prat con dos horas de retraso un avión de Vueling procedente del aeropuerto de Gatwick, en el Reino Unido. Los pasajeros británicos solo tuvieron que esperar 10 minutos en los controles de pasaportes. Es cuestión de suerte, opinaba el día antes Ranjit Bhalla, turista londinense que esperaba en El Prat un vuelo para volver a casa. Él y su pareja habían hecho tres días antes, al llegar a Barcelona, una hora de espera en el control de fronteras; otros compatriotas suyos superaron rápido los controles de acceso a España porque lo hicieron justo antes de que desembarcaran vuelos transoceánicos. Lo único que lamentaba Bhalla es que nadie les dio explicaciones.
“Un problema en El Prat es que por la mañana pueden coincidir hasta tres vuelos procedentes de América con uno de Dubai, y solo hay dos policías para chequear pasaportes”, opinaba Anurudmer Duggar, chófer que el viernes esperaba en la puerta de salidas a una pasajera de Miami. Con él departían varios conductores, como Juan, que aseguraba que la semana pasada unos clientes procedentes de Estados Unidos tardaron en salir 2 horas y media. Pasajeros del vuelo de Miami confirmaron que solo vieron dos líneas de control de la Policía abiertas —de una veintena que hay disponibles—. Lentz aseguró que se incorporó un tercero mientras él aguardaba a que le sellaran el pasaporte. Los pasajeros del avión de Vueling que llegó el viernes con dos horas de retraso pasaron poco antes por dos puestos policiales, los mismos que se encontraron los viajeros de Miami pese a ser estos muchos más.
Agentes del sector turístico y aerolíneas como Iberia han advertido de la falta de personal policial en los aeropuertos españoles. El consejo de Ministros del pasado martes comunicó que 500 agentes reforzarán los controles de identidad en los aeropuertos españoles a partir del 20 de junio. De estos, 90 irán a Barcelona y 189, a Barajas, en Madrid. El departamento de comunicación de la Delegación del Gobierno en Cataluña subraya que estas incorporaciones ya estaban previstas desde hacía meses. La Delegación afirma que no se están produciendo colas en los controles de El Prat.
Duggar, Juan y otro conductor, Khazan Singh, sonreían al recordar las declaraciones el día anterior del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, garantizando que no se habían producido escenas de caos ni denuncias por los retrasos en la supervisión de documentos. Iberia denunció esta semana que 15.000 clientes habían perdido vuelos por las esperas desmesuradas en los puntos de control de fronteras. Marlaska afirmó que ni una sola denuncia se había presentado por parte de estos pasajeros. “Claro, a la policía no se quejarán, lo harán a la aerolínea o a su agencia de viajes”, replicaba Juan.
La recuperación del turismo tras los estragos del covid-19 coincide con la entrada de los turistas británicos a España sin ser ciudadanos de la Unión Europea. La obligatoriedad para los nacionales del Reino Unido de pasar por el control de pasaporte de los ciudadanos no comunitarios ha añadido presión para las unidades del cuerpo de policía destinadas a aeropuertos. Para agilizar el trámite de registro, los británicos que acceden a la UE pueden realizar desde hace tres semanas la identificación de identidad en las máquinas automáticas ABC (por las siglas en inglés de Control Automatizado de Frontera).
Las quejas por la falta de agentes en los puntos de control también se extienden a Barajas, donde en las últimas semanas se han repetido protestas por la presencia de pocos agentes pese a la acumulación de pasajeros. La Delegación del Gobierno en Barcelona comenta que los equipos de seguridad de El Prat celebran al empezar la semana una reunión en la que se organizan los horarios y la distribución de unidades según las previsiones de llegadas de aviones.
Colas para todo en Gatwick
La presión sobre el sistema aeroportuario es global. No solo en Miami y Barcelona se experimentan colas, el viernes por la mañana Gatwick era un hervidero de viajeros dispuestos a pasar el fin de semana en destinos turísticos del resto de Europa. En el bar Grain Store se tenían que hacer 45 minutos de cola para poder ser atendido. En una cafetería de la cadena Starbucks, la cola era de 25 minutos. Pese a ello, la mitad de las mesas de los dos establecimientos estaban libres. El problema, aseguraba una empleada de Grain Store, es que no se habían adaptado las plantillas, tras la reducción de personal por la pandemia, a una demanda tan repentina y elevada.
Las colas en Gatwick eran omnipresentes en cualquier situación, incluso para ir al baño. Las aglomeraciones ante la falta de personal son una estampa que se reproduce en todos los grandes aeródromos europeos, pero en el Reino Unido son un problema mayor y que se mantiene sin solución desde el pasado mayo. El 2 de junio, el sindicato GMB, el principal representante de trabajadores del sector aeronáutico británico, pedía a los pasajeros que solo viajaran con equipaje de mano, para evitar la facturación y reducir así trámites que saturen los aeropuertos.
“Desde hace quince años, desde antes de la última crisis económica, que no veía tantos turistas”, decía Fernando Bonifaz, taxista en Barcelona. Bonifaz aseguraba que entre mayo y junio había doblado el número de clientes que llevaba del aeropuerto a la capital catalana. La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, resumió el viernes que el número de visitas turísticas de este verano se prevé casi al nivel previo a la pandemia del coronovarius. La capacidad aérea será del 94% en comparación al verano de 2019, según Maroto.