Hallado ahorcado en su celda el banquero que se fugó a Sudáfrica para evitar la cárcel en Portugal

João Rendeiro, el fundador del liquidado ‘banco de los ricos’, había anunciado que no regresaría a su país, donde tenía pendiente de cumplir tres condenas por varios delitos económicos

João Rendeiro, durante una visita en Sevilla en noviembre de 2005, cuando presidía el Banco Privado Portugués.CHEMA MOYA (EFE)
Lisboa -

Uno de los últimos mensajes de João Rendeiro, el banquero que mejor encarnó el ascenso social en Portugal antes de llegar a ser tan solo uno de los 50 reclusos que se apelotonaban en una celda de la prisión de Westville, en Sudáfrica, fue que jamás regresaría a su país. El deseo se ha cumplido. Rendeiro, de 69 años, fue hallado ahorcado por los funcionarios sudafricanos que se disponían a trasladarle al juzgado para una audiencia, s...

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Uno de los últimos mensajes de João Rendeiro, el banquero que mejor encarnó el ascenso social en Portugal antes de llegar a ser tan solo uno de los 50 reclusos que se apelotonaban en una celda de la prisión de Westville, en Sudáfrica, fue que jamás regresaría a su país. El deseo se ha cumplido. Rendeiro, de 69 años, fue hallado ahorcado por los funcionarios sudafricanos que se disponían a trasladarle al juzgado para una audiencia, según confirmó su abogada a varios medios portugueses. Los detalles iniciales apuntan hacia un suicidio, aunque los responsables de la prisión han abierto una investigación para esclarecer lo ocurrido. La vista para decidir la extradición de Rendeiro a Portugal estaba fijada para junio, pero el próximo viernes 20 de mayo debía celebrarse una sesión preliminar.

El banquero fue detenido en un hotel de lujo en Durbán (Sudáfrica) en diciembre de 2021, tras una huida de casi tres meses para evitar su ingreso en prisión en Portugal, donde tenía tres condenas por fraude fiscal, blanqueo de capitales, abuso de confianza y falsificación de documentos. A pesar de ir acumulando sentencias, que sumaban 19 años y 2 meses de cárcel, Rendeiro había logrado no ingresar en prisión en su país y gozar de una sorprendente permisividad judicial para viajar al extranjero.

Cuando percibió que el riesgo de ingresar en prisión era cercano, el banquero aprovechó una de estas salidas internacionales para fugarse. El 14 de septiembre viajó a Londres con permiso judicial y, cuatro días después, aterrizó en Sudáfrica. Unos días más tarde escribió en su blog Arma Crítica que no pensaba volver a Portugal y que su fuga era un acto de “legítima defensa”. En una posterior entrevista a CNN Portugal, precisó que solo regresaría con un indulto de la presidencia de la República.

Tras su detención en Sudáfrica, Rendeiro había apelado incluso a la Organización de las Naciones Unidas para tratar de conseguir la libertad provisional. En una carta al organismo, su abogada aseguraba que el banquero sufría extorsiones de otros reclusos y que su liberación era “una cuestión de vida o muerte”.

Su final simboliza de forma trágica la extinción de una época de las finanzas portuguesas, marcada por incompetencias y corrupciones. Su trayectoria personal, sin embargo, no tiene nada que ver con la de Ricardo Salgado, el hombre que lo fue todo en el Banco Espíritu Santo y que ahora se enfrenta a la acusación por 65 delitos por el hundimiento del Grupo Espíritu Santo (GES). El fallecimiento de Rendeiro coincide con las audiencias que se están celebrando en Lisboa para decidir sobre la instrucción del caso GES.

Salgado nació en una familia poderosa con un imperio empresarial y financiero en construcción, mientras que Rendeiro era hijo de un zapatero de Campo de Ourique que se formó como economista y logró convertirse en millonario a los 30 años, después de vender al Banco Trotta el fondo de inversión que había creado en 1986. Diez años después fundó el Banco Privado Portugués (BPP) y se dedicó a captar una clientela de grandes patrimonios, de ahí que se le conociese como el banco de los ricos. Ahí comienzan los días de exhibición de músculo: Rendeiro ficha a gente con buenos contactos (en España, entre otros, el exministro Marcelino Oreja Aguirre, el empresario Juan Villar-Mir o el expresidente de Telefónica Cándido Velázquez-Gaztelu) y lleva a la cantante Mariza a dar conciertos ante una clientela exclusiva. “Tiene la manía de las grandezas”, dijo de él su antiguo socio en el BPP y antiguo primer ministro portugués, Francisco Pinto Balsemão.

En diciembre de 2008, el BPP fue intervenido por el Banco de Portugal debido a su estado de insolvencia, con un déficit de 700 millones de euros, y Rendeiro fue apartado de la presidencia. Dos años después, el Banco de Portugal retiró al BPP la licencia para operar. Su antiguo fundador comenzó a acudir a los tribunales por diferentes procesos que desembocaron en una absolución y tres condenas. En uno de ellos fue acusado de desviar, junto a otros directivos, 31 millones de euros del banco para uso personal.

João Rendeiro y su esposa Maria de Jesús da Silva, durante un acto cultural en Miami en 2018.Patrick McMullan (Patrick McMullan via Getty Image)

Tras su caída en desgracia, el banquero, gran coleccionista de arte contemporáneo, escribió varios libros defendiéndose. En el primero de ellos afirmó que dejaría toda su fortuna a la sociedad portuguesa. Rendeiro estaba casado con Maria de Jesús da Silva de Matos, sometida a vigilancia judicial con pulsera electrónica tras descubrirse la desaparición de 12 obras de arte de la pareja de las 124 que habían sido intervenidas por la justicia portuguesa. La esposa del banquero había sido designada responsable de la custodia de los cuadros, que siguieron en la vivienda familiar de Cascais.

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