Inflación y paro
Los precios frenaron su escalada en abril, pero la inflación subyacente registró una fuerte subida, por encima de lo previsto
El INE publicó ayer el IPC adelantado y la Encuesta de Población Activa (EPA). Dos estadísticas importantes el mismo día. La inflación cayó hasta el 8,4%, por debajo del 9,8% del mes anterior, aunque sigue muy elevada. El principal componente inflacionista hasta ahora ha sido la energía y en abril los precios del gas y de la electricidad cayeron. El gas alcanzó un máximo de 200 euros megavatio hora en marzo, tras la invasión de Ucrania y llegó a bajar por...
El INE publicó ayer el IPC adelantado y la Encuesta de Población Activa (EPA). Dos estadísticas importantes el mismo día. La inflación cayó hasta el 8,4%, por debajo del 9,8% del mes anterior, aunque sigue muy elevada. El principal componente inflacionista hasta ahora ha sido la energía y en abril los precios del gas y de la electricidad cayeron. El gas alcanzó un máximo de 200 euros megavatio hora en marzo, tras la invasión de Ucrania y llegó a bajar por debajo de 60 euros en abril. Y ayer, a pesar de la tensión del corte de suministro de gas de Rusia a Polonia y Bulgaria, cerró a 75 euros, muy lejos de los máximos de marzo.
En abril, gracias al viento y las energías renovables hemos tenido algunas horas de electricidad con precios próximo a cero euros. Y la bajada del gas también ha reducido significativamente los picos y el precio medio de abril. La mayor parte de los consumidores tenemos precios fijos de la electricidad y hemos estado protegidos durante el pasado año de la subida y extrema volatilidad de los precios del pool mayorista.
Pero los 10 millones de consumidores en tarifa regulada habrán pagado mucho menos de luz en abril que en marzo. El nuevo tope al gas pactado con Bruselas reducirá la volatilidad, pero los precios de la luz seguirán elevados durante todo el año.
Sin embargo, la inflación subyacente, eliminando energía y alimentos sin elaborar, registró una fuerte subida, muy por encima de lo que anticipaban los modelos de previsión. Los precios de la energía son exógenos y desde España no podemos hacer nada. Pero la inflación subyacente son precios de empresas radicadas en España principalmente y urge parar cuanto antes su dinámica. Hace un año estaba próxima al 0%, en diciembre estaba al 2%. En tan sólo cuatro meses ha subido al 4,4% y sólo en abril casi un punto porcentual.
Los españoles ya sabemos lo que costó en los años ochenta y noventa bajar la inflación al 2%, objetivo de estabilidad de precios. Ahora, dentro del euro tendremos los mismos tipos de interés que los alemanes, por lo que la estabilidad de precios es responsabilidad nuestra. Una inflación tan alta reduce el consumo de las familias, la inversión de las empresas y la creación de empleo. Ayer conocimos los datos de la EPA y, eliminando el efecto estacional, se mantuvo el dinamismo de la creación de empleo de trimestres anteriores.
No obstante, las afiliaciones a la Seguridad Social se han desacelerado intensamente desde diciembre. El Gobierno puede ayudar con una política fiscal prudente que pasa por no aumentar significativamente el déficit público con medidas extraordinarias y debería dar ejemplo de moderación con las subidas de salarios de empleados públicos y de pensiones. Pero son las empresas y los sindicatos los que deben actuar urgentemente para frenar esta espiral. De momento, los salarios crecen moderadamente y la causa de la inflación son los márgenes empresariales. Pero si los sindicatos se suman con subidas intensas de salarios la crisis puede durar años y la sufrirán los parados. Veremos.