Inditex suspende temporalmente la actividad en sus 502 tiendas en Rusia
La compañía comunica que también ha cesado las ventas en el canal online del país. Tendam (Cortefiel, Women’secret) hará lo mismo en sus 50 establecimientos y Tous se suma al cierre de sus comercios
Inditex informó este sábado a la CNMV de que “en las actuales circunstancias no puede garantizar la continuidad de las operaciones y de las condiciones comerciales en la Federación Rusa” y suspende temporalmente su actividad en las 502 tiendas (de las cuales, 86 son de Zara) y en el canal online del país. “Rusia constituye alrededor del 8,5% del EBIT global del grupo. Todas las tiendas operan en régimen de alquiler, por lo que la inversión no es relevante desde el punto de vista financiero”, cita en la comunicación. “Inditex sigue teniendo como prioridad su plantilla de más de 9.000 per...
Inditex informó este sábado a la CNMV de que “en las actuales circunstancias no puede garantizar la continuidad de las operaciones y de las condiciones comerciales en la Federación Rusa” y suspende temporalmente su actividad en las 502 tiendas (de las cuales, 86 son de Zara) y en el canal online del país. “Rusia constituye alrededor del 8,5% del EBIT global del grupo. Todas las tiendas operan en régimen de alquiler, por lo que la inversión no es relevante desde el punto de vista financiero”, cita en la comunicación. “Inditex sigue teniendo como prioridad su plantilla de más de 9.000 personas, con las que va a desarrollar a partir de este momento un plan especial de apoyo”, asegura. Una plantilla que seguirá en nómina de la compañía gallega y para la que están diseñando nuevas medidas organizativas ―cuyos detalles ultiman― mientras las tiendas estén cerradas.
El goteo de salidas o suspensiones de la actividad de grandes empresas en Rusia y Bielorrusia es incesante tras la invasión de Ucrania. Este sábado otro gran grupo textil, Tendam (con marcas como Cortefiel, Pedro del Hierro, Springfield o Women’secret) anunciaba que también hará lo mismo en sus 50 establecimientos del país, que emplean a 400 personas. Y lo mismo ocurrió con Tous, que comunicó que cerraba sus canales de venta electrónicos y los 32 establecimientos que tiene en propiedad en Rusia (donde además hay 23 franquicias), decisión que afectará a unos 200 trabajadores. Mango y H&M tomaron el viernes medidas similares.
En el caso de Inditex, no se trata de una decisión fácil, por lo que supone el mercado ruso para la compañía. Por ejemplo, se trata del segundo país con más tiendas de enseñas del grupo solo por detrás de España. A 31 de octubre, Inditex tenía 527 establecimientos en Rusia (25 más de los que hoy ha reportado), casi un 8% de las 6.657 tiendas que tenía en el mundo a esa fecha. En Bielorrusia había otras 13 y en Ucrania, donde la actividad se ha cercenado por el ataque, 79 más.
Dado este alto nivel de exposición en un mercado que está inmerso en una acción militar que traerá consecuencias y sanciones impredecibles, las Bolsas están castigando con fuerza a Inditex. De hecho, desde el inicio del ataque el jueves de la semana pasada, las acciones de la compañía gallega han caído casi un 17,3%: ha pasado de los 24,61 euros por título con el que cerró el miércoles 23 a los 20,36 euros con los que acabó el viernes. Esto supone una merma en la capitalización bursátil de la compañía de más de 13.000 millones hasta quedarse en unos 63.500 millones de valoración en Bolsa.
En términos económicos, la amplia presencia del grupo textil en Rusia se traduce en una fuente de ingresos importante para Inditex. En 2019, año previo a la pandemia, la firma obtuvo un resultado antes de impuestos en este país de 229 millones, casi el 5% de los 4.681 millones que se anotó en el mundo, según consta en el informe del estado de información no financiera de la empresa textil. Y en Ucrania sumó por esta partida 54 millones de euros. Por impuestos, la compañía pagó 41 millones en el país presidido por Vladímir Putin, mientras que en territorio ucranio desembolsó otros 10 millones.
Todo esto también tiene una repercusión social en estos países, por ejemplo en la generación de empleo. En 2019, el gigante textil tenía en Rusia 10.696 trabajadores (9.119 en 2020 tras el recorte por la crisis del coronavirus), más de un 6% de los que contaba en el mundo. Y en Ucrania había 1.390 empleados en 2019 (1.170 en 2020). Un zarpazo para los trabajadores, que serán los primeros en resentirse tras las decisiones de las empresas occidentales, ya que Inditex se une a una larga lista de firmas que han frenado su actividad en Rusia tras el inicio de la guerra.
Entre las grandes compañías que han parado su negocio en la zona están los dos mayores fabricantes de coches del mundo, el grupo alemán Volkswagen y el japonés Toyota, que lo anunciaron el jueves, y el gigante de la venta de muebles Ikea. Samsung, por su parte, aseguró que no enviará a Rusia, donde es líder en el mercado, más móviles ni tampoco chips. Ya son decenas de empresas las que han dejado de operar en territorio ruso, como Apple, H&M, Disney, Netflix, Volvo, Daimler, Nike y las navieras MSC y Maersk. También las firmas de lujo LVMH (124 tiendas en el país y 3.500 empleados), Hermès (tres puntos de venta físicos en Moscú), y Chanel (seis tiendas en Moscú y una en San Petersburgo) han adoptado medidas similares.
El rechazo a la invasión de Ucrania y las consiguientes sanciones impuestas a Rusia han provocado este éxodo de multinacionales extranjeras. Esto se debe, por un lado, a los efectos que puedan tener las sanciones: la exclusión de algunos bancos rusos del sistema de pagos SWIFT, el cierre del espacio aéreo de la Unión Europea y Canadá, correspondido por Moscú, y el efecto de las penalizaciones internacionales, así como el desplome del rublo. El conflicto, además, empieza a entorpecer la logística de estas firmas.
Eso sí, la decisión de las empresas con actividad en el país es mucho más fácil para las que tienen menos presencia en este mercado. Sin embargo, para otras como Inditex o los supermercados franceses Auchan es mucho más complejo por lo que le puede restar a sus resultados. Pese a ello, el golpe reputacional parece pesar más que lo que les supondría si mantienen su negocio allí, como si no hubiera pasado nada en la última semana.