Las menos horas trabajadas explican que el PIB español no recupere las cifras prepandemia
El Gobierno esgrime los datos de recaudación y ventas de la Agencia Tributaria para defender un crecimiento mayor
Mientras que la recaudación fiscal y el empleo han recuperado los niveles anteriores a la pandemia, el PIB de la economía española todavía no lo ha hecho. El contraste con otras grandes economías que marchan más avanzadas en la recuperación es palmario. El Gobierno y algunos analistas han esgrimido este desacople para argumentar que está habiendo problemas de medición. Los datos de los registros deben tener más peso que los de las encuestas, ha sugerido algún ministro. Fuent...
Mientras que la recaudación fiscal y el empleo han recuperado los niveles anteriores a la pandemia, el PIB de la economía española todavía no lo ha hecho. El contraste con otras grandes economías que marchan más avanzadas en la recuperación es palmario. El Gobierno y algunos analistas han esgrimido este desacople para argumentar que está habiendo problemas de medición. Los datos de los registros deben tener más peso que los de las encuestas, ha sugerido algún ministro. Fuentes gubernamentales aducen que la volatilidad de la pandemia y la dificultad para recabar los datos han podido causar alteraciones en los modelos y, por ende, resultados menos robustos. El Ejecutivo ha organizado un comité con expertos y miembros del INE para tratar de analizar este asunto.
En una reunión que mantuvo con analistas a finales del año pasado, el instituto estadístico dio diversas razones por las que la economía se halla por debajo de las cotas precovid. Entre las principales se encontraba la caída de turistas, que representan un 12% del PIB y cuyo consumo se había reducido un 75% respecto a 2019. La inflación está teniendo un efecto al recortar la capacidad de compra: aunque en euros se consuma más, en volúmenes reales las compras son menores. Y las ventas de coches, que pesan mucho en el consumo de los hogares, están estancadas por los cuellos de botella.
Pese a que el empleo ha restablecido los niveles en número de personas, en horas trabajadas aún no se han alcanzado las cifras anteriores a la covid. Estas se sitúan casi un 4% por debajo. Todavía se contabilizan unos 100.000 trabajadores en ERTE, que cuentan como ocupados, pero no están produciendo o hacen jornadas reducidas, ya sea en la hostelería, el comercio o una industria afectada por parones en el suministro.
Los expertos apuntan además que ha podido producirse un adelantamiento del empleo, en parte por los ERTE: para reabrir, se ha necesitado un número mínimo de trabajadores, por ejemplo en un hotel, aunque las ventas y clientes hayan sido muy inferiores. En consecuencia, estos ocupados estarían siendo menos productivos. Esa sería la hipótesis que sostendría lo que está pasando. Lo cual significaría que en los próximos trimestres debería haber menos aumentos del empleo y más de productividad conforme se vaya normalizando la economía. A pesar de que las rentas de los asalariados están casi recuperadas, el excedente empresarial sigue siendo un 6% inferior al de 2019.
Además, en comparación con la situación prepandemia, en el sector privado hay más autónomos y menos asalariados: la nueva economía de plataformas digitales podría estar fomentando la incorporación de autónomos que trabajen por horas y no a jornadas completas. Puede estar sucediendo que las contrataciones para atender la pandemia en el sector sanitario y educativo estén siendo por días o semanas, rebajando también las horas.
Sin embargo, fuentes de la Administración todavía ven claras lagunas en el diagnóstico del INE. Las ventas que registra la Agencia Tributaria, tanto las diarias como las de grandes empresas hasta noviembre, muestran una robusta escalada del consumo incluso si se resta la inflación. En el cuarto trimestre se aprecia un claro crecimiento frente al decrecimiento que ha calculado el INE. Estas fuentes creen que, a la luz de las ventas, o la productividad es mayor o debe haber más horas trabajadas. Y destacan el comportamiento de la recaudación fiscal: mientras que el PIB incluyendo la inflación crece un 7,2% anual, los ingresos tributarios suben un 15,1%. Fuentes de Hacienda sostienen que es una distancia muy grande que nunca se había dado antes por más que haya inflación o un afloramiento de rentas.