El francés Villeroy de Galhau sucederá al alemán Weidmann en la presidencia del BIS

Francia amplía su cuota de poder en los organismos financieros internacionales al situar al gobernador de su banco central al frente del ente que coordina la acción de los institutos emisores de todo el mundo

François Villeroy de Galhau, en la reunión de banqueros centrales del G7 celebrada en Chantilly en julio de 2019.Pascal Rossignol (Reuters)

El consejo de administración del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés) ha elegido este jueves al gobernador del Banco de Francia, François Villeroy de Galhau, como nuevo presidente en sustitución del alemán Jens Weidmann, que acaba de dejar su cargo al frente del Bundesbank. Su mandato comienza con efectos inmediatos y tiene una duración de tres años.

El nombramiento de Villeroy de Galhau (Estrasburgo, 62 años) aumentará aún más la cuota de poder francesa en los principales organismos internacionales: ya conta...

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El consejo de administración del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés) ha elegido este jueves al gobernador del Banco de Francia, François Villeroy de Galhau, como nuevo presidente en sustitución del alemán Jens Weidmann, que acaba de dejar su cargo al frente del Bundesbank. Su mandato comienza con efectos inmediatos y tiene una duración de tres años.

El nombramiento de Villeroy de Galhau (Estrasburgo, 62 años) aumentará aún más la cuota de poder francesa en los principales organismos internacionales: ya contaba, entre otros, con Christine Lagarde al frente del Banco Central Europeo (BCE); con Laurence Boone como economista jefa de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE, el think tank de los países ricos); y pronto tendrá también a Pierre-Olivier Gourinchas como jefe del poderoso departamento de Estudios del Fondo Monetario Internacional (FMI), cargo para el que ha sido nombrado esta misma semana. Emmanuel Macron tendrá, así, la posibilidad de vender a los electores un peso mucho mayor de su país en algunos de los organismos económicos más potentes en la escena internacional de cara a los comicios de abril.

Villeroy de Galhau es un viejo conocido en la arena económica europea. Cabeza visible del banco central francés desde septiembre de 2015, cuando fue propuesto para el cargo por el entonces presidente de la República, el socialista François Hollande, acaba de ser reelegido hace tres meses por el centrista Macron para un segundo mandato de seis años. Su aterrizaje en el Banco de Francia no estuvo exento de polémica, después de que casi 150 economistas rechazasen su nombramiento por su pasado como número dos de BNP Paribas, la mayor entidad financiera de la eurozona por activos. Su principal competidor en esa carrera fue, paradógicamente, Benoît Coeuré, hasta ahora director del centro de innovación del BIS y que acaba de ser elegido como nuevo presidente de la Autoridad de la Competencia de Francia.

Con el paso de los años, sin embargo, Villeroy de Galhau se ha ido forjando una mejor imagen en el mundo financiero y académico. En 2019, de hecho, su nombre ya sonó con fuerza para sustituir a Mario Draghi —hoy primer ministro italiano— al frente del BCE, una carrera en la que acabó imponiéndose su compatriota Lagarde a pesar de su perfil eminentemente político y su inexperiencia en política monetaria, una credencial con la que sí contaba el nuevo presidente del BIS. Egresado de la Escuela Nacional de Administración, cuna académica de las élites políticas y económicas francesas, antes de llegar a BNP Paribas y al banco central pasó por el Tesoro, fue asesor de cabecera para asuntos europeos del ministro de Finanzas y posterior primer ministro socialista Pierre Bérégovoy, ejerció de jefe de gabinete de dos titulares de Economía también socialistas —Dominique Strauss-Kahn y Christian Sautter— y fue director general de Tributos en el Gobierno de Lionel Jospin.

Sin ser ni mucho menos un heterodoxo, la aproximación ideológica del banquero central francés supone un giro respecto a la de su predecesor en el coordinador de los bancos centrales, Weidmann, uno de los mascarones de proa del ordoliberalismo, líder de facto de los halcones europeos en los últimos tiempos y firme defensor de la ortodoxia monetaria en el consejo de gobierno del BCE en la era Draghi, con quien chocó en varias ocasiones. Villeroy de Galhau siempre salió en defensa del italiano.

Las atribuciones del francés en el BIS, que compatibilizará con su cargo al frente del segundo instituto emisor más importante de la eurozona —tras el Bundesbank—, pasan por liderar la “dirección estratégica y política” del organismo con sede en Basilea (Suiza), cuyo manejo compete al consejo de administración. La gran mayoría de funciones ejecutivas y el día a día seguirán en manos del director general, el mexicano Agustín Carstens, que acaba de renovar su mandato. El máximo órgano de gobierno del BIS cuenta con 18 miembros, 12 de ellos rotatorios y los seis restantes —los máximos responsables de los bancos centrales de Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania, Francia, Italia y Bélgica— de carácter permanente.

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